Un recorrido por los invernaderos inteligentes de Almería

El proyecto Internet of Food and Farm tiene en Almería el escenario para desarrollar la tecnología de datos de la agricultura intensiva. El invernadero es así uno de los ejes centrales de las acciones que se llevan a cabo dentro del proyecto por los investigadores pertenecientes al equipo de coordinación de la Universidad de Almería.

El desarrollo de la agricultura ‘inteligente’ está basado en la instalación de sensores y dispositivos que se encargan de medir diferentes aspectos relacionados con el cultivo: humedad, radiación solar, niveles de dióxido de carbono en el aire, la conductividad del agua, los niveles de nitrato potásico, la humedad relativa en el aire o la temperatura en suelo y en el ambiente. 

Invernadero
Las fincas almerienses ya han empezado a generar ‘big data’ gracias al proyecto del Horizonte 2020. Desde hace algunos meses, varios agricultores están instalando dispositivos que midan ciertos factores en el ambiente y en el suelo que influyen en el rendimiento de las cosechas. Uno de estos productores es Daniel, socio de la cooperativa CASI, que está probando distintas tecnologías en las dos fincas que tiene junto a su hermano Jesús ubicadas en Retamar.

Experiencias  
La visita sirve para que el agricultor y Jorge Sánchez intercambien puntos de vista sobre las tecnologías aplicadas. “Este sensor está midiendo mal  la temperatura del suelo, creo que el técnico no lo colocó a la profundidad suficiente en su momento”, afirma Daniel, ávido de extraer toda la utilidad de las nuevas tecnologías en su cultivo.

“¿Has notado si el sensor que mide la temperatura en el aire ha ido mejorando su rendimiento?”, pregunta Jorge. “Sí, digamos que se ha ido calibrando”, confirma el agricultor. Se trata de las primeras experiencias en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la agricultura de Almería y, como es lógico, el desarrollo aún no es total.

Resultados
La instalación de sensores, no obstante, ya permite optimizar los recursos utilizados para el cultivo y maximizar la producción. En este sentido, Daniel explica que “la mayor utilidad se la veo en lo que respecta al agua de riego, donde he conseguido ahorrar más de un 30 por ciento de la factura”, algo que se hace aún más necesario debido a “los precios desorbitados a los que estamos recibiendo el agua en esta zona”.

El investigador Jan van der Blom, responsable de técnicas de cultivo de Coexphal, explica que el ahorro económico no es la única ventaja que ofrecen los dispositivos, sino que “un mejor uso del agua y de los nutrientes también redunda en una mejor producción”. Jorge Sáchez, investigador y profesor universitario, cree que los resultados irán mejorando con el paso del tiempo, aunque advierte de que el precio de la tecnología debe bajar para que se instale en todo el campo.