El centro penitenciario El Acebuche aisla a Ana Julia Quezada ante un posible contagio por tuberculosis. La interna permanece bajo estrecho seguimiento del personal médico de la prisión desde el pasado jueves tras detectarse un cuadro infeccioso grave a su compañera de celda.
La asesina del pequeño Gabriel Cruz Ramírez lleva once meses en régimen de protección en una galería cerrada del módulo de mujeres de la cárcel de Almería (módulo número 1). En la práctica solo mantiene contacto directo con su actual compañera de habitación, justamente la persona infectada por un enfermedad contagiosa que ataca a los pulmones y requiere tratamiento médico inmediato.
Según fuentes penitenciarias consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, los médicos examinaron a la interna enferma, que podría haberse contagiado fuera de la propia prisión e incubado la tuberculosis en las últimas semanas. Rápidamente y de forma preventiva los facultativos de El Acebuche tomaron medidas. Ambas mujeres fueron separadas en dependencias distintas y se han realizado las pruebas correspondientes, a la espera de los resultados del laboratorio.
Este periódico se ha puesto en contacto con el centro penitenciario para conocer la evolución del caso, aunque la dirección ha declinado hacer declaraciones sobre Ana Julia Quezada apelando a la privacidad de sus datos personales y de su propia compañera de celda en el módulo número 1.
En cambio, Miguel Ángel de la Cruz, director de El Acebuche, ha remarcado que “el derecho a la salud de las personas internadas en los centros penitenciarios está plenamente garantizado por la administración”. “Las características de la población reclusa y la prevalencia de determinadas patologías hacen que la sanidad tenga una importancia singular”, añade De la Cruz.
Salud pública
El director de la cárcel no valoró el caso concreto de Ana Julia Quezada, pero insistió en que los internos reciben una “atención especializada y completa” en coordinación con el hospital Torrecárdenas y que “los centros penitenciarios cuentan con los recursos materiales, técnicos y humanos necesarios para llevar a cabo esta labor con éxito”.
Además, concluyó que El Acebuche colabora con la sanidad pública “al tratar a los internos y eliminar el riesgo de contagio a otras personas en el interior del centro penitenciario o en el exterior”. “La sanidad penitenciaria tiene una importante y positiva incidencia en la salud pública”.
El tratamiento de la tuberculosis lleva meses y obliga a un seguimiento especial dada la alta capacidad para contagiar a personas con las que se mantiene un contacto continuado. Según fuentes consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, aún no se conocen los resultados de las pruebas a Ana Julia Quezada, pero ya se han tomado medidas profilácticas.
La hispanodominicana de 45 años de edad cumple prisión preventiva desde el 15 de marzo de 2018 por el crimen del pequeño Gabriel Cruz. Desde su ingreso ha pasado el 90 por ciento de su tiempo en régimen de protección y apartada del resto de la población reclusa. Está condenada a prisión permanente a la espera de la resolución de los recursos.
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