Adiós a una de las primeras jugueterías de Almería tras más de 100 años de vida

El auge de la compra online hace que el histórico comercio se centre ahora en la venta digital

Responsables y empleados de la tienda de Justo Martínez junto a familiares hacia 1925.
Responsables y empleados de la tienda de Justo Martínez junto a familiares hacia 1925. La Voz
Guillermo Mirón
11:06 • 26 ago. 2024

Cuando Justo Martínez decidió en 1920 abrir su primera juguetería, prácticamente acababa de finalizar la Primera Guerra Mundial y en España reinaba Alfonso XIII. Pese al convulso contexto político y económico, decidió dedicarse a repartir felicidad y no tardó en vender sus primeros juguetes, por aquel entonces caballos de madera y precarias muñecas, entre otros. Lo que difícilmente imaginaría es que, la labor que él acababa de comenzar, se seguiría manteniendo durante más de cien años.

Llegaron acontecimientos históricos como la II República, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, la llegada a la Luna… Ahí siguió, inalterable, repartiendo felicidad a familias de todo el Valle del Almanzora y más allá. A menudo, solemos denominar como ‘históricos’ grandes acontecimientos como los mencionados pero sin duda, el establecimiento que el próximo 1 de septiembre bajará por última vez la persiana formará parte, para siempre, de la intrahistoria de Albox y del Almanzora y, por supuesto, de los recuerdos más felices de miles de personas que a lo largo de este siglo han cruzado la puerta de Justo Martínez o, en los últimos tiempos, de Híper Ocio.

La razón es obvia y se ha convertido en un motivo omnipresente al hablar del cierre de negocios históricos. El cada vez más aplastante dominio de las ventas digitales sobre las que se realizan en tiendas físicas. En este caso, la gota que colmó el vaso vino camuflada en lo que parecía un simple pedido digital de los habituales; pero significaba mucho más.






“El día que me di cuenta fue cuando a un cliente de toda la vida, que vive a unos 500 metros de la tienda, le vendí un juguete por Amazon. Fue un ‘shock’ para mí”, reconoce Antonio Martínez pese a que a ellos el auge de las compras online no les ha cogido precisamente por sorpresa. “Llevamos mucho años dedicándonos también a la ventas digitales y vemos cómo crecen cada mes y cómo las físicas caen”, explica el gerente para dejar claro que esta “no es una decisión tomada de la noche a la mañana” pero que, aún así, para él “supone un trauma”.

Los mayores del lugar conocerán este negocio como “la tienda de Justo Martínez”, su abuelo. Pero el mayor logro, quizás, no ha sido que esta tienda haya llegado hasta su cuarta generación ni que se hayan ganado durante más de cien años el respeto y el cariño de sus vecinos. Estas son, más bien, las consecuencias de haber asumido la filosofía bajo la que, un día, alguien apostó a comienzos del pasado siglo por abrir una tienda de juguetes.

“Mi abuelo nos transmitió a todos que hay que ser honrado. Si de algo me he enorgullecido es que nadie podrás jamás decir que le hemos engañado en nuestra tienda”, recuerda Antonio, antes de reiterar que “siempre he dicho que soy la tienda de Justo Martínez, que era mi abuelo”.

Eso sí, el sabor amargo que acompaña a toda despedida (aunque no lo es del todo, ya que seguirá ofreciendo sus servicios y productos online) se ha visto paliado, al menos en parte, por los cientos de mensajes de apoyo, entre los que no faltan recuerdos de infancias pasadas que se remontan varias décadas atrás en el tiempo.






“Es como cuando se muere alguien”, bromea Antonio, quizás recordando a esas personas que llevamos tiempo sin ver y que aparecen cuando se trata de un episodio lúgubre, algo que guarda ciertas semejanzas con lo ocurrido tras este ‘adiós’. Sin embargo, el gerente aclara que está “muy orgulloso de la clientela que hemos mantenido durante todos estos años” y adelanta que “les vamos a seguir atendiendo, ya sea por email, por whatsapp… por el medio que sea”.

Eso sí, los albojenses más pequeños ya no sabrán lo que es crecer recorriendo con la boca abierta, cada vez que es posible lo largo de los años, pasillos llenos de juguetes que en realidad significaban mucho más. De la muñeca a la bicicleta, del Playmobil a las videoconsolas. Cambios generacionales e incluso de épocas históricas representados en forma de juguete.

Los padres tampoco podrán agarrarse a ese salvavidas que significó Híper Ocio en situaciones que bien podrían haber traumatizado también a más de un niño. “Tengo la costumbre de avisar de que quien tenga una urgencia el día 25 de diciembre o el 6 de enero, que me llame. Ver venir a los niños y su cara cuando les dices que Papá Noel se confundió y dejó esto para ti…”, recuerda emocionado Antonio que, como buen periodista resume estas cientos de anécdotas en una frase. “Es que vendíamos juguetes y vender juguetes es vender felicidad, aunque pueda sonar cursi”.

Así, a partir del 1 de septiembre, Hiper Ocio ya no será un lugar al que acudir en un coche lleno de ilusiones o dando un paseo cada vez más acelerado a sabiendas de que nos vamos a encontrar con un sueño (a veces solo una necesidad) hecho realidad. Lo podremos hacer por medio de la pantalla del móvil. No será lo mismo pero, al menos, el legado continuará abierto, ahora a disposición de todo el planeta.





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