Alberto, un veinteañero que vive en la calle Poeta Durbán se ha llevado este viernes el mayor susto de su vida. Iba camino de casa cuando, de repente, sintió una enorme explosión a su espalda. Acababa de pasar por delante del restaurante La Pita Azul, una conocida pizzería del barrio de El Zapillo, cuando escuchó un ruido feroz, un tremendo bombazo. “Ha sido una explosión enorme, me han llovido cristales. Por la acera de enfrente iba caminando una chica, le he preguntado que si estaba bien y a los dos segundos ha aparecido un policía local. Nos hemos asomado por si había alguien dentro, pero hemos escuchado otras dos explosiones más y hemos salido corriendo, para ponernos a salvo. Por un puto segundo no me ha dado la puerta del restaurante en la cabeza, todavía estoy temblando”, reconoce.
La puerta de La Pita Azul, de forjado negro, salió disparada por efecto de la onda expansiva, al igual que los cristales y los marcos de las ventanas. El local, según la primera estimación realizada por Bomberos y Policía Local, ha quedado completamente destrozado por efecto de la fuga de gas.
A pesar de que tendrá que hacerse una valoración más exhaustiva, fuentes de la Policía Local explican a este periódico que no se aprecian, sin embargo, daños en el edificio -el restaurante está en los bajos de un bloque de dos plantas-, ni tampoco en los inmuebles cercanos.
Por fortuna, las heridas de la joven que caminaba por la acera de enfrente a la del restaurante en el momento de la explosión son de carácter leve. Se trata de cortes provocados por la lluvia de cristales que la onda expansiva ha arrojado sobre la chica y que un equipo del 061 ha tratado de urgencia en el lugar de los hechos. “Ha habido mucha suerte porque el restaurante suele abrir a las ocho y no había nadie dentro. Si la explosión por la fuga de gas se llega a producir con gente dentro, estaríamos hablando posiblemente de una desgracia”, relata Carmelo Padilla, subinspector de la Policía Local de Almería, que se puso rápidamente al frente del operativo.
La explosión se produjo en torno a las ocho menos veinte de la tarde y se sintió en todo el barrio de El Zapillo. También en la playa y en el Paseo Marítimo, a esa hora todavía repleto de viandantes.
Onda expansiva
“Estaba en la óptica cuando he notado una explosión fortísima, hasta ha temblado el suelo. Ha sido tan potente que creíamos que había sido en el, garaje que hay al lado”, cuenta Patricia, responsable de una óptica en la calle Motril, a más de 200 metros del lugar de los hechos.
Todo el entorno de Poeta Durbán, una pequeña calle a espaldas de la avenida Cabo de Gata se ha llenado de vecinos, expectantes por conocer las causas de la explosión en La Pita Azul’y muchos aún con el susto en el cuerpo.
Muy cerca, con la mirada perdida, se encontraba el dueño de la pizzería, aún calibrando los enormes daños en su local. En la acerca, dos botellas de gas completamente calcinadas que los bomberos habían sacado del interior, daban fe de la magnitud del suceso.
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