La Mesa teme la supresión de trenes durante el soterramiento del Puche

La Mesa del Ferrocarril de Almería ha hecho balance del último año y, salvo por algunos proyectos que están en marcha o a punto de estarlo, no ha dudado en calificar de “calamitosa” la situación ferroviaria en que se encuentra la provincia.

La mejor prueba de ello son los datos y estos reflejan que en los últimos 14 años se han alargado los tiempos de viaje notablemente. En el caso de la conexión Almería Sevilla se hacía en 2003 en 4 horas 50 minutos y en la actualidad en 5 horas y 43 minutos en el mejor de los casos, 53 minutos más.

En el trayecto Almería-Granada hace 14 años se tardaba 1 hora y 56 minutos, mientras que ahora ese tiempo ha aumentado a 2 horas y 21 minutos, es decir 25 minutos más.

Los agravios
El problema radica en que mientras las conexiones ferroviarias de la provincia no sólo no han mejorado, sino que han empeorado sus prestaciones, en provincias próximas como Murcia o Granada dispondrán ya este mismo año de nuevas conexiones con trenes de alta velocidad y otras mejoras que incrementarán la sensación de ‘isla ferroviaria’ que padece la provincia de Almería.

El portavoz de la Mesa, José Carlos Tejada, explicaba ayer que no todo han sido noticias negativas este último año; proyectos como la disposición de trenes adaptados para personas con discapacidad, la puesta en marcha del proyecto para rehabilitar la vieja estación del tren o el plan para el soterramiento del paso a nivel de El Puche son hechos positivos que han venido a animar el panorama desolador que se presenta en otros ámbitos, sobre todo en la mejora de la línea convencional o en la reanudación de las obras del trazado de alta velocidad con el levante, ese Corredor Mediterráneo que cumple seis años parado.

El análisis  
La actividad de la Mesa en el ejercicio 2017 ha traido consigo, según su portavoz, algunos hechos que les anima a seguir adelante, entre ellos la buena respuesta obtenida de los ciudadanos, que han respaldado la mayor parte de las movilizaciones y actos realizados, o la recuperación de la interlocución con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, con el que mantuvo una reunión el pasado mes de noviembre para restablecer el contacto.

Se mantiene la actitud crítica, no obstante, ante la “raquítica inversión” recogida en los Presupuestos Generales del Estado de los tres últimos años, una situación que puede prolongarse al menos un año más si se prorrogan los Presupuestos para 2018, “lo que haría que los proyectos que están sobre la mesa se conviertan en humo nuevamente”.

Insistencia  
La Mesa asegura que mantiene el nivel de exigencia tanto en lo que se refiere a las mejoras que se propusieron para la línea convencional, incluyendo el cambiador de ancho de vía o la electrificación, como en la construcción del trazado de alta velocidad con el levante.

Insiste en reclamar la doble vía, porque es la manera de garantizar el futuro de una línea que debe dar respuestas a los retos del futuro, como en plantear la necesidad de un soterramiento integral en la capital, incluyendo en ello el acceso de ferrocarril al puerto, el único de interés general en el país, junto al de Motril, que no dispone de una conexión ferroviaria.

Preocupación  
Para los representantes del sector ferroviario de la Mesa hay una serie de cuestiones que no deberían ser soslayadas si se pretende mejorar el servicio ferroviario. Una de ellas la necesidad de mantener la estación en la capital durante las obras de soterramiento de El Puche, en lugar de trasladar el servicio a la de Huércal, “que lleva cuarenta años cerrada, sin luz, sin accesos y sin servicios”. La gran duda es si, una vez en marcha el proyecto, se mantendrán los servicios ferroviarios “porque ya han surgido voces que hablan de suspender los trenes de Almería mientras duren esas obras”.

Pero sin duda la mayor de las preocupaciones es la que se refiere al estado actual de las vías desde Moreda hacia el sur. Juan Tapia, del sector ferroviario de UGT, señala que el deterioro es de tal magnitud que está provocando dudas y temores entre los usuarios y los propios trabajadores: “si no se abordan actuaciones urgentes, cualquier días podemos tener un serio disgusto porque los trenes cada vez han de ir más despacio ante la irregularidad y la carencia de seguridad de los convoyes”.