Cuando Justo Martínez decidió en 1920 abrir su primera juguetería,
prácticamente acababa de finalizar la Primera Guerra Mundial y en
España reinaba Alfonso XIII. Pese al convulso contexto político y
económico, decidió dedicarse a repartir felicidad y no tardó en
vender sus primeros juguetes, por aquel entonces caballos de madera y
precarias muñecas, entre otros. Lo que difícilmente imaginaría es
que, la labor que él acababa de comenzar, se seguiría manteniendo
durante más de cien años.
Llegaron
acontecimientos históricos como la II República, la Guerra Civil,
la Segunda Guerra Mundial, la llegada a la Luna… Ahí siguió,
inalterable, repartiendo felicidad a familias de todo el Valle del
Almanzora y más allá. A menudo,
solemos denominar como ‘históricos’ grandes acontecimientos como
los mencionados pero sin duda, el establecimiento que el próximo 1 de septiembre
bajará por última vez la persiana formará parte, para siempre, de la
intrahistoria de Albox y del Almanzora y, por supuesto, de los
recuerdos más felices de miles de personas que a lo largo de este
siglo han cruzado la puerta de Justo Martínez o, en los últimos tiempos, de Híper Ocio.
La razón es obvia y
se ha convertido en un motivo omnipresente al hablar del cierre de
negocios históricos. El cada vez más aplastante dominio de las
ventas digitales sobre las que se realizan en tiendas físicas. En
este caso, la gota que colmó el vaso vino camuflada en lo que
parecía un simple pedido digital de los habituales; pero significaba
mucho más.
“El día que me di
cuenta fue cuando a un cliente de toda la vida, que vive a unos 500
metros de la tienda, le vendí un juguete por Amazon. Fue un ‘shock’
para mí”, reconoce Antonio Martínez pese a que a ellos el auge de
las compras online no les ha cogido precisamente por sorpresa. “Llevamos mucho
años dedicándonos también a la ventas digitales y vemos cómo
crecen cada mes y cómo las físicas caen”, explica el gerente para
dejar claro que esta “no es una decisión tomada de la noche a la
mañana” pero que, aún así, para él “supone un trauma”.
Los mayores del
lugar conocerán este negocio como “la tienda de Justo Martínez”,
su abuelo. Pero el mayor logro, quizás, no ha sido que esta tienda
haya llegado hasta su cuarta generación ni que se hayan ganado
durante más de cien años el respeto y el cariño de sus vecinos.
Estas son, más bien, las consecuencias de haber asumido la
filosofía bajo la que, un día, alguien apostó a comienzos del
pasado siglo por abrir una tienda de juguetes.
“Mi abuelo nos
transmitió a todos que hay que ser honrado. Si de algo me he
enorgullecido es que nadie podrás jamás decir que le hemos engañado
en nuestra tienda”, recuerda Antonio, antes de reiterar que
“siempre he dicho que soy la tienda de Justo Martínez, que era mi
abuelo”.
Eso sí, el sabor
amargo que acompaña a toda despedida (aunque no lo es del todo, ya
que seguirá ofreciendo sus servicios y productos online) se ha visto
paliado, al menos en parte, por los cientos de mensajes de apoyo,
entre los que no faltan recuerdos de infancias pasadas que se remontan varias décadas atrás en el tiempo.
“Es como cuando se
muere alguien”, bromea Antonio, quizás recordando a esas personas
que llevamos tiempo sin ver y que aparecen cuando se trata de un
episodio lúgubre, algo que guarda ciertas semejanzas con lo ocurrido
tras este ‘adiós’. Sin embargo, el
gerente aclara que está “muy orgulloso de la clientela que hemos
mantenido durante todos estos años” y adelanta que “les vamos a
seguir atendiendo, ya sea por email, por whatsapp… por el medio que
sea”.
Eso sí, los
albojenses más pequeños ya no sabrán lo que es crecer recorriendo con la
boca abierta, cada vez que es posible lo largo de los años, pasillos llenos de juguetes
que en realidad significaban mucho más. De la muñeca a la
bicicleta, del Playmobil a las videoconsolas. Cambios generacionales
e incluso de épocas históricas representados en forma de juguete.
Los padres tampoco podrán agarrarse a ese salvavidas que significó
Híper Ocio en situaciones que bien podrían haber traumatizado
también a más de un niño. “Tengo la costumbre de avisar de que
quien tenga una urgencia el día 25 de diciembre o el 6 de enero, que
me llame. Ver venir a los niños y su cara cuando les dices que Papá
Noel se confundió y dejó esto para ti…”, recuerda emocionado
Antonio que, como buen periodista resume estas cientos de anécdotas
en una frase. “Es que vendíamos
juguetes y vender juguetes es vender felicidad, aunque pueda sonar
cursi”.
Así, a partir del 1
de septiembre, Hiper Ocio ya no será un lugar al que acudir en un
coche lleno de ilusiones o dando un paseo cada vez más acelerado a
sabiendas de que nos vamos a encontrar con un sueño (a veces solo
una necesidad) hecho realidad. Lo podremos hacer por medio de la
pantalla del móvil. No será lo mismo pero, al menos, el legado
continuará abierto, ahora a disposición de todo el planeta.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/11/pequealmeria/279297/adios-a-una-de-las-primeras-jugueterias-de-almeria-tras-mas-de-100-anos-de-vida