Su sello está en algunos de los edificios más singulares de Almería, como el del PITA o la rehabilitación de los Refugios. Doctor en Arquitectura, compagina el ejercicio profesional, el que le absorbe al 90%, con la docencia universitaria y la escritura, como autor de varios libros y artículos especializados. La entrevista se desarrolla a los pies de la Alcazaba, un entorno singular, que Ferrer reivindica como atractivo único de la ciudad. Apasionado de la Arquitectura, que reconoce casi como una obsesión, cree firmemente en las grandes potencialidades de la Almería que le vio nacer con un punto crítico por la falta de acción para aprovecharlas.
¿En Almería se hace buena arquitectura?
Se han hecho buenos proyectos. Está al nivel de las ciudades de nuestro entorno. Seguramente hay ciudades con una sensibilidad arquitectónica mucho mayor. Pero Almería tampoco ha tenido Escuela de Arquitectura y no ha habido una sensibilidad demasiado alta.
¿Cómo de dura ha sido la crisis en su sector?
A mí me gusta ver la crisis como un buen máster en Harvard, he aprendido muchísimo y también me ha costado muchísimo. Lo más importante no ha sido el coste económico sino el personal, sobre todo para los que te rodean, desde la familia hasta los empleados y colaboradores, que se pueden ver afectados por algunas decisiones duras no siempre son comprendidas por todos.
¿Percibe que estamos en recuperación?
Nosotros tenemos estudio en Madrid y en Almería. En Madrid sí ha habido un repunte de actividad pero en Almería no lo he percibido. Probablemente se produzca ahora o en los próximos años. Hay síntomas de enfriamiento a nivel inmobiliario tanto en Madrid como en Málaga o en Barcelona. Y sin embargo en Almería me comentaba algún inmobiliario que el precio de la vivienda está repuntando un poquito. Y lo que ocurre ya es que llevamos como 8 o 10 meses con una actividad prácticamente nula a nivel nacional.
¿Otra recesión?
Tiene que ver con la situación política. Desde febrero o marzo hay un parón de encargos de cierta envergadura. El dinero es muy miedoso y los inversores en cuanto ven cierta incertidumbre paran, sobre todo cuando ahora mismo las grandes promotoras a nivel nacional están controladas por los fondos de inversion y los bancos. Se le está dando un carácter muy financiero a todas las inversiones inmobiliarias y son muy sensibles a la incertidumbre política.
¿Urbanísticamente Almería es una ciudad tan caótica como se dice?
Yo no creo que sea una ciudad más caótica que otra. Lo que sí creo es que en Almería hay muchísimas cosas por hacer a nivel de espacios públicos. Y las cosas que se han hecho probablemente no han tenido el nivel de calidad necesario. Yo creo que muchas han sido una oportunidad perdida.
¿Por qué?
Porque en general casi todos los espacios públicos que se han reformado no han tenido la calidad necesaria salvo casos contados como la plaza de San Sebastián. Por ejemplo, la plaza de los Burros es lamentable, esa plaza tenía que ser un icono de la ciudad, la puerta del centro histórico, y sin embargo no es un espacio relevante.
¿Una plaza del montón?
Se podían utilizar muchos calificativos pero no voy a poner ninguno. En general da la sensación de que se ha invertido mucho dinero en pavimentar a saco pero con poca cabeza. Y yo creo que hemos tenido una oportunidad para hacer espacios que hubieran sido puntos de referencia.
Aquí se barajaron grandes proyectos, como que Norman Foster diseñara un Palacio de Congresos. ¿Toda ciudad necesita un proyecto de ese calibre?
Ese tipo de proyectos ayuda. Ahora Santander ha hecho la Fundación Botín, un edificio al borde en el cantil del puerto. Y está recibiendo muchísima gente. Un ejemplo paradigmático es el Guggenheim. Bilbao tiene un antes y un después del Guggenheim. Pero yo creo que Almería lo que necesita realmente es un plan estratégico, saber qué ciudad quiere ser. El centro histórico necesita dos o tres actuaciones singulares que actúen como locomotora.
La Alcazaba debería ser la más importante. La otra debería ser la apertura del Puerto y su comunicación con todo el centro convirtiendo al parque Nicolás Salmerón en el elemento que articule esa unión. Con esas dos actuaciones nada más revitalizaríamos el centro de la ciudad. Y no estamos hablando de grandes edificios, sino de operaciones urbanas.
¿El casco histórico es zona prioritaria a regenerar?
Sí, esto es único. En Almería hay una serie de espacios que son únicos. La Alcazaba es la más grande de Europa. El cargadero de mineral es otro espacio único, un caso singular en el mundo. Otro son los Refugios, tenemos que sacarle partido a esos espacios únicos que tiene la ciudad. Creo que habría que empezar por ahí.
¿En el entorno de la Alcazaba qué cree que habría que hacer concretamente?
Eso es cuestión ya de proyectos, de accesos, de colocar estratégicamente una serie de usos concretos. Pero muchas veces no es solo accesos. Es un tema de gestión. Por ejemplo, hace tres o cuatro años me comentaban que en la Alcazaba se había invertido solo 20.000 euros porque tenían muy poco dinero. Sin embargo, tenía 160.000 visitas. Yo pensaba, a 5 euros por visita…
Pero no se cobra entrada.
Claro, pero con una cosa tan sencilla como esa tendría un presupuesto de un millón de euros al año. Se trata de gestionar los espacios y de intentar sacarle un poco más de partido sin desvirtuarlos. No se trata de hacer ningún parador nacional que a lo mejor se podría plantear fuera de la Alcazaba, en algún espacio que esté muy relacionado. Todo eso, por supuesto, hay que pensarlo, pero se pueden hacer cosas, seguro. Para eso tiene que haber una voluntad política clara. Y yo he escuchado muchos discursos, pero la realidad es que las actuaciones que se hacen son con cuentagotas. La Alcazaba tendía que ser el centro de la ciudad y la zona de la Almedina tendría que ser como un pequeño Albaicín.
El plan del Puerto ciudad se presenta como la gran oportunidad de los próximos años. ¿Qué opina, lo va a ser?
Planes del Puerto-Ciudad ha habido un montón. Lo que se haga va a caer como agua bendita, lo que hace falta es que se haga algo de verdad y y para eso se tienen que poner las administraciones de acuerdo y tiene que haber una capacidad de negociación entre los políticos para llegar a acuerdos. Esa es la clave.
¿Qué sería razonable hacer allí, zonas comerciales, de ocio…?
Yo creo que debe ser un espacio con una vocación abierta, de paseo. Eso no quiere decir que puntualmente no se pueda hacer una dotación cultural o un museo, algún elemento singular. Pero ya hay construcciones en el puerto y se podrían aprovechar para algunos usos. Y por supuesto, el soterramiento de la Vía Parque, eso lo veo clarísimo. No estamos inventando nada. Esto es algo que muchas ciudades ya han hecho... Tenemos que ser en ese sentido más reivindicativos con nuestros políticos y pedirles que avancen en todo este tipo de cosas. Lo que pasa es que en Almería hay como cierta indolencia.
De esa indolencia también es víctima el cargadero de mineral.
Es otra de las piezas fundamentales. Nosotros ganamos el concurso de rehabilitación hace ya 15 años. Fue un concurso internacional con un jurado de mucho prestigio, quizá el proyecto que más satisfacción me produjo ganar. Han pasado quince años y ahí sigue.
¿Qué planteaban hacer allí?
Nosotros planteamos una serie de salas de exposiciones en el interior del cargadero, unos ascensores hasta la parte de arriba y un paseo peatonal que conducía desde la estación de tren hasta el extremo del cargadero y una cafetería restaurante al final. Ese concurso fue en 2004. Se han hecho algunas actuaciones pero de forma muy puntual.
¿Es una cuestión de dinero, de voluntad, de falta de entendimiento?
Yo creo que esto no es una cuestión solamente de dinero, es una cuestión de capacidad de los gestores y de nuestros políticos. En Almería tenemos el ejemplo de oportunidades perdidas, como fue el 2005. Fue otra ocasión fantástica donde se podían haber hecho muchísimas más cosas y no se hicieron. Yo comparaba lo que viví en Sevilla en el 92 con lo que viví en Almería y no tiene comparación. La figura del alcalde y del equipo alrededor es fundamental. Tener un equipo municipal con capacidad de gestión y preparado, con un buen equipo técnico detrás, es clave. Si no lo tienes, vas haciendo cosas. Nadie hace las cosas mal adrede, estoy seguro, pero los resultados no son los que deberían ser.
Pero la ciudadanía tampoco presiona.
Es un conjunto de cosas, que no hay un plan definido y la sensibilidad de la ciudad tampoco ayuda. ¿Qué es primero? Ultimamente hay algo más de actividad cultural en Almería pero tampoco es ciudad que se distingue por eso. Ese tipo de cosas son las que generan el caldo de cultivo para que luego a los politicos se les demande. Pero está claro que Almería necesita un plan estratégico, saber dónde quiere posicionarse en unos años.
Bueno sí hay un plan estratégico con una serie de líneas, aunque el aspecto urbanístico como tal no está contemplado.
Efectivamente, no estaba contemplado. Luego, son planes estratégicos que no están apoyados por una dotación económica. Si haces un plan estratégico y se queda en una línea de actuación y una serie de intenciones, no sirve para nada. El Guggenheim de Bilbao fue consecuencia del plan que se creó para regenerar la zona de la ría. Y Barcelona lo mismo, para los Juegos Olímpicos se crearon una serie de actuaciones y fue lo que transformó Barcelona.
¿La herramienta para definir esas estrategias de futuro sería un PGOU?
Al final un plan estratégico se tiene que apoyar también con el Plan General. Pero un plan estratégico tiene que entrar en más cosas. Por ejemplo, yo veo claro que el futuro de Almería y de la provincia está en dos sectores. Uno es el agro. Almería se tiene que convertir en el Silicon Valley del agro mundial con el PITA en el corazón como elemento generador. Y luego está el turismo. Almería tiene un potencial turístico apenas explotado. No hablo solo del turismo de sol y playa, hablo del turismo relacionado con la agricultura, y del relacionado con esos elementos singulares de la capital como la Alcazaba, el cargadero, los Refugios, y fuera de Almería el Parque Natural de Cabo de Gata, la geoda de Pulpí, el desierto de Tabernas. El desarrollo tiene que ir por ahí.
Cuando habla del agro, se refiere a investigación, claro, no a producción.
Sí, por supuesto, Almería no se puede quedar solamente como una plataforma de producción de hortalizas, lo que tiene es que convertirse en un polo de desarrollo, de investigación e incluso como un centro de comercialización. Está en una situación estratégica para poder comercializar la producción del Norte de África. En esa línea van muchas empresas, lo que pasa es que tienen que estar de acuerdo también las administraciones, la Junta Andalucía, el Gobierno central, porque, si no, se quedará, más que en Silicon Valley, en un polígono de desarrollo industrial o tecnológico. Y todo eso apoyado con la Universidad de Almería.
¿Qué papel tendría que jugar ahí la Universidad?
La Universidad tiene un potencial tremento y tendría que tener un enfoque agro, que creo que ya lo va teniendo. Pero no le sacan partido a su ubicación privilegiada junto al mar, en cuanto a estudios relacionados con el mar, con la sostenibilidad marina. Da la sensación de estar al lado del mar pero a espaldas de él.
La sostenibilidad en construcción está de moda. ¿Se da gato por liebre?
La sostenibilidad hoy en día se ha convertido en un término un poco denostado, sospechoso y vacío. Yo creo que no se ha comunicado suficientemente bien ni con la intensidad necesaria lo que nos viene con el cambio climático. Hay que comunicar mucho mejor cuáles son las consecuencias de todo esto. Y el sector de la construcción y el inmobiliario tienen mucho que decir. No es lo mismo hacer viviendas con un nivel de aislamiento, de consumo mínimo, a una vivienda estándar como hasta ahora. Pero esto hay que comunicarlo bien. Porque, si no, como me decía no hace mucho un promotor importante a nivel nacional, la gente no paga el 3 por ciento que vale más una vivienda sostenible porque con ese 3 por ciento piensan que amueblan su casa en el Ikea.
A la larga sale más caro en consumo energético.
Por supuesto, ese 3% más lo amortizas en 7 u 8 años. Pero como tenemos una sociedad que va tan rápido la gente no piensa en siete u ocho años. Esa es la realidad en España. Hay cierta sensibilidad pero no la suficiente. Sin embargo en Reino Unido o en Alemania la sensibilidad hacia el cambio climático y la sostenibilidad es muchísimo mayor. Y tienen claros los beneficios.
¿En el mercado se está poniendo mucha vivienda teóricamente sostenible que no lo es y se cobra como tal?
Claro, esa es otra de las cosas que ocurren. Por el hecho de que tenga paneles solares no es una vivienda sostenible. En general la buena arquitectura siempre ha sido sostenible. Pero hoy en día tenemos que dar un paso más e ir a viviendas y edificios energía cero, que no necesiten la red.
¿Y eso hoy se puede conseguir?
Sí, sí, hay tecnología suficiente lo que pasa es que es un poco más caro y ahora mismo eso lo pagan las grandes empresas o gente que esté muy sensibilizada. Pero las viviendas energía cero tienen que llegar. Yo eso lo veo claro.
En Almería hay condiciones para ello.
Claro, claro. Tenemos luz. Tenemos viento. Tenemos muchas posibilidades para utilizar energías renovables.
¿Cuáles considera sus proyectos más relevantes, además del cargadero?
Los Refugios han sido uno de los que más satisfacciones me han dado, y también algún que otro quebradero de cabeza, pero es el tributo por hacer proyectos de tanta relevancia e impacto social, que tocan tantas sensibilidades. Recuerdo un día en la delegación de Cultura, una reunion entre Junta y Ayuntamiento…. Se dijeron de todo y yo en medio intentando conciliar. Al final todo salió bien. Son un espacio único a nivel mundial. El PITA también fue un gran proyecto pero tuvimos muchos problemas en la fase de obra. Intervinieron más de diez empresas, supuestamente coordinadas por un Project Manager. No fue fácil, pero ahí está el edificio, creo que con un resultado bastante digno.
¿De dónde nace su pasión por la Arquitectura?
Yo nací en una casa con patio central cerrado iluminado cenitalmente y tengo en mi memoria como, de muy pequeño, al pasar por el umbral oscuro de la puerta de entrada subía las escaleras buscando la luz que bajaba desde las ventanas de lo más alto. Eso me producía una sensación de calma y plenitud quetodavía me ocurre cuando entro en espacios de luz cenital.
¿Cuál sería el proyecto soñado que le gustaría hacer?
Pues, mira, me gustaría hacer un rascacielos.
¿No está denostada la altura?
Todo lo contrario. Un rascacielos es más sostenible que una urbanización de duplex. Es una de las falacias que corren. Si tienes que alojar a mil familias a base de chalecitos de 1.000 metros, necesitas un millón de metros. Es una barbaridad. Sin embargo si haces una torre de 60 ó 70 plantas, con plantas intermedias donde pueda haber invernaderos, donde pueda haber parques… No estamos hablando de un rascacielos como hace 50 años, sino de un rascacielos verde, de energía cero. Ese tipo de edificios ya se están diseñando en Asia. Un edificio de ese tipo me encantaría hacer.
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