El Día Mundial de la Salud, que se celebra cada 7 de abril para conmemorar la fecha de la fundación de la Organización Mundial de la Salud, se dedica este año a la depresión, un trastorno que afecta a personas de todas las edades y condiciones sociales. Provoca angustia mental y afecta a la capacidad de quienes la padecen de llevar a cabo incluso las tareas cotidianas más simples, lo que tiene, en ocasiones, efectos nefastos sobre las relaciones con la familia y los amigos y sobre la capacidad de ganarse la vida. En el peor de los casos, la depresión puede provocar el suicidio, que se ha convertido ya en la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Los expertos estiman que la depresión afecta a un 15 por ciento de los hombres y a un 25% de las mujeres. Extrapolando esos datos, eso significa que más de 42.000 hombres y más de 67.000 mujeres en Almería -residentes en las áreas de influencia de los Distritos Sanitarios de Almería y Poniente- sufrirán depresión a lo largo de su vida. Según los datos registrados en la práctica clínica diaria, la tasa de prevalencia en la provincia se sitúa en un cinco por ciento.
El objetivo de la campaña de este año es que un número cada vez mayor de personas que ya padecen este trastorno, pidan y obtengan ayuda. En concreto, se quiere que el público en general esté mejor informado sobre el problema, sus causas y sobre la ayuda de que se dispone para la prevención y tratamiento de la enfermedad. También, que las personas sin tratar pidan ayuda, algo que muchas veces no ocurre, y que los familiares, amigos y colegas de las personas con la enfermedad puedan apoyarlas.
Pero, ¿cómo se diagnostica una depresión? Domingo Díaz del Peral, director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental de Almería, explica que hay algunos aspectos sintomáticos: por ejemplo, una tristeza persistente y la pérdida de interés en actividades con las que habitualmente se disfruta durante, al menos, dos semanas.
Además, las personas con depresión presentan otros síntomas, como pérdida de energía, cambios en el apetito, necesidad de dormir más o menos de lo normal, ansiedad, falta de concentración, indecisión, inquietud, sentimientos de inutilidad o desesperanza y pensamientos de autolesión o suicidio.
El eje de la campaña que hoy se pone en marcha - en el hall del Centro Periférico de Especialidades Bola Azul, profesionales y pacientes informarán sobre esta patología durante toda la mañana-, es la importancia de hablar de la depresión como componente vital de la curación. La “estigmatización” de las enfermedades mentales, dice Díaz del Peral, sigue siendo un obstáculo para que las personas afectadas pidan ayuda.
Luchar contra el estigma
“En muchos ámbitos, se sigue relacionando la depresión con la flojera, con la debilidad. Y no tiene nada que ver, en absoluto. Uno puede ser débil o sentirse débil en un momento de su vida por una serie de circunstancia, pero debe saber que también de ahí se sale y que es necesario pedir ayuda para superarlo”, explica.
Para luchar contra el tabú que, aún hoy, rodea a la enfermedad, hay que hablar de ella. “Es bueno hablar que la persona afectada pida ayuda al profesional médico, pero también lo es que haya una mayor visibilización que nos ayude a eliminar el estigma. De esa manera contribuiremos a que un mayor número de personas reciba ayuda”, apunta este experto. De ahí el lema de la campaña, “Hablemos de la depresión”.
Si el trastorno no se trata, puede impedir que la persona afectada trabaje y participe en la vida familiar. La buena noticia es que se puede prevenir y también tratar de forma eficaz.
Colectivos con más incidencia
La depresión puede afectar a cualquier persona de cualquier estrato social en algún momento de su vida, pero hay tres colectivos en los que la enfermedad tiene especial incidencia: los jóvenes entre 15 a 29 años (los casos de suicidio asociados a depresión son ya la segunda causa de muerte en este grupo de edad), las mujeres en edad fértil, sometidas a la presión de la conciliación familiar y laboral y los varones a partir de los 60 años, cuando son conscientes de la pérdida de facultades y de fuerza física. “La depresión está muy relacionada con nuestra capacidad de resilencia, de sortear los problemas y de afrontarlos”, expone Domingo Díaz del Peral, director de Salud Mental en Almería. El riesgo de padecer este trastorno se ve agravado por la pobreza, el desempleo o acontecimientos vitales como la muerte de un ser querido.
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