Box, una liliputiense empresa del campo nijareño dedicada a la sandía, acaba de hacer una acción de gigante: se ha ido a Gambia, un país del Africa Occidental de 1,8 millones de habitantes, para iniciar una pequeña revolución agrícola que pueda servir de ejemplo al resto de países del entorno y que pueda ser el antídoto natural contra la proliferación de pateras que salen a cientos desde Dakar y que han convertido el Mediterráneo en el mayor cementerio marino.
Francisco Montoya se llama este emprendedor -mitad empresario, mitad misionero- que hasta ahora nunca había salido en los periódicos y que pretende conquistar nuevas tierras de labranza como un marco polo urcitano en ese olvidado territorio subsahariano.
Allí, hasta ese remoto país de negros con nombre de marisco, se ha llevado Francisco, con el apoyo de su hermano Manuel, un contenedor con tractores, semillas y tecnología almeriense para intentar hacer algo útil: de momento ha adquirido treinta hectáreas a medias con un socio local y ha cultivado y recolectado mango con tecnología almeriense.
El siguiente paso será el que dará inicio con su nuevo viaje este próximo sábado 24 de agosto. Montoya ha llegado a un acuerdo con autoridades locales para cultivar las tierras por parcelas para cada familia con hortalizas y semillas almerienses y para adecuarles un gallinero y unas cabras de la raza murciana.
De momento ha invertido unos 100.000 euros a pulmón, pero necesita ayuda para que esa zona salga adelante. “Yo lo que quiero es aprender de ellos y que ellos aprendan de nosotros”, declaraba ayer Montoya ya con las maletas y el pasaporte preparado. “Están muy atrasados, allí no labran, yo he visto cómo para sembrar patatas escarban el plantón con un machete”, expone Montoya como ejemplo de la rudimentaria agricultura de la región.
Pero Box no quiere quedarse solo en Gambia: José Obradors, uno de sus colaboradores en esta aventura ecuatorial, mitad de negocios, mitad humanitaria, visitó ayer Níjar junto a Jalim Diawara, representante del Alto Consejo de los malienses en España, y Philippe Gomis, presidente de una asociación senegalesa en Almería. Los representantes africanos estuvieron viendo invernaderos y la nave de manipulado de Campojoyma, empapándose de cómo se trabaja en Almería la agricultura intensiva, uno de los epicentros de esta actividad en el mundo.
Obradors considera que “la iniciativa privada como la de Box, por sí sola, no es suficiente, estamos por ello trabajando en ver la posibilidad de contar con fondos europeos ya que si se empieza a activar la agricultura en estos países el flujo de pateras disminuirá”. Senegal es precisamente el país de donde más nativos salen en patera rumbo a Europa y Almería es una de las comunidades más numerosas “con 8.000 individuos”, precisa Gomis.
De momento las tierras en Gambia, adquirida por Box, están junto al aeropuerto de Yundum, cerca de la capital Banjul. El proyecto es que en Malí se pueda invertir cerca de Bamako y en Senegal en Dakar. “Todo está en ciernes, pero todo puede llegar a buen puerto”, expresa Obradors.
La empresa almeriense ha ofertado también ayer al representante del Gobierno maliense la posibilidad de construir una fábrica de tomate triturado para dar trabajo a la población local. “Tenemos buena tierra que está virgen y agua suficiente, pero no sabemos tratarla, estamos aún en el Neolítico, solo estamos dedicados al algodón y al arroz”, expone Jalim Diawara. Y añade: “los nuestros salen en patera porque quieren una vida mejor, pero muchos van engañados, sé de algunos que en Malí eran secretarios de la administración y han acabado de basureros en España”.
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