La dieta vegana como herramienta para luchar contra el cambio climático

Científicos del MIT exponen la fuerte relación entre alimentación, agricultura y medio ambiente

Almacén de una alhóndiga almeriense repleto de frutas y hortalizas.
Almacén de una alhóndiga almeriense repleto de frutas y hortalizas. Agricultura 2000
Agricultura 2000
19:22 • 14 may. 2018

La alimentación de las personas puede tener un gran impacto en los efectos del calentamiento global. La interacción entre los alimentos, el agua y la agricultura en un clima cambiante ha sido el objetivo de un taller de dos días desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del que informa la agencia de noticias Europa Press.



Y es que casi la cuarta parte de todas las emisiones generadas por los seres humanos de gases de efecto invernadero provienen de la agricultura. Qué cultivar, cómo hacerlo y qué consumimos es algo que está ligado directamente con el clima y sus variaciones. En la Universidad más prestigiosa del mundo se han reunido expertos de todo el planeta para debatir, explorar y tratar de aclarar un futuro entrelazado y cómo la elección de los consumidores podría ayudar a paliar el calentamiento global.



Con mensajes claros y directos, Pete Smith, profesor de suelos y cambio global en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, ha destacado que cambiar las opciones dietéticas de la gente, incluso un poco, podría reducir enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero y, potencialmente, hacer que las personas sean más saludables al mismo tiempo. Cambiando a una dieta vegana, por ejemplo, podría reducir las emisiones totales de la agricultura en dos tercios.



Pero medidas mucho menos drásticas también podrían marcar la diferencia, ha dicho: "No requiere opciones binarias: las personas no tienen que volverse vegetarianas o veganas, simplemente pueden comer menos carne". Solo reduciendo el consumo de carne roja podrían reducirse las emisiones en casi un tercio, según Smith.



"Una disminución en el consumo de carne podría tener un impacto absolutamente enorme", ha destacado, al tiempo que ha considerado el efecto positivo en la salud de las personas. "Las dietas que nos benefician en la salud también nos brindan un medio ambiente más saludable y son más sostenibles", ha agregado el experto, según recoge un informe publicado por el MIT, que recoge OTR/PRESS.



Asimismo, el profesor ha recordado que hay esfuerzos pendientes a la hora de implementar medidas que gestionen la demanda de alimentos. En este sentido, Smith ha resaltado que reducir aproximadamente un tercio todos los alimentos que se desperdician a nivel mundial --ya sea que se desechen o se echen a perder--, podría disminuir significativamente las necesidades de tierra, mano de obra, agua y energía para producir ese alimento.



Efectos dramáticos sobre el clima



Está claro que los cambios en las prácticas agrícolas y en los gustos, necesidades y demandas de la creciente población del planeta pueden tener efectos potencialmente dramáticos sobre el clima. Los detalles importantes de esos impactos potenciales también requieren de mucho más estudio, han destacado los expertos.


De lo que ya hay pocas dudas es de que un clima cambiante en la Tierra tendrá un impacto en la agricultura de todo el mundo. Puede que los rendimientos aumenten en unas zonas y disminuyan en otras, que las regiones varíen completamente sus cultivos para adaptarse a las crecientes temperaturas.


Todos los modelos climáticos globales muestran un aumento general de las temperaturas superficiales en las próximas décadas. Todos los modelos a escala regional revelan un riesgo de altas pérdidas agrícolas como resultado. Pero proyectar las futuras fluctuaciones regionales de las lluvias y la respuesta de los sistemas de cultivos específicos al cambio climático es más desafiante, según han puesto en común los expertos reunidos en la prestigiosa universidad de Boston.


John Reilly, codirector del Programa Conjunto del MIT sobre Ciencia y Política de Cambio Global y profesor de Sloan School of Management del Instituto, ha dicho en la sesión de apertura que "aún queda mucho trabajo por hacer" para desentrañar la compleja red de interacciones en este área. "Debemos ser cautos al pensar en lo que sabemos. Todavía es un campo joven".


En este sentido, el subdirector del Centro de Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente de la Universidad de Stanford, David Lobell, ha revelado que los estudios sobre el cambio climático y la agricultura suelen centrarse en los cambios proyectados de las precipitaciones, pero en realidad es el aumento de la temperatura lo que tiene mayor efecto en los cultivos.


Además, mientras que los agricultores y analistas económicos tienden a centrarse en el aumento del rendimiento de los cultivos, se presta menos atención al hecho de que a medida que aumenta la producción el valor nutricional del producto puede disminuir significativamente en proteínas, vitaminas y micronutrientes, ha dicho Lobell.


Los métodos de cultivo también pueden afectar al clima. Por ejemplo, el riego termina añadiendo más humedad en el aire, lo que puede causar que esas áreas se calienten menos de lo que lo harían de otra manera, ha manifestado el profesor de Stanford.


"Resolver problemas de la sociedad que requieren un profundo conocimiento de la ciencia es el tipo de cosas que le gusta hacer al MIT", ha señalado la vicepresidenta de investigación de la entidad. El taller ha estado organizado por el Laboratorio Mundial de Seguridad Alimentaria y Alimentaria Abdul Latif Jameel (J-WAFS) en el MIT, bajo el título: "Cambio climático, agricultura, agua y seguridad alimentaria: lo que sabemos y lo que no sabemos".


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