El legionario almeriense Antonio Javier Sánchez Nieto, de 42 años, acaba de regresar de cumplir la misión más dura de su vida, pero a la vez la más emotiva: la de cumplir el sueño de su hermana Marga, quien siempre había deseado navegar algún día a través del océano Atlántico.
Allí, desde el Cabo Finisterre, arrojó sus cenizas 27 días después de partir desde la otra punta de la península, el Cabo de Gata, a más de 1.300 kilómetros, en bicicleta y acompañado por Jimena, un cachorro de bodeguero andaluz que él mismo había regalado a Marga poco antes de su muerte, que se produjo el pasado 12 de marzo, a los 43 años y tras una larga enfermedad.
Antonio ha conseguido su complicado objetivo, además, en menos tiempo del previsto -aunque reconoce que llegó a tener momentos duros, de debilidad, en los que pensó incluso en abandonar- , teniendo en cuenta que durante el viaje paró durante cinco días completos para descansar. Toda una proeza, si tenemos en cuenta su discapacidad del 50% debido a las lesiones en una pierna y en la espalda que le dejó un accidente de moto hace cinco años y que le obligó a jubilarse como militar.
Redes sociales Durante todos estos días, el legionario ha ‘retransmitido’ su aventura a través de Facebook, donde ha conseguido centenares de seguidores. “Estoy muy contento y agradecido por todo el seguimiento y el apoyo de todo el mundo, amigos, compañeros e incluso desconocidos que me han ayudado durante mi camino”, explica. Y es que sus mensajes han llegado a recibir “hasta 500 ‘me gusta”, dice.
“Lloré, reí, canté en la intimidad y soledad del camino. Ya estamos aquí, patrona -como llama a su hermana-. Ya solo queda esperar a nuestro hermano mayor y despedirnos con un ‘hasta luego’. .. Navega en paz, marinera”. Así se expresaba, por ejemplo, en uno de sus últimos mensajes del viaje, mientras esperaba a su hermano Miguel Ángel, quien también viajó a Galicia, en moto, para acompañarle en su última etapa.
Después, Antonio volvió a su casa de El Alquián. Sus padres, Miguel y Margarita, reconocen su preocupación por su hijo. “Me daba miedo, por su espalda y por sus piernas, y también de que tuviera que dormir en la calle, aunque sabemos que era la ilusión de mi hija. Hasta poco antes de morir, me decía que cuando le dieran el alta volvería a su barco, porque el mar era su vida”, recuerda Margarita Nieto.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/175146/navega-en-paz-marinera