La Junta de Andalucía, bajo la coordinación de la Consejería de Salud y Familias y la colaboración de las consejerías de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo y la de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, ha mantenido una reunión con representantes del sector agroalimentario para consensuar una normativa específica ante el inminente inicio de las campañas de recolección en el campo andaluz, previa a su aprobación por el Consejo de Gobierno.
El Gobierno andaluz tiene muy avanzada una orden específica dirigida a los titulares de las explotaciones agrícolas y ganaderas que contratan temporeros para las distintas campañas de recolección con el objetivo de extremar las precauciones y lograr un campo seguro y libre de COVID-19.
Esta orden se sumará a la Guía de recomendaciones editada a finales de julio por la Consejería de Salud y que ha sido muy bien acogida por Asaja, COAG, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, UPA y Coexphal. Estas organizaciones han tenido la ocasión de conocer los detalles, realizar sus aportaciones y analizar la fórmula más efectiva con la que articular esta batería de medidas, que luego se han de llevar a la práctica, entre las que se está sopesando incluir una declaración responsable a los titulares de las explotaciones para el seguimiento y control del personal contratado.
Por parte de la Consejería de Salud y Familias ha estado presente el director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Junta de Andalucía, José María de Torres.
Carmen Crespo ha explicado que el Gobierno andaluz pretende dar “un paso más” para garantizar la seguridad de los trabajadores temporales que llegan a la comunidad. “El campo no ha parado en ningún momento y ha ayudado a abastecer a medio mundo siguiendo estrictamente los protocolos sanitarios. Ahora, además, durante la recuperación va a ser colchón de la crisis y desde las administraciones debemos seguir ayudándolo”, ha agregado.
"Las campañas agrícolas están muy cercanas en el tiempo y tenemos que conseguir que los niveles de seguridad sean los máximos y que en el caso de que se detecten contagios de COVID-19 todos los protocolos estén activados para facilitar la mejor reacción y rastreo. Queremos garantizar que la recolección se realiza con la máxima normalidad", ha continuado afirmando la consejera de Agricultura.
En la Guía de recomendaciones ya publicada se especifican la pautas a seguir por los temporeros para garantizar que el COVID-19 no se propague. Entre ellas están los principios básicos de prevención, es decir, la prevención personal, la limitación de contactos, la limpieza y ventilación y, por último, la gestión de los casos.
Al tiempo, se recomienda que cada explotación elabore un Plan de Contingencia frente al Covid-19. Este plan contemplará todas las medidas que deban ser tomadas en los diferentes escenarios posibles y deberá prever la existencia continua de los materiales necesarios para su ejecución. Además, establecerá la coordinación con los responsables de los alojamientos comunes, de albergues o de residencias temporales y con las administraciones locales o empresas de contratación de trabajo temporal.
Creación de cuadrillas estables
Como medida primordial establecida en la Guía, se incluye un seguimiento de los temporeros para garantizar un movimiento seguro, estableciendo, si es preciso, periodos de cuarentena. También se fija la utilización de guantes y mascarillas en la recolección y, en caso de que no sea factible, el distanciamiento interpersonal y tratar en la medida de las posibilidades de fijar cuadrillas encargadas de seguir en todo momento las pautas marcadas por la Consejería de Salud.
A la hora de elaborar las medidas preventivas, entre otros puntos, el titular de la explotación debe limitar las cadenas de transmisión. Por ello, es necesario partir de las cuadrillas como un grupo de trabajo estable sobre las que pivotarían las medidas preventivas. Sus integrantes deben estar físicamente separados tanto como sea posible y los grupos no deben mezclarse entre sí. Sobre estas cuadrillas pivotarán las medidas preventivas. Las plantillas no deben mezclarse entre sí y además serán coincidentes con grupos estables de alojamiento durante la campaña.
Además de todo ello, la Guía pone especial atención en los desplazamientos, en las entradas y salidas de la explotación, en el desarrollo del trabajo y en los alojamientos. Fijación de turnos, restricción de visitas, limpieza y desinfección o cartelería informativa son también importantes medidas a tener en cuenta.
Gestión de sospechas y casos de COVID-19
Cuando se sospeche o se detecten casos de COVID-19, la Guía recomienda que el titular de la explotación incluya en el plan un registro con la relación de trabajadores contratados y la cuadrilla a la que pertenece así como su unidad de alojamiento. También que se facilite la solicitud de atención sanitaria como desplazados.
En el plan de contingencia de la explotación se definirán los protocolos para iniciar el proceso de detección, aislamiento y control sin demora en el caso de que un trabajador presente síntomas. El propietario tendrá un registro con la relación de trabajadores y es importante que se recomiende y facilite la solicitud de atención sanitaria como desplazados, tanto si se proviene de otra provincia de Andalucía, de otra comunidad o de otro país, para tener un centro de salud asignado y un acceso a atención primaria.
Si una persona presenta síntomas de COVID-19 en los alojamientos no acudirá a la explotación hasta no contar con una valoración médica que lo permita, permaneciendo en todo momento aislada. Tampoco acudirán los trabajadores en cuarentena o que sean casos confirmados, que también se aislarán. Finalmente, se recomienda que una vez valorado como caso sospechoso se inicie la identificación de las personas con las que han convivido.
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