Era indudable que el llegar al duelo frente al Barcelona con 13 puntos en doce jornadas era equivalente a afrontar el duelo de la despedida de Piqué con los deberes hechos por parte de los nuestros en el primer tercio de campaña.

Eso debía permitir disputar el partido ante el conjunto de Xavi con tranquilidad y con la ambición de intentar la hombrada ante el mejor local de la categoría. No se consiguió, pero los 13 puntos que los almerienses tienen en su zurrón les permiten mantenerse fuera del descenso y en buena posición en la clasificación.

El partido, presentado como la fiesta del adiós al central campeón del mundo, era tan importante para los locales como para los nuestros. El Barça necesitaba los tres puntos para dormir como primeros y seguir pegados a su eterno rival si estos vencen en Vallecas.

Para el Almería sumar hubiera sido altamente positivo en todos los órdenes, pero no hacerlo no debe tener influencia negativa alguna de cara al futuro. El Almería de Rubi firmó en el Camp Nou su sexta derrota como visitante, lo que hace que los indálicos sigan sin superar esta asignatura.