La obesidad no es un problema menor. Son muchos los científicos que empiezan a calificarla como la plaga del siglo XXI. Un estudio de “The Lancet” señala que en el mundo hay cerca de 1.500 millones de adultos con sobrepeso, y 500 millones más son obesos. En México el 70% de su población adulta tiene sobrepeso. En España, tampoco el problema es ajeno. Se aprecia una tendencia creciente del número de personas que padecen esta enfermedad. Nuestro país ocupa el triste honor de ser el segundo país de Europa con más casos de obesidad y sobrepeso, por detrás del Reino Unido.
La Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO) asegura que la prevención en España no ha sido suficiente para frenar los casos de obesidad, por lo que es necesario hacer campañas y políticas para frenar esta problemática. Un 60,9% de la población española tiene un índice de masa corporal (IMC) de entre 25 y más de 30, lo cual se traduce en graves problemas de obesidad y sobrepeso. A este ritmo, en 2030 el 80% de los españoles tendrán problemas de exceso de peso.
No hay ningún sector de la población española, ni por edad, ni por profesión ni por género, que viva ajeno al problema de la obesidad. El pasado día 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional y de la Hispanidad, la Legión española, una de las fuerzas militares más prestigiosas del Ejército de España, desfiló con la brillantez que le caracteriza. Pero lo fornido del cuerpo de sus miembros y su veloz marcha (160 pasos por minuto) no ocultaron que algunos de ellos excedían, aparentemente, el peso normal.
Fondones
“La legión tiene al enemigo dentro”, empieza a decirse ahora. Algunos de sus miembros empiezan a estar fondones y lucen michelines, algo que no casa con el credo legionario, cuyo espíritu de marcha proclama que “jamás dirá que está cansado hasta caer reventado” y que su cuerpo será “el más veloz y resistente”. “La Brileg (Brigada de la Legión) se halla inmersa en una situación que demanda una serie de medidas para paliar el sobrepeso entre su personal”, reconoce el cuartel general de la unidad en un documento al que ha tenido acceso “El País”. Según este diario, la reacción al problema ha sido mediante la elaboración de lo que se conoce como “Plan IMC”. El IMC (índice de Masa Corporal) es, como se sabe, una fórmula matemática que asocia la masa y la talla del cuerpo de una persona.
La primera fase del plan es de concienciación. La obesidad es un problema de salud, pero también un deterioro de la imagen del legionario. “Una adecuada presencia y preparación física, así como un estado de salud adecuado, son exigencias del militar que han de ser desarrolladas en su grado máximo por la Legión”, advierte el citado informe que ha conocido “El País”.
Todos los efectivos de la Brigada de la Legión con base en Viator deben someterse a un reconocimiento médico que determine su IMC. Los que tengan un índice superior a 27, calificados como con sobrepeso, se incluirán en un plan de seguimiento en el que, además de ofrecerles pautas de alimentación, se les podrán exigir la realización de electrocardiograma, analítica de sangre y prueba de esfuerzo, así como un programa específico de educación física. El plan no hace diferencia por sexos. A los legionarios cuyo índice oscile entre 27 y 30 (que están en sobrepeso) se les hará un seguimiento anual. A los que están en obesidad leve (30-35) el seguimiento se les efectuará semestralmente, y a los obesos (más de 35 de IMC), trimestral. La inclusión forzosa en el programa contempla la no participación en paradas militares, desfiles de Semana Santa, juras de bandera o charlas.
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