Aqualia declara la guerra a las toallitas por los atascos causados

Los datos son concluyentes: en el último año Aqualia ha gastado así 200.000 euros en el mantenimiento de las infraestructuras del Servicio Municipal de Aguas de Almería por culpa de los problemas que generan las toallitas húmedas que se arrojan al inodoro.

Aqualia, como el resto de empresas de la Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamientos de Andalucía, ha emprendido una campaña para llegar a los ciudadanos y pedirles que no tiren al váter estas toallitas por los daños que generan y el alto coste que supone para las empresas y también para los usuarios.

Averías y costes
Sólo en el último año las toallitas húmedas y otros residuos como compresas, bastoncillos o preservativos, han obligado a sacar con un camión-pluma hasta 72 de las bombas que impulsan el agua sucia hacia la depuradora para proceder a su reparación o limpieza debido a atascos, roturas y desatascos por la cantidad de toallitas.

La brigada encargada del camión de saneamiento tuvo que actuar en 110 ocasiones para limpiar los bombeos llenos de toallitas que impedían so correcto funcionamiento. Se retiraron también de las depuradoras y del emisario de Costacabana cerca de un millón de kilos de residuos, más de la mitad de los cuales eran toallitas húmedas arrojadas a los inodoros.

Los atranques
La red de alcantarillado de la ciudad se vio seriamente afectada por este tipo de residuo y, sólo en 2017, los servicios de Aqualia atendió más de 300 atranques de la red general y limpió 2.416 acometidas de saneamiento, lo que se traduce en 3.266 horas de trabajo del camión y los operarios, dos diarios, sólo para atender los atascos por las toallitas.

Con todos estos trabajos se extrajeron de los diferentes sistemas de la red casi 600.000 kilos de residuos generados por las temidas toallitas húmedas, cuyo uso se ha extendido con rapidez entre los ciudadanos en los últimos años y mantiene un ritmo creciente de aumento.

Un problema
A la vista de los datos del último año desde Aqualia se ha iniciado una campaña bautizada ‘Stop Toallitas’ que trata de concienciar a los almerienses sobre los problemas que genera arrojar este tipo de producto por el inodoro. Se trata de un residuo que no se descompone en contacto con el agua, como sí ocurre con la celulosa del papel higiénico.

El tejido del que están hechas se va acumulando con otros residuos similares en la red, donde aumentan de tamaño hasta el punto de provocar atascos en las conducciones, en las estaciones de impulsión o en las bombas. Según Aqualia, esto multiplica las retenciones en las redes de saneamiento, malos olores y salidas de aguas fecales a la vía pública, originando problemas a los vecinos.

La batalla  
Las empresas que se dedican a fabricar o gestionar estos elementos, como los fabricantes de bombas de impulsión, reconocen esta problemática y luchan contra ella incorporando nuevos sistemas antiatasco, “pero en la mayoría de los casos no son suficientes”, dice Aqualia.

El problema es grave y afecta en realidad a todos los sistemas de alcantarillado o de depuración de la provincia. Según la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas las toallitas que se tiran en el inodoro incrementan entre cuatro y seis euros por persona y año los costes de mantenimiento, tratamiento y depuración de las aguas residuales. En una provincia como Almería, en la que residen unas 700.000 personas, el coste total podría alcanzar cada año los tres millones de euros de coste económico.

Para Aqualia el problema se solucionaría, o al menos disminuiría de una forma significativa, si los ciudadanos colaboran y evitan deshacerse de las toallitas arrojándolas al váter. Ello supondría un ahorro sustancial en la gestión de las aguas residuales.