En el año 1967 el empresario Fernando Fernández Campos abrió la perfumería Eva, en la calle de Trajano. Desde sus inicios, el propietario quiso que fuera un establecimiento dinámico donde no sólo se distribuyeran productos de belleza y colonias, sino que también fuera un pequeño laboratorio para las últimas novedades que iban saliendo en el cuidado de la piel. Nada más abrir la tienda, su fundador trajo a Almería a una profesora del instituto Sevein para pasar consulta y hacer un diagnóstico gratuito para modelar el cuerpo. En aquellos inicios la tienda era también droguería y se hacían servicios a domicilio.
La perfumería Eva convivió en la década siguiente con negocios que hicieron historia en la ciudad y que todavía están presentes en el recuerdo de varias generaciones. Uno de aquellos negocios fue el de ‘Pollos San Juan’, que empezó a funcionar en los años setenta, cuando comerse un pollo asado era un gran acontecimiento para muchas familias. Los pollos eran de primera calidad, los traían de Reus y aquí los comercializaban los hermanos López, que regentaban varias barracas en la Plaza. Fueron tiempos de prosperidad; los domingos se formaban largas colas en la puerta y las familias se pasaban a primera hora de la mañana por el asador para encargar sus pollos.
La calle de Trajano era entonces un lugar donde florecieron grandes comercios que llenaban de movimiento sus aceras: el bar Trajano, el bar de Miguel el de las bravas, la cafetería Lauria y la bodeguilla de La Contraviesa, que había empezado a funcionar en los años cincuenta, con la dirección de Antonio del Castillo Lardón y su esposa Ana Martín.
La calle de Trajano fue cambiando su aspecto y sus negocios fueron cambiando de dueños; algunos se quedaron en el camino y otros, los menos, han seguido en pie desafiando el paso de los años. Entre los que han continuado está la perfumería Eva, ahora en manos de Luisa y María Fernández, que llevan media vida ligadas al establecimiento, desde que en la década de los ochenta comenzaron a desarrollar su labor como diplomadas en estética.
También sigue abierta la célebre bodeguilla de la esquina, que desde 1980 dirige María del Pilar Martín Manzano, sobrina de los fundadores. Ha procurado mantener los sabores que heredó de su familia, y sobre todo, la tradición de los vinos y los productos alpujarreños que son el alma del establecimiento.
El tercer negocio de la calle Trajano que se ha mantenido en pie después de varias décadas es el popular bar La Charca, que a mediados de los años setenta abrió sus puertas en el tramo más estrecho de la calle. En aquellos tiempos competía mano a mano con el bar Trajano, que fue uno de los primeros en la ciudad que puso de moda las reuniones de pandillas y la ceremonia alrededor de los litros de cerveza.
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