Vamos ya finalizando las 18 entregas de las que va a constar esta serie dedicada a los monasterios de Almería; y lo hacemos con el último convento abierto en nuestra ciudad: el de las madres Adoratices, orden religiosas encargadas de recoger a las mujeres de la calle y darles educación y cultura.
Las primeras madres Adoratrices llegaron a Almería en el año 1909; pero no ocuparon el actual edificio conventual de la calle Gran Capitán hasta una década después. Vamos a conocer su historia y vicisitudes.
Siendo Obispo de Almería Vicente Casanova Mazol (entre 1908 y 1921), la noble Josefa Jáuregui le incita a traer a nuestra ciudad a las madres Adoratrices, que tan extraordinaria labor realizaban en otros pagos.
El Obispo se entrevista con la Superiora de la Orden, madre Guadalupe, quien accede a enviar dos monjas, Pilar Vives y María de la Anunciación, que llegan a Almería en 1909 y se instalan en una casa junto a la ermita de San Antón.
El Obispo anuncia el 20 de Enero de 1910 el establecimiento canónico de la Orden en la ciudad. En Mayo de aquel año se trasladan a un local de calle de la Reina donde ya comienzan su labor con las prostitutas.
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