Modelo y periodista, es consciente de que la belleza es algo subjetivo y fugaz. En su casa le inculcaron que en esta vida nadie regala nada y considera que ser guapa a veces ha provocado que la juzguen sin conocerla. Fue Miss Turismo España, lo que le valió viajar por el mundo. Su última aventura se llama Costa de Almería Fashion Week
¿Ana Márquez lo ha tenido más fácil por ser guapa o le ha costado que la tomen en serio?
“En esta vida nadie nos regala nada”. Eso ha sido uno de los valores en los que mi familia siempre me ha inculcado. La belleza es subjetiva y fugaz.
Muchas veces en mi vida he sido juzgada sin que me den la oportunidad de conocerme, sobre todo a nivel profesional. Combinar ser periodista y modelo no es fácil, las dos son unas profesiones serias que requieren disciplina.
Los certámenes de belleza cada vez están peor vistos. ¿Cuál es su experiencia en ellos?
Empecé en el mundo de la moda hace 12 años, desde pequeña descubrí que era una de mis pasiones. En 2010 fui coronada como Miss Almería y fui a Miss España, una experiencia que me permitió vivir momentos únicos. Después decidí apostar por el modelaje y me presenté al concurso Elite Model Look en 2011, donde conseguí el cuarto puesto entre 2.000 candidatas. Esa ocasión fue más dura: el trato hacia las niñas con respecto a nuestro físico y medidas era muy exigente. Finalmente ganó una chica de tan solo 15 años, yo tenía 20 años y ya les parecía mayor. Todo esto me inundó de tristeza, llegando a pensar en abandonar este mundo, ya que al vivir en Almería mis oportunidades se cerraban por completo.
Y llegó Miss Turismo.
Sí, comencé a estudiar Periodismo y al terminar me animaron a presentarme al concurso Miss Tourism Spain (Miss Turismo España en 2014). Decidí participar, pero con el simple objetivo de disfrutar y conocer gente interesante. Fuera de todas mis expectativas, fui coronada como la ganadora del certamen.Eso me llevó a representar a España en Miss Tourism World (Miss Turismo Mundo), celebrado en Venezuela, donde me quedé a un punto de ser la ganadora del certamen mundial. Y comencé a trabajar en la organización durante 4 años.
¿Por qué cree que han caído en desgracia este tipo de certámenes?
No considero que los certámenes estén de capa caída, opino que son las organizaciones y la sociedad son las que no lo está haciendo bien. Estamos demostrando que detrás de una Miss no solo hay un físico bonito, es un conjunto de un todo, de actitud, de mentalidad, de saber estar, inteligencia y de tener confianza en ti misma, algo que muchas mujeres necesitamos mejorar. El ejemplo que tenemos más reciente es Ángela Ponce, la primer transgénero en ir a Miss Universe.
Ser Miss Turismo le permitió viajar al sudeste asiático. ¿Cómo lo recuerda?
Tengo tantos buenos recuerdos que estoy deseando volver a perderme otra temporada por el extranjero. Gracias a la organización pude visitar Venezuela, Colombia, Inglaterra, Vietnam, Camboya, Malasia o Tailandia, donde estuve algo más de un año. Dejando a un lado una media de 14 horas de avión, puedo decir que me encantó. Me aficioné a la comida picante, a veces era yo la que indicaba al taxista por donde tenía que ir e incluso aprendí algunas palabras en tailandés.
¿El mundo de la moda es tan frívolo como lo pintan?
No lo es. Sí que es cierto, porque yo lo he vivido, que en ocasiones puedes sentirte menospreciada y poco valorada, pero nadie dijo que esa profesión fuera fácil. Cuando de verdad te apasiona algo, no importa quién te diga que no vales para trabajar en eso. Quien te lo tienen que creer eres tú y cuando lo consigues los demás comenzarán a creer en ti. Lo que también es importante es no engañarse a sí mismo, tener capacidad de autocrítica y saber elegir los trabajos, algo nos ahorrará muchas decepciones.
Estudió periodismo, ¿prefiere estar delante o detrás de la cámara?
Me gusta estar en todos lados. Cada puesto es importante para que el contrario salga bien, así que me quedo con los dos, pero a día de hoy he tenido más experiencia delante de las cámaras.
Trabaja en Kuver y se ha implicado a fondo en la Costa de Almería Fashion Week, ¿cómo la ha vivido?
Cuando regresé del extranjero, comencé a trabajar en Kuver y en el Teatro Cervantes, ¿qué más podía pedir? Formar parte de la organización ha sido duro pero satisfactorio.
Ser una de las modelos fue mágico, subirte en una pasarela de más de 20 metros, en un teatro con más de 100 años de historia y donde han actuado grandes artistas, es algo que nunca olvidaré. Las luces que no te dejan ver nada en la pasarela, el teatro lleno de gente entregada y con ganas de más y los diseñadores confiando en ti para que sus colecciones lucieran como nunca. Es una sensación de la que te sientes muy feliz de ser parte.
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