El abanico de Feria, de la lucha contra el calor a una tradición

Fue en el año 1991 cuando se decide por parte del Ayuntamiento de Almería iniciar el reparto de los abanicos de Feria. Desde entonces los almerienses hacen cola p

Mª Carmen posando con su colección de abanicos de Feria. Lleva desde el año 2003.
Mª Carmen posando con su colección de abanicos de Feria. Lleva desde el año 2003.
Lola González
01:00 • 25 ago. 2016

H ace calor. Eso es lo primero que pienso cada mañana cuando con los lunares puestos me dispongo a ir a la Feria. Y es que celebrar una semana grande en agosto tiene eso, que el calor sin duda es lo que marca su desarrollo y para mitigarlo tenemos que echar mano siempre de un abanico.




Supongo que algo así debía pasarle a Fernando Martínez siendo alcalde de Almería y decidió que para paliar el calor qué mejor que hacerlo desde el propio Ayuntamiento. Nació así una de las tradiciones de la  época moderna de la Feria de Almería, coleccionar los abanicos.




Los primeros abanicos, de pasta blanca con pequeños motivos almerienses como la Alcazaba, la silueta de las casas de algunos barrios de la ciudad, soles de Portocarrero o la Fuente de los Peces, tenían más intención de hacer más llevadero el calor que de ser coleccionables aunque ya había quien los guardaba como oro en paño.




Me contaba hace unas semanas Alfredo Salvador, insigne jefe de Protocolo del Ayuntamiento y miembro de la Comisión de Fiestas de entonces, que “las monjitas acudían por la ventanilla pequeña cada año a recoger sus abanicos”. Se convirtieron en todo un  acontecimiento social.  Llegaron así las largas colas para coger el abanico y el programa de feria.




Abanicos que han pasado de ser de pasta a ser de madera, con colores, con representaciones del cartel, y hasta con volantes de los trajes de faralaes, pero con el mismo éxito.




Unas colas que siempre me han despertado una mezcla entre ternura y sorpresa. Ternura porque son muchas las personas mayores que pasan su tiempo esperando bajo el Lorenzo llegar hasta el quiosco o en el caso de este año, llevar la cuenta de su turno en la serpiente multicolor en la Plaza Vieja.




Entre los que esperan es fácil encontrar a la familia Fernández, la de mi compañero de LA VOZ, también aficionados. Pero quien está seguro, a pesar de que pasa desapercibida, es Mª Carmen Sebastián, una de las coleccionistas de abanicos de Feria. Tiene todos desde principios de este siglo y tiene claro que “los mejores son los de madera, son más bonitos y aguantan más tiempo” y eso que ella los guarda con primor porque  usarlos no está en sus planes.




Dicen que los abanicos tienen hasta su propio lenguaje, que los amantes de antaño los usaban para darse mensajes de amor. Teniendo claro que hoy estos mensajes son por whatsapp, lo cierto es que siguen estando de moda.



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