Uno de cada cuatro agricultores andaluces de regadío cuenta ya con sensores y dispositivos digitales para optimizar el uso del agua en sus cultivos. Un dato que, como puso de manifiesto el asesor técnico del proyecto CIT y gerente de Aquamática, Julio Frías, refleja la buena acogida que tienen las nuevas tecnologías aplicadas al riego. El único modelo de cultivo que permite mantener más o menos estable la productividad en regiones mediterráneas como Andalucía, sujetas a largos periodos de ausencia de precipitaciones.
Este ha sido uno de los datos que se ha escuchado hoy en la Jornada sobre modernización y optimización del riego que ha organizado hoy ASAJA-Sevilla para dar a conocer las conclusiones del Grupo Operativo sobre el Control Inteligente de Termografía (CIT) y en la que se ha puesto de manifiesto el enorme esfuerzo inversor de los agricultores andaluces para modernizar sus cultivos de riego, que ha llevado a que 8 de cada 10 hectáreas de regadío andaluz se riegue ya por goteo.
A lo largo de los dos últimos años, el proyecto CIT ha profundizado en la búsqueda de la gestión óptima del agua de riego a través de un sistema automatizado que evite la lixiviación de abonos, mejore la eficiencia energética, analice la distribución del riego, detecte las plantas estresadas y las anomalías.
En el proyecto, liderado por ASAJA-Sevilla, han participado el CSIC-IRNAS, la empresa 258INNOVA24, la Comunidad de Regantes del Valle Inferior del Guadalquivir y ASAJA-Andalucía.
En la inauguración de la jornada, la delegada Institucional del CSIC en Andalucía y Extremadura, Margarita Paneque, puso el acento en el carácter esencial de la actividad agraria y en su dependencia de los factores climatológicos. Se trata de una actividad muy condicionada por el cambio climático y el carácter variable y errático de las precipitaciones, por lo que “es fundamental que el agricultor cuente con herramientas y aplicaciones que le ayuden a gestionar mejor ese bien escaso que es el agua.”
En este aspecto profundizó también el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra, quien describió las principales actuaciones del proyecto y lamentó la situación crítica en la que se encuentra hoy la cuenca del Guadalquivir, con los embalses por debajo del 30% de su capacidad, unos niveles muy preocupantes de cara a la próxima campaña de riego.
Ricardo Serra, como agricultor y regante compartió el interés de los agricultores por todas las nuevas tecnologías aplicadas al campo que mejoren la productividad, puesto que como recordó “sin productividad, no hay negocio agrario y sin negocio agrario desaparece la actividad en el campo”.
Por su parte, el director del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, José Enrique Fernández, centró la primera parte de su intervención en la exposición de la agricultura intensiva sostenible, aquella que garantiza la rentabilidad, la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el paisaje junto al bienestar socioeconómico de la comunidad rural; e instó al agricultor a centrarse en un modelo de agricultura que compagine la búsqueda de la rentabilidad a medio y largo plazo y la aceptación social de su actividad.
Para responder a la cuestión central de su ponencia: ¿Cómo puede el agricultor utilizar un bien escaso como el agua para sacarle el mayor partido? José Enrique Fernández recordó que en la era de la Agricultura 4.0 se abarantan los costes y se multiplican las herramientas de sensorización y digitalización del campo, lo que permite que el agricultor tenga más fácil el acceso a datos agronómicos precisos para mejorar su tarea de evaluación económica continua en la búsqueda de las decisiones más correctas.
El riego deficitario, una necesidad
En este escenario de innovación tecnológica y agricultura sostenible es en el que se enmarca el riego de precisión, que es aquel en el que no se riega toda la finca por igual, sino en el que cada planta recibe el agua justa en el momento adecuado. Para lograr este objetivo, el agricultor debe conocer a la perfección su parcela y su cultivo y contar además con el apoyo de las nuevas tecnologías para obtener este conocimiento.
Pese a que la información no siempre es fácil de interpretar, y pese a que aún hay algunas tecnologías con un precio elevado, José Enrique sostiene que “no hay que tener miedo a la sensorización y digitalización del campo”.
Por su parte, el investigador titular del IFAPA, Iván Francisco García, expuso los aspectos más destacables de la aplicación de la termografía y de los infrarojos a la gestión sostenible de los recursos hídricos y la programación de riegos.
Esta es precisamente una de las tecnologías que más se han potenciado en el Grupo Operativo CIT. El desarrollo tecnológico implementado supone un gran avance en el proceso de acercamiento al cultivo y ayuda a conocer, en tiempo real, las respuestas fisiológicas del cultivo para tomar y corregir decisiones.
Tanto José Enrique como Iván Francisco García y Julio Frías, se centran en el riego deficitario, dado que lo habitual en el campo es que los productores no dispongan de un recurso ilimitado, por lo que el desarrollo de estas estratégicas no es una cuestión caprichosa. Al agricultor no le queda otra alternativa. Es una cuestión de necesidad.
El asesor técnico del proyecto CIT y gerente de Aquamática, Julio Frías, explicó el funcionamiento de la cámara termográfica de medición que se ha utilizado en las fincas del proyecto y que mediante la toma de fotos termográficas del arbolado y un algoritmo de filtrado, permite interpretar la situación hídrica precisa de cada uno de los árboles de la parcela.
La jornada contó también con las intervenciones del subdirector de Producción Agraria de la Consejería de Agricultura, Manuel León, quien expuso la nueva línea de ayudas a inversiones en las explotaciones agrarias, y del director general de la producción Agraria, Manuel Gómez, que instó a los agricultores a dirigirse a los servicios técnicos de las organizaciones agrarias para tramitar estas ayudas que pueden solicitar hasta el 4 de enero.
Por último, Julio Frías resumió las “prestaciones” que debe exigir el agricultor de las nuevas herramientas tecnológicas, y desatacó que “deben ser de fácil manejo e interpretación de datos y permitir la integración con otros sistemas, porque el objetivo debe ser la integración de todos los sistemas en una única plataforma que no demande mucho tiempo al agricultor y le de respuestas claras y directas”.
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