Se abre el debate, ¿el pan tumaca es realmente de origen catalán?
Algunos informes sitúan su origen en zonas rurales en las que se untaba el tomate para conseguir ablandar el pan duro

Pan, tomate y aceite, usado en muchas zonas rurales.
Indudablemente el ‘Pa amb Tomàquet’ está considerado como un alimento típicamente catalán, así es reconocido dentro y fuera de aquella comunidad, pero surgien voces que apuntan a que el origen de ese alimento no está precisamente en Cataluña y sí en la zona del sureste español, lo que ha generado en algunos casos agrios debates entre defensores y los detractores.
Algunas teorías sobre el origen del que se conoce popularmente como ‘pan tumaca’ indican que su origen en Cataluña se remonta a los primeros años del pasado Siglo XX, cuando el hambre en el sur impulsó a miles de personas y familias enteras a buscar al norte nuevos horizontes para sus vidas, y uno de esos destinos fue precisamente Cataluña, empeñada entonces en grandes proyectos que precisaban para swu desarrollo abundante mano de obra sin especializar.
La emigración
Así llegaron a la región, y en especial a Barcelona muchos emigrantes almerienses y murcianos que, además de sus pobres equipajes, habrían trasladado también la costumbre de comer el pan untado con tomate y aceite (posteriormente se les uniría a los ingredientes el jamón, cuando la situación económica del emigrante mejoraba).
Según esos cronistas, la costumbre de untar el pan con tomate procedería de los cortijos en los que no se amasaba el pan todos los días, sino una o dos veces en semana a la sumo. Con el paso de los días ese pan se volvía cada vez más seco y más duro y la forma de consumirlo era reblandecerlo.
Para el pan duro
Descartada el agua, se adoptó la costumbre de restregar por el pan duro unos tomates de las huertas, abundantes en la zona de Almería y Murcia, también en Granada. Los que podían disponer de más medios le añadían un buen chorreón de aceite de oliva.
De esa forma lo que era difícil de comer se ablandaba y además presentaba un sabor excelente. Esa teoría del origen del pan tumaca apunta a que muchos de los trabajadores que acudieron en los primeros años del pasado siglo llevaron la costumbre, y en particular se extendió su uso y consumo entre los que trabajaron en las obras del metro de Barcelona, entre ellos murcianos y almerienses, que cada día se llevaban al tajo un buen trozo de pan, unos tomates y una botella con aceite. Así disponían de un alimento sano, bueno de comer y de bajo coste.
Los catalanistas ilustrados defienden que se trata de una costumbre catalana de finales del Siglo XIX o principios del XX, apoyada en la doctrina católica que consideraba pecado tirar el pan, por duro que estuviera. Así que puestos a no pecar, y a aprovechar los alimentos, empezaron a frotarlo con pan para reblandecerlo y hacerlo apetitoso.