Los 12 días que han quebrado la vida de Ángel y Patricia

Ambos, sumidos en la incertidumbre, piden que el esfuerzo en la búsqueda no decaiga

Patricia y Ángel, los padres del pequeño Gabriel Cruz Ramírez, el pasado viernes, rotos de dolor en la concentración por su hijo.
Patricia y Ángel, los padres del pequeño Gabriel Cruz Ramírez, el pasado viernes, rotos de dolor en la concentración por su hijo.
Rosa Ortiz
19:57 • 10 mar. 2018

Hace doce días, la vida de Patricia y Ángel, hasta entonces padres divorciados con un hijo de 8 años en común, quedó anclada en un punto muerto.




La desaparición del niño, que sigue en paradero desconocido, les mantiene sumidos en la incertidumbre, algo muy duro de soportar, una bomba atómica que afecta a las relaciones entre la propia familia.




Comprensibles son sus sentimientos contradictorios: por una parte, agradeciendo la labor de efectivos y voluntarios; por otra, pidiendo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se impliquen “un poquito más” en la búsqueda del menor, como el viernes hicieron en la concentración que reunió a más de 8.000 personas.




A lo largo de estos días, han pasado muchas cosas. Por ejemplo, ha habido quien, de forma despreciable, ha intentado lucrarse del dolor de la familia. Ángel Cruz ofreció al día siguiente de desaparecer Gabriel una recompensa de 10.000 euros para quien tuviera noticias del niño. Tanto él como la madre recibieron llamadas de videntes y falsos detectives que la Guardia Civil zanjó de inmediato. Ambos habían cometido el error de poner sus teléfonos personales en los carteles de búsqueda.




El caso ha tenido desde el principio una enorme difusión en redes, un aspecto que facilita la labor a los investigadores porque Internet es una caja de resonancia que permite llegar a cualquier sitio. La imagen de Gabriel se ha difundido por países de todo el mundo: internautas de Estados Unidos, México, Argentina, Italia, Francia, Gran Bretaña, Israel o Egipto publicaron el pasado viernes contenido en Twitter con la etiqueta #TodosSomosGabriel, que se convirtió en ‘trending topic’, el tema más repetido del día en la red social.




Juan José Cortés, padre de la niña Mari Luz asesinada en Huelva por un pederasta hace diez años, aconsejó a Patricia y Ángel que hagan “lo que esté en su mano” para que el tema no pierda interés mediático. Una circunstancia que también saben, porque pasaron por una experiencia igual de amarga, los padres de la niña Sandra Palo (violada, atropellada y quemada por sus captores), Antonio, el de Marta del Castillo (desaparecida en Sevilla en 2009 y cuyo cuerpo aún no ha aparecido) o el de Diana Quer. Todos ellos han prestado su apoyo a la pareja, rota de dolor desde la desaparición del pequeño Gabriel.




Pero si la repercusión mediática es fundamental también puede ser un problema, al arruinar líneas de investigación o poner en alerta a los posibles captores del menor. De ahí que el blindaje que rodea a las pesquisas sea total. Al día siguiente de la desaparición se decretó el secreto de sumario y, desde entonces, apenas han trascendido datos que permitan vislumbrar, sin entrar en elucubraciones,  hacia dónde se encamina la investigación.




El caso está ahora en plena ola mediática, pero los expertos saben que si la situación se alarga -y ya van doce días-, inevitablemente siempre termina bajando la marea y en la playa desierta solo quedan sus familiares. Contra ese olvido luchan ahora Patricia y Ángel. Porque su hijo sigue ahí fuera y puede estar en cualquier parte.



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