La presentación ayer en Bruselas de las estrategias “De la granja a la mesa” y la “Biodiversidad en el Horizonte 2030” supone una grave amenaza y una honda preocupación para todo el campo andaluz que se ha visto obligado a reaccionar ante el intento, por parte de las más altas instancias comunitarias, de maniatar y limitar el desarrollo del sector agrario más innovador y productivo al que se quiere privar del empleo, de los nutrientes y las medicinas necesarias para garantizar la salud de los animales y los cultivos y limitar la producción y las ayudas al sector ganadero.
Así se lo ha trasladado hoy Ricardo Serra al presidente de Junta de Andalucía, Juanma Moreno, a quien ASAJA-Andalucía ha pedido que se oponga frontalmente a estas dos propuestas de la Comisión que preside Ursula Von Der Layen y que se han redactado en contra de los agricultores y ganaderos europeos, entre los que nos encontramos los andaluces.
Tal como explica en su carta el presidente de ASAJA-Andalucía, Ricardo Serra, “estas dos estrategias contempladas en el marco del Pacto Verde Europeo plantean que al menos un 25% del total de la superficie agraria de la Unión Europea sea ecológica para el año 2030, que el 10% de las tierras agrarias se destinen a elementos no productivos, que el uso de abonos se reduzca en un 20%, que el uso de fitosanitarios se recorte en un 50%, así como que se abra la posibilidad de incrementar hasta un 30% las zonas incluidas en Red Natura 2000, con las limitaciones que de ello se derivan para la actividad agrícola y ganadera”.
En estos documentos se culpa al sector agrario, y en especial a la ganadería, de la emisión de gases de efecto invernadero (emisiones que como hemos podido comprobar durante el parón obligado del confinamiento se deben a la actividad de otros sectores), sin hacer mención en ellos al papel crucial que desempeña la ganadería para el mantenimiento de los pastos, verdaderos sumideros de carbono y, por tanto, reductores de esas emisiones. Profundizando aún más en el caso del sector ganadero, uno de los más afectados por la crisis actual, se plantea reducir el consumo de carne ligándolo malintencionadamente y sin rigor alguno, a una mayor incidencia de enfermedades y a un mayor impacto ambiental. Se propone una revisión de campañas de los programas de promoción de carne y productos cárnicos, e incluso una limitación de las ayudas asociadas a los sectores ganaderos productores de carne en el marco de la PAC.
Ambas estrategias, aún en fase de debate, fueron presentadas en ausencia del comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, que pese a ser el responsable máximo de la agricultura, la ganadería y el desarrollo rural de la Unión Europea no estuvo en la rueda de prensa que dirigió ayer en Bruselas el vicepresidente de la CE y máximo responsable del Pacto Verde Europeo, el holandés Frans Timmermans y en la que participaron la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, y el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius.
Trabas, cortapisas y condicionantes a la agricultura y la ganadería
Estos dos documentos, gestados en la etapa pre-COVID-19 con el objetivo de perseverar en el desarme de los agricultores y ganaderos y en su conversión en los jardineros de Europa, constituyen un cúmulo de despropósitos que se traduce en más trabas, cortapisas y condicionantes al sector agrario, reduciendo con ello nuestra autonomía alimentaria e incrementando la dependencia de los ciudadanos europeos de las producciones de terceros países.
El presidente de ASAJA-Andalucía recuerda también en su carta que “en los últimos tres meses, marcados por la profunda crisis del COVID-19, el sector agrario aparcó sus reivindicaciones y estuvo con el resto de la cadena agroalimentaria, junto con la Sanidad, el Transporte y las Fuerzas Armadas y de Orden Público en auténtica “primera línea” ofreciendo de forma diaria y continuada alimentos sanos, seguros, de calidad y en cantidad suficiente para dar tranquilidad a nuestros conciudadanos y para contribuir a mantener la serenidad, al menos alimentaria, de una población confinada en sus domicilios”.
Por tanto, continúa Serra, “si algo ha quedado demostrado durante la pandemia ha sido que la salud y la alimentación de la población europea no pueden estar en manos de terceros países. Los sectores estratégicos no deben deslocalizarse. Al menos así lo han entendido millones de habitantes y decenas de líderes europeos, que han respirado mucho más tranquilos al comprobar que, gracias a la PAC y al esfuerzo y el tesón de sus agricultores y ganaderos, las estanterías de los supermercados se mantenían bien surtidas”.
Por todo ello, ASAJA-Andalucía insta al presidente de la Junta de Andalucía a situarse al frente de la defensa del sector agrario andaluz y pide al resto de fuerzas y partidos políticos que planten batalla en defensa de nuestra agricultura, nuestra ganadería y nuestro modelo productivo, creador de riqueza y empleo y motor de la economía rural y el desarrollo regional.
En los próximos días, ASAJA-Andalucía trasladará esta petición al resto de grupos políticos con representación en el Parlamento de Andalucía y a las diputaciones provinciales. Puesto que “si la CE persiste en estas propuestas sin sentido y contra toda lógica, y nadie la frena, la respuesta que daría el sector agrario ante una situación similar a la vivida con el COVID-19 se vería muy mermada, arriesgando con ello la autonomía, y la independencia alimentaria de la propia Unión Europea”.
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