Almería se juega su futuro con el tren en el aire y "harta de esperar"

La Mesa del Ferrocarril cambió ayer las movilizaciones callejeras por una jornada de reflexión sobre la situación del transporte ferroviario, sus perspectivas de futuro y la demanda de unos trenes dignos.

Contó para ello con el ex subsecretario de Estado de Infraestructuras, Jesús Miranda Hita, responsable de la ejecución de los túneles de Sorbas y de la planificación completa de los tramos hasta Almería. Resumía su intervención con un lacónico “estoy harto” que ilustraba el cansancio de oír proyectos y calendarios “que ya estaban hechos hace ocho o diez años y sólo había que ejecutar en base a una planificación cerrada.

Volver a empezar
Miranda hizo un repaso de los avances que se dieron hasta 2011 y hasta reveló que el Gobierno de aquella época, el de Rodríguez Zapatero, hizo un ejercicio de realismo y comunicó a la Comisión Europea que el Corredor Mediterráneo estaría concluido en 2020.

No contaban sin embargo con la paralización que se produjo tras el acceso del PP al Gobierno en noviembre de esa año. “Desde entonces han pasado cinco años y medio sin una sola obra adjudicada y ejecutada, echando por tierra la planificación efectuada y, lo que es aún peor, sin que a las alturas en que nos encontramos tengamos claro lo que nos espera, porque los plazos que se están dando, para 2023 o 2024, son imposibles de cumplir con el ritmo actual”.

Esas son las razones que le llevan “a una situación de hartazgo y de cansancio” ante la incertidumbre que no acaba de despejarse. Por eso apela a que los almerienses “levanten la voz y reclamen lo que por derecho les corresponde”. Y destacó el papel de la Mesa del Ferrocarril “porque es el germen de esa voz, un ejemplo de cómo mantener viva la llama de la reivindicación del ferrocarril”.

Confusión 
Cuestiona la maniobra de la confusión en que se ha instalado el Gobierno actual, por ejemplo con la decisión de redactar de nuevo unos contratos “que estaban hechos, debatidos, estudiados y decididos hace ya siete u ocho años”. A su juicio una pérdida de tiempo y, probablemente, de condiciones del futuro ferrocarril de altas prestaciones de Almería.

A su juicio, “habría sido mejor tratar a los almerienses como adultos, contarles la verdad y sentarse con ellos para analizar el futuro, en lugar de dar bandazos y generar más dudas en este proyecto, de sacar conejos de la chistera”.

Inversiones 
A quienes se les llena la boca con promesas les manda el mensaje de que “los compromisos en este tipo de cuestiones no se miden en palabras ni en titulares, sino en millones de euros en inversiones para el desarrollo de los proyectos”.

Para añadir que, desgraciadamente Almería es una provincia acostumbrada a sufrir, “pero no deberíamos aceptar reabrir debates y reiniciar proyectos que estaban ya cerrados; ahí tenemos que levantar la voz”.

Critica que planes como el soterramiento o la conexión con el puerto, con proyectos debatidos y aprobados, estudios encargados y hechos, “estén aparcados, más lejos que nunca, y ni siquiera se esté hablando de ellos”.

Los riesgos
El segundo ponente un economista solvente como David Uclés que puso sobre la mesa la importancia del ferrocarril “porque sin él es difícil que podamos estar en la carrera de los mercados, de la competitividad”. El riesgo es muy alto porque “con la crisis del ladrillo pasamos a ser la provincia con más paro del país, un sector que representaba el 17% del PIB. Una crisis similar en agricultura y turismo, lastrados por la ausencia de comunicaciones, sería mucho más grave porque representan más del 50 por ciento del PIB”.

Las apuestas de futuro están claras en España y en Europa y pasan por la intermodalidad del transporte, la ejecución del Corredor Mediterráneo, la conexión del tren con el puerto y la mejora de la logística “porque la competitividad no es posible sin una buena conectividad”.

A debate
Finalmente una mesa redonda con los periodistas Miguel Cárceles (Ideal), Antonio Fernández (La Voz) y el profesor de historia económica Andrés Sánchez Picón. La receta es clara, Almería necesita engancharse al ferrocarril de alta velocidad, al Corredor Mediterráneo, y que este incluya las mercancías (lo contrario agravaría el déficit con respecto a otras zonas españolas o extranjeras), y que el Gobierno asuma las justas reivindicaciones de una provincia olvidada que está clamando por su tren.