Efectos de las altas temperaturas en las plagas agrícolas

Las temperaturas extremas pueden ser tanto una amenaza como una oportunidad

La RAIF ha publicado recientemente un informe detallando cómo las altas temperaturas influyen en las plagas de los cultivos
La RAIF ha publicado recientemente un informe detallando cómo las altas temperaturas influyen en las plagas de los cultivos Agricultura 2000
María José Salmerón
12:01 • 05 ago. 2024

La Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) ha publicado recientemente un informe detallando cómo las altas temperaturas influyen en las plagas de los cultivos. La temperatura se destaca como el factor climático de mayor impacto en el desarrollo de las plagas, actuando de dos maneras principales: reduciendo sus poblaciones o acelerando su desarrollo.






Reducción de poblaciones de plagas



Las temperaturas extremas pueden causar una alta mortalidad en las plagas durante sus diversos estadios de desarrollo (huevo, pupa, larva, ninfa, crisálida o adulto). Por ejemplo, en el cultivo del arroz, los niveles de pulgones (Schizaphis graminum, Sitobion avenae, Rhopalosiphum padi y Sipha maydis) y la piricularia (Pyricularia oryzae) pueden disminuir significativamente, deteniéndose el desarrollo de esta última a temperaturas superiores a 38ºC.



Las puestas y larvas neonatas de lepidópteros como las rosquillas (Spodoptera spp. y Mythimna spp.) perecen bajo temperaturas elevadas.



En el cultivo de algodón, las altas temperaturas también son beneficiosas para combatir ciertas plagas. Los pulgones (Aphis spp.) y lepidópteros (gardama, heliotis, earias, gusano rosado) sufren alta mortalidad, afectando principalmente las puestas y las larvas en sus primeros estados de desarrollo.



Para los cítricos, las formas vivas de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) y el piojo rojo de California (Aonidiella aurantii) reducen su viabilidad a temperaturas extremas superiores a 38ºC, al igual que algunos géneros de ácaros fitófagos.


  • Temperaturas superiores a 31ºC aumentan la tasa de mortandad de ninfas de pulgones, y por encima de 34ºC cesa la reproducción de estos insectos.
  • El minador (Phyllocnistis citrella) presenta una alta mortalidad larvaria a temperaturas mayores a 35,5ºC.



En el olivar, las temperaturas superiores a 30ºC limitan el desarrollo de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), reduciendo la viabilidad de los huevos y las larvas pequeñas.

A temperaturas mayores de 34-35ºC mueren los huevos, y a más de 36ºC las pupas, mientras que los adultos no sobreviven a temperaturas superiores a 40ºC.


En cultivos subtropicales como mango y aguacate, las altas temperaturas ralentizan el ciclo del ácaro cristalino (Oligonichus perseae), disminuyendo el riesgo de daños por quemaduras del sol en los frutos.

Los niveles de pulgones en mango tienden a descender con temperaturas superiores a 35ºC.


Aceleración del desarrollo de plagas

Sin embargo, las altas temperaturas también pueden favorecer el desarrollo de ciertas plagas y malas hierbas.

  • El crecimiento de las malas hierbas se acelera, incrementando su desarrollo vegetativo y el número de emergencias.
  • En algodón, la araña roja (Tetranychus urticae) ve acelerado su desarrollo a temperaturas entre 30ºC y 40ºC.
  • En vid, temperaturas superiores a 30ºC y ambientes secos provocan una alta mortalidad de huevos de la polilla del racimo (Lobesia botrana).


Este  informe de la RAIF resalta que las temperaturas extremas pueden ser tanto una amenaza como una oportunidad para manejar las plagas agrícolas de manera efectiva.


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