De niño ya destacaba como uno de los alumnos más brillantes del Instituto de Almería. En el curso de 1923 aparecía en la lista de los mejores junto a Emilio Pérez Manzuco, que después sería alcalde de la ciudad, y a Juan Jaramillo Benavente, reconocido maestro de escuela. Los tres alcanzaron la máxima nota posible en asignaturas tan complicadas como álgebra y trigonometría. Juan Soriano destacaba también en aquellos años por su facilidad para la asignatura de Francés.Tras sus brillantes años como estudiante, en junio de 1931 terminó la carrera de Odontología en Madrid, donde llegó a formar parte de la escuela de odontólogos, primero como alumno interno y después como profesor. En 1932 regresó a Almería para montar su consulta en el número uno de la calle de Granada, convirtiéndose desde entonces en uno de los dentistas más importantes de la ciudad.
Fueron años de intenso trabajo y de grandes cambios en su vida. En el otoño de 1935 contrajo matrimonio con Rosario Martínez de los Reyes, hija del comandante de carabineros don Rafael Martínez Sansón. En mayo de 1936 afrontó las oposiciones en Madrid, ganándolas con brillantez junto a otros nombres ilustres de la medicina local como los oculistas Antonio Fornieles Ulibarri y Carlos Vasserot, y el otorrino don José Esteban Navarro. Unos días después de este éxito académico, el entonces presidente del Colegio de Médicos de Almería, don Miguel García Algarra, organizó un banquete en los salones de la Venta Eritaña para homenajear a los médicos que acaban de aprobar los exámenes de oposición.
Aquel brillante camino de juventud se truncó durante la guerra civil, un período en el que siguió trabajando. En enero de 1937 aparecía una noticia en la prensa local que confirmaba que el doctor seguía activo: “Con destino a la instalación del Hospital Militar que se ha de crear para atender a los heridos y enfermos procedentes de los distintos frentes de este subsector, el odontólogo don Juan Soriano Romera ha donado la cantidad de 300 pesetas, importe de la confección de una dentadura a un miliciano que la perdió en el frente de batalla”.
Cuando terminó la guerra civil recuperó la plena actividad de su consulta de la calle de Granada y siguió vinculado a actividades religiosas, llegando a ejercer el cargo de presidente de la Junta Diocesana de Acción Católica, vinculado a la iglesia de San Sebastián. También recuperó su afición por el fútbol. Don Juan era un apasionado del Athletic de Bilbao y en los años treinta estuvo ligado como directivo al Recreativo de Almería, del que llegó a ser vicepresidente de la mano de su amigo Vicente Navarro Gay.También tuvo algunos escarceos políticos, formando parte de la corporación municipal desde junio de 1947, tras ser nombrado alcalde don Emilio Pérez Manzuco.
Don Juan Soriano Romera llegó a ser, junto a su colega José María Cutillas Gil, el dentista más conocido de la ciudad hasta su fallecimiento, el 19 de enero de 1971.
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