La finca El Canario sale a subasta como suelo comercial en Huércal

Completará el gran polígono que se proyecta en La Cuesta de Los Callejones

La finca tiene en su interior un gran armazón de hormigón de lo que iba a ser un centro social de la Junta de Andalucía.
La finca tiene en su interior un gran armazón de hormigón de lo que iba a ser un centro social de la Junta de Andalucía.
Manuel León
07:00 • 05 jun. 2018

Ese esqueleto de hormigón orillado como un náufrago en la bajada de la Cuesta de Los Callejones se podrá convertir a medio plazo en una nueva gran área comercial para la industriosa Huércal de Almería. El Ministerio de Hacienda publicaba este lunes en el BOE el anuncio de subasta de esta finca propiedad de la Administración General del Estado. 


Se trata de una finca urbana con calificación de suelo terciario comercial de 19.115 metros y una edificabilidad en torno al 0,48 con un valor de mercado en torno al millón de euros. La subasta se llevará a cabo mediante el procedimiento de sobre cerrado y el plazo de presentación de ofertas se abrirá a partir de hoy y la apertura pública de sobres con las propuestas económicas se celebrará el 10 de julio en el salón de actos de la Delegación de Economía y Hacienda, situada en la Plaza de Emilio Pérez, según el delegado de Economía y Hacienda del ministerio, Felipe Peregrín Muñoz.


El Estado enajena esta histórica finca “al no resultar necesaria pasa el uso general ni para el servicio público, ni resultar conveniente su explotación.



La decisión de sacar a la venta este predio se ha producido sobre todo por el impulso del primer edil de Huércal de Almería, Ismael Torres, con el objeto de completar todo el suelo terciario de ese área donde está proyectado un centro comercial sobre más de 45.000 metros.


La estructura de El Canario es la herencia de un proyecto de la Administración autonómica,  a quien el Estado le había cedido el suelo, para la edificación de una residencia social, a través de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, en tiempos del delegado Luis López, que no llegó a cristalizar. Hace seis años, la Junta intentó de nuevo construir un centro de la tercera edad pero el proyecto no fue viable, a pesar de que se había comprometido una inversión de once millones de euros para más de doscientas plazas. 



Por ello, el suelo revertió de nuevo en la Administración General del Estado, que ahora lo saca adelante por las peticiones del Ayuntamiento huercaleño y la falta de expectativas para darle un uso público por parte del Gobierno central.


El alcalde huercaleño prevé que “en el plazo de un mes se puedan empezar las obras del sector donde va el centro comercial colindante con la finca que ahora sale a subasta.



El consistorio ha aprobado ya el estudio de detalle para el desarrollo de esta nueva área comercial en la bajada de la Cuesta de los Callejones y cerca del conocido polígono comercial de La Cepa.


Esta  dotación de suelo terciario junto al Canario tiene 45.000 metros y procede de una cesión al Ayuntamiento de la Empresa del Suelo (EPSA) de la Junta de Andalucía, que recibió del Gobierno Central, e incluye la vieja balsa para riego con la que crecían las espigas des cereal que servía para amasar harina en las tahonas y que nutría a barrios de la capital. 


Esta balsa rectangular que se divisa desde la carretera Nacional permitió  la regulación de riegos de las 22 hectáreas del antiguo Cortijo al amparo del Canal de San Indalecio. 


El Ayuntamiento también ha aprobado una ampliación del área comercial de La Cepa y una modificación de la zona comercial promovida por Tejera junto a Zamarula, para convertirla en un área industrial para la implantación de talleres de vehículos de más de 3.500 kilos.


Legendaria finca

La legendaria finca huercaleño con casona burguesa incluida toma el nombre prestado de Gregorio Rodríguez, que no era canario -más allá de haber vivido en Tenerife unos años donde conoció a su mujer Serafina Benítez- sino de las feraces breñas alpujarreñas de Laujar de Andarax en donde hizo fortuna con la uva. Al no tener hijos, el matrimonió legó el cortijo y la finca a José Torremarín y a su flamante esposa Natividad. 


Allí criaron a su hija Teresa, en unos verdes jardines y un patio central donde daban fiestas en verano y donde llegaban los mejores Buick y Chevrolet de los hacendados de la capital, a pasar un día de jarana respirando el aire puro de la popular finca del Canario que no lo era.


Durante la Guerra Civil, las propiedades rústicas y el cortijo fueron incautados a sus dueños y después de la contienda se convirtió en un internado para niños huérfanos.



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