1.300 bañistas son atendidos por picaduras de medusa en Almería

En el conjunto de la provincia se cuentan por miles los afectados

Operario del Servicio de Playas retirando medusas de la arena
Operario del Servicio de Playas retirando medusas de la arena La Voz
Antonio Fernández
07:00 • 08 ago. 2018

Las medusas están siendo un invitado de excepción en las playas almerienses este verano. Prácticamente ningún punto de la costa se está viendo libre de una plaga que está causando molestias a los bañistas y obligando a prestar asistencia sanitaria en los casos de mayor gravedad.



En la provincia estos molestos animales han estado presentes este año en altas concentraciones con mayor frecuencia de lo habitual, provocando temor entre los usuarios de las playas que en muchos casos optan por no adentrarse en el agua para evitar las picaduras.



Asistencia médica
Los casos de picaduras se cuentan por miles a lo largo del litoral provincial. Sólo en la capital se calcula que en los meses de junio y julio más de 1.300 personas han recibido asistencia sanitaria a causa de esas picaduras. El concejal de Servicios Urbanos del Ayuntamiento de Almería, Juan José Alonso, señala que en el mes de junio fueron atendidas en algunos de los siete puestos de salvamento y socorrismo dispuestos por el operativo de playas un total de 319 personas.



El mes de julio ha sido de una actividad intensa y se tuvieron que atender a más de 900 personas, y el ritmo se ha mantenido en la primera semana de agosto. Alonso señala que aunque hay mayor presencia de estos celentéreos, “también es cierto que hay más puntos de asistencia y eso se nota en las estadísticas de personas atendidas”.



Proliferación
La presencia de medusas tiene varios orígenes posibles; uno de ellos es la elevación de las temperaturas y la consiguiente del agua del mar que hace que estos animales, de la familia Cnidaria, se sientan en su hábitat más favorable.



Pero hay otras razones que justifican el incremento del número de individuos, entre ellas la disminución del número de tortugas marinas, que se alimentan entre otras especies de medusas, o la cada vez menor salida al mar de agua dulce procedentes de los ríos o de las escorrentías.



Agua dulce
Según los biólogos de la organización Oceana, ese descenso de la salida al mar de agua dulce provoca que las medusas se acerquen más a las playas al no tener el freno de aguas menos salobres en las que no suelen estar presentes.



En cualquier caso la inmensa mayoría de las medusas no son peligrosas para la salud humana y su picadura (que se produce por contacto, momento en el que la medusa eyecta una especie de filamentos -nematocistos- que inyectan el veneno) suele generar una sensación dolorosa y ardor en la zona afectada que desaparece en unas pocas horas. Sólo especies como la carabela portuguesa o la ‘avispa del mar’ presentan mayor toxicidad que, en casos extremos, pueden llegar a provocar graves reacciones alérgicas e incluso la muerte.


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