El casco antiguo, la zona que aúna su condición céntrica con la tradición histórica, parece ahogarse en un reloj de arena con las horas contadas. ‘Desertización’ es la palabra que más repiten los comerciantes y vecinos al describir la situación del barrio.
Y, ¿a qué responde tal pesar? Los autóctonos señalan que no se trata únicamente de la crisis económica o de un cambio en el modelo de negocio. El discreto éxodo desde el centro histórico hacia áreas más modernas se relaciona directamente con la propia transformación de Almería.
Nuevos tiempos
El ocio se encuentra hoy más disperso que antes y los centros comerciales van ganado terreno a las tiendas ‘de toda la vida’, que sobreviven a duras penas entre rótulos de ‘se vende’ y de ‘cierre por liquidación’.
Es el caso de ‘Calzados Cuky’, que hoy regenta la hija de José Murcia en la calle San Francisco de Asís. “El nombre viene de mi hermana, a la que llamábamos Cuky, porque a nuestra familia paterna la conocen como la familia de los Cucos”, detalla Isabel Murcia.
Su padre, que antes de abrir la zapatería en el año 82 fue propietario de un bar en Pescadería, considera que “el Paseo está totalmente muerto” y no apoyaría su peatonalización, si esta llegara finalmente a realizarse algún día.
Adiós al ‘todo lleno’
“El Paseo antes tenía un montón de bares de tapas y a las 3 de la mañana en verano estaba todo a rebosar. Venía gente de la provincia porque la verdad es que tampoco había otro sitio al que ir. Hoy pasas y ves en un negocio una persona, en otro dos o tres… Y así”.
“Deberían iluminarlo. A partir de las 20:30, los comercios cierran y ya no hay luz. Está oscuro y da miedo. Hoy no podríamos ir nadie a las 3 de la mañana por ahí porque nos pueden dar un susto o algo peor”, sentencia José.
Almería es una ciudad de reducidas dimensiones “en la que ha habido mucho comercio pequeño y venía todo el mundo de la provincia a comprar a la capital. Sin embargo, ahora hay buenos establecimientos fuera; a veces incluso mejores que los de aquí”.
Envejecimiento
La opinión de Antonio Asensio, dueño de modas ‘Requesí: New Era’, no dista mucho de lo expuesto por José. Su local se encuentra en la misma calle que ‘Cuky’, paralela al Paseo. Recalca la escasez de iluminación y el exceso de suciedad.
Comenta que, en la actualidad, “el casco histórico se caracteriza por una población antigua que no se recicla, un éxito del negocio de restauración y una pérdida del comercio pequeño. Antes estas tiendas eran las que atraían a un 90% de personas de la provincia, que ya no necesitan venir a Almería para comprar”.
“Y no es que no nos renovemos”, indica mientras muestra un letrero con ofertas para el Black Friday (el ‘Viernes Negro’), “es que la gente prefiere los centros comerciales y aquí nos estamos quedando sin armas para combatir eso”.
Una de las bazas que emplearon hace años fue la de sustituir la ropa infantil por la de señora: “Creíamos que teníamos que cambiar el producto, pero no nos dábamos cuenta de que el problema no era específicamente nuestro, sino que era general de la zona”.
El declive “empezó a partir de que construyeron el centro comercial Mediterráneo, allá por el 2000. No realizaron un buen estudio que midiera el impacto comercial que tendría. Los jóvenes empezaron a desplazarse y ya llevamos dos o tres generaciones que, cuando llega el fin de semana, desconectan del centro y van a buscar el ocio a aquella zona”.
Por etapas
Antonio explica que, “cuando un barrio se viene abajo, lo primero que se desubica es el comercio. Luego los vecinos se quedan solos y después ya no hay nada”.
“Por eso queríamos que se abriera un centro de ocio aquí. Presentamos un proyecto para que se construyera una zona de ocio en el Mercado Central cuando se rehabilitó, para que conseguir atraer a la gente joven”, añade.
“Almería es la única ciudad de Andalucía en la que no funciona el centro. A nivel político, no hay un organigrama de lo que se quiere en un futuro, sino que se han ido modificando las cosas a golpe de ocurrencia y, en mi opinión, la mayoría de ellas se ha hecho de forma desacertada”.
“Y aquí estamos aún cerca del Paseo. Más hacia el casco antiguo ya no hay comercios y ojito que no te roben. O sea, la inseguridad por bandera”.
Afluencia
Felipe del Águila, de las tiendas ‘Eres’ (dedicada a la ropa formal de caballero) y ‘Clam Joven’ (para prendas más casuales), coincide con José y con Antonio.
Apunta que en ocasiones acude a sus locales alguna clienta o algún cliente ex profeso y no porque pasase por el lugar, pero que este hecho se produce con una frecuencia cada vez menor. “Hay dos noches en las que pasan miles de personas por estas calles: la Noche en Blanco y la Noche en Negro. Lo que ocurre es que van más bien a los bares”.
“La época del año en la que más vendemos es en primavera-verano, el momento de las comuniones y las bodas, de primeros de febrero a finales de septiembre o mediados de octubre”, especifica Felipe. Sin embargo, las ‘vacas flacas’ hacen estragos en los cuatro meses restantes.
“La restauración funciona mejor que nuestras tiendas porque son negocios de barrio. No necesitan tanto que venga gente de la provincia porque con los vecinos ya pueden vivir”, comenta.
En otro comercio de la calle Concepción Arenal, señalan que “noviembre es históricamente un mal mes para todos”, aunque también “depende del tipo de producto”.
En cualquier caso, “la crisis se sigue notando por cómo compra la gente, fijándose bastante en el precio, buscando lo barato. Y, por otro lado, muchos de los que viven en La Vega de Acá o Cortijo Grande se van directamente al centro comercial. Oímos muy a menudo eso de ‘pues si es que yo no vengo casi al centro’ entre nuestros clientes”, aseguran.
“Una buena zona”
“Estamos en una buena zona en la que hay más o menos tránsito y a la que acude mucho turismo, pero en Almería tenemos costumbres distintas a las de otros sitios. Cuando viene gente de Madrid, por ejemplo, se extrañan de que cerremos un sábado. Muchos comercios cierran porque no les merece la pena abrir; esto está muerto el fin de semana”.
“En la Noche en Blanco y la Noche en Negro apenas se vende, aunque estén pensadas para favorecer al centro, porque si la gente sale a la calle disfrazada o para ver museos no va con el ánimo de meterse en las tiendas. Por lo que, al final, no nos viene tan bien como parece”, sostienen.
Gran deterioro del tejido comercial
En palabras de Antonio, “el tejido comercial de los cascos históricos se configura poco a poco. Cada uno ha ido ocupando el lugar que le ha dejado el público, que es el que manda”. “Cuando ese tejido comercial, que está ya muy deteriorado, se acabe rompiendo totalmente, será imposible recuperarlo”. A su juicio, “el centro comercial crea un tejido de establecimientos que es ficticio”.
Además, los locales ‘de toda la vida’ son también referencias para ubicarse: sirven para quedar en un punto determinado o para saber por dónde doblar en una calle. “Es el caso de ‘Calzados La Noche’, por ejemplo: una referencia que ya se va a perder porque cierran”, afirma.
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