La boca de la cueva tiene apenas un metro y medio de altura. Está oculta entre los matorrales. Una pequeña curva a la izquierda y dos pasos en el interior consumen de un plumazo cualquier rastro de luz natural. Todo se apaga. Oscuridad. Peligro.
Los legionarios de la II Compañía de la Bandera de Zapadores caminan agachados, en silencio, atentos a las indicaciones. La temperatura de la antigua mina sube radicalmente por el efecto de un manantial de aguas termales y el pesado equipo militar que antes refugiaba del viento frío ahora provoca la caída del sudor.
Todo es hostil en la cueva, que levanta un denso polvo amarillento a cada paso, y corta en cada roca. El movimiento es lento, confiado en la eficacia de los visores de infrarrojos. Entonces, el legionario detecta el cable cruzado a un palmo de suelo, casi imperceptible.
El hilo anclado a la pared espera un leve tirón para detonar la carga explosiva y sepultar al grupo en segundos. Pero no será esta vez. El soldado marca la trampa, coloca una luz roja a pocos centímetros y analiza el perímetro en busca de otras trampas o señuelos.
Es la amenaza de la lucha bajo tierra y la misión de la vanguardia de la vanguardia. “Seguid al zapador”.
Ejercicio Marvá III
La Brigada de la Legión adiestra a las únicas unidades del país especializadas en combate subterráneo. Durante una semana, miembros de la Bandera de Zapadores se forman en reconocimiento de cuevas, túneles, pozos y oquedades en el marco del denominado ejercicio Marvá III (de tipo alfa).
“El subsuelo siempre se ha usado como una zona de operaciones militares”, señala el capitán Felipe Jiménez. “Nuestro objetivo es adiestrarnos en la búsqueda de artefactos explosivos tanto en las inmediaciones como en el interior y prepararnos para desarrollar misiones antitúnel, como la destrucción de explosivos”, explica el capitán mientras los zapadores toman posiciones.
Los ejercicios de los legionarios se han desarrollado durante una semana en El Alquián y Sierra Alhamilla. La Bandera de Zapadores tuvo que suspender el pasado martes una jornada de trabajo en las minas de Alquife (Granada) por la seria amenaza de desprendimientos provocados por los últimos temporal.
El adiestramiento, por tanto, se ha desarrollado fundamentalmente en unas antiguas minas ubicadas tras los Baños de Sierra Alhamilla (cuenta además con el ‘esqueleto’ de un edificio en obras con posibilidades para el entrenamiento, un complemento en el ejercicio).
Misiones en el exterior
Tienen marcado carácter práctico y buscan la capacitación de los legionarios para su despliegue en misiones internacionales en el futuro. De hecho, las operaciones militares en entornos subterráneos o cuevas son muy comunes en Oriente Medio y requieren de una preparación especial (ejércitos de otros países cuentan con equipos de expertos en subsuelo). Los túneles se usan como vías de contrabando de armas y explosivos, lugares de hostigamiento y espacios de refugio para grupos terroristas e insurgentes.
Los legionarios, punta de lanza de las Fuerzas Armadas Españolas en misiones internacionales, son vanguardistas en este adiestramiento especializado. “En este tipo de ambientes, las unidades de zapadores o ingenieros de combate suelen tener un papel relevante, especialmente en las operaciones antitúnel y en la búsqueda militar”, precisan fuentes oficiales de la Brigada de la Legión consultadas por LA VOZ.
“Las unidades participantes serán capaces de ejecutar misiones de reconocimiento y localización de entradas, misiones antitúnel y búsqueda militar de apoyo”, añaden las mismas fuentes.
Para la consecución de los objetivos, los zapadores cuentan con herramientas tecnológicas, cuyo uso crece en las misiones. Un dron (UAV en el argot militar) permite una exploración del entorno de las minas antes de iniciar una incursión, maniobra de enorme riesgo en un entorno de conflicto real.
Además, un pequeño robot es capaz de penetrar hasta el interior de la cavidad y mostrar el entorno gracias a una cámara de alta resolución instalada en su frontal y monitorizada por las unidades. Se trata de ser eficaces con la menor exposición posible para los soldados.
La Legión es pionera en la formación de Unidades de Combate en Ambiente Subterráneo (UCAS). Aunque inicialmente las tareas se han encomendado a grupos de Infantería, la necesidad de reconocimientos previos de los escenarios de subsuelo han llevado a la Bandera de Zapadores a sumarse al proyecto (el programa inicial de la brigada se llamó Picas).
El plan de formación de los legionarios para el combate subterráneo ha atraído la atención de mandos militares provenientes de Italia, Francia y Reino Unido en los últimos años, una muestra de su utilidad.
La vanguardia de las Fuerzas Armadas baja a las profundidades y porta la escarapela de la Bandera de Zapadores. La Legión hace de su adiestramiento constante su principal valor.
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