Nació en Abla, y estudió Administración de Sistemas Informáticos. Ahora es consultora en Rossellimac, donde también ofrece formación.
¿Cómo llegaste al mundo de la informática?
La verdad es que..., por error. Fue cuando se lanzaron los ciclos formativos, y pensé que, si era ‘administración’ tenía que ver con económicas. Empecé, me abrieron un ordenador y me dijeron: cambia una placa base. Y yo: “¿Cómo?”
Madre mía...
Pero me encantó. Soy muy de manuales, y me encantó coger el destornillador. Es la parte que mas me gusta de la informática: poner y quitar tornillos, conectar cosas y ver que funcionan... Luego hice prácticas en la Plataforma Solar, y, al ser un centro de investigación, pude desarrollar mi proyecto: instalar una red wifi para dar internet en Abla. Todavía no había ni ADSL, era internet por satélite... Y me encantó. Luego empecé a trabajar en Hispatec, después de técnica en un taller… Y ya no he parado de trabajar.
Estuviste en Guadalinfo.
Sí, cogí la plaza de Guadalinfo en Abla, y allí descubrí un montón de gente muy interesante, que tenía muchas curiosidades por la innovación, y por el desarrollo del municipio. Creamos una comunidad enfocada a lo que las tecnologías podían ofrecer a los ciudadanos. Lo que empezó como City Lab, lo llevamos al ámbito rural. Conseguimos tener unos 30 a 35 blogs en un pueblo de 1.200 habitantes. Hasta el cura tenía su blog. Señoras que mostraban su día a día, o cuando hacían manualidades, hasta ir al mercadillo.
¿Y tu futuro..?
Emprender. Mi idea es fomentar el comercio local a través de una tienda física donde, además de que la gente cree cosas manuales, pueda sacar un provecho económico de ello, poniéndolo a la venta a través de una marca.
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