Conectar el talento joven con las necesidades del entorno es el objetivo de Ruta Siete, un proyecto de innovación social que este año se desarrolló del 28 de julio al 30 de agosto de 2018. En este participó el universitario almeriense Luis Miguel Nieto, de 21 años de edad, con el propósito de dejar una huella positiva en el entorno a través de colaboraciones ambientales, sociales y culturales con los distintos municipios canarios.
Durante 35 días, Nieto recorrió el archipiélago canario junto a otros 45 universitarios de toda España, seleccionados entre 1.400. Luis Miguel, estudiante de Ciencia del Mar, explica que lo que le atrajo del proyecto fue la posibilidad de participar en un proyecto diferente en el que conocer gente nueva y colaborar ante problemáticas locales.
El proyecto
Ruta Siete ULPGC se plantea como un programa de innovación social en que los jóvenes adquieren competencias tanto profesionales como personales, entre ellas: trabajo en equipo, resolución de conflictos, adaptabilidad, proactividad y habilidades comunicativas.
El joven afirma que vivir el viaje con sus compañeros le ha servido para desconectar de la rutina y ponerse a prueba a sí mismo. “Aquí aprendes lo que implica ser parte de una comunidad en la que todos tenemos que colaborar para hacer posible nuestro día a día, te fuerzas a trabajar en equipo y resolver conflictos de una manera diferente”, reconoce.
Durante cinco semanas, los universitarios recorrieron diferentes puntos del archipiélago con el llamado ‘Viaje Transformador’. Esto les permitió no sólo conocer Canarias y colaborar con las problemáticas locales, sino también ponerse a prueba a sí mismos, ya que son los protagonistas y responsables del viaje, gestionando actividades, proyectos y tareas colaborativas y solidarias.
Mejorando el entorno
Para Luis Miguel, son muchos los momentos del viaje que le han marcado de alguna manera, entre ellas, destacan las acciones sociales con los habitantes de los municipios, puesto que conocen sus problemáticas de primera mano, y gracias a la acción que realizan sienten que contribuyen a mejorar la situación.
Según el joven almeriense, las actividades que más le han marcado son las de carácter social: “Pudimos colaborar en hospitales, centros de ancianos y con asociaciones para personas con diversidad funcional, entre otros. Estas actividades te permiten conocer de primera mano realidades que son ajenas para mucho y enriquecerte de las experiencias e historias de las personas con las que compartimos nuestro tiempo”.
Reto superado
Más allá de las actividades, el proyecto favorece el desarrollo personal y el aprendizaje que ofrece esta experiencia. Los participantes asumen el reto de vivir durante 35 días con lo básico y poner sus necesidades al servicio de la comunidad, resolviendo en grupo todas las adversidades que se han ido encontrando en el camino.
Dejando a un lado el aspecto social y personal, muchos de ellos han compaginado las actividades diarias con el desarrollo de su creatividad, a través de talleres interesantes sobre la fotografía, el vídeo, la literatura de viajes, las artes plásticas y la música.
Organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el programa ha tenido una excelente acogida por parte de los asistentes que han valorado de forma positiva su contribución a la sociedad y al medioambiente.
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