"El episodio más duro y a la vez más satisfactorio de mi carrera profesional". Así define Aníbal Alías, un policía nacional almeriense, el minuto en el que salvó la vida de un niño de cuatro años en la Comisaría de la Policía Nacional de Lorca, donde está destinado actualmente.
Todo ocurrió el pasado día 5 de diciembre. Una chica adolescente acudió "muy angustiada" a pedir ayuda a la comisaría porque su hermano pequeño se estaba ahogando. El agente almeriense no dudó en cruzar la calle, coger al niño que se encontraba al lado del coche en el que viajaba con sus padres y que se había atragantado mientras comía unas gominolas y realizarle la maniobra de Heimlich. "Cuando llegué, el niño no podía hablar y tenía una tonalidad que indicaba que se estaba ahogando y había que hacer algo de inmediato", reconoce el agente.
Los primeros auxilios realizados al lado del coche de la familia del pequeño fueron insuficientes por lo que el policía decidió llevar al menor al interior de la comisaría y con ayuda de otro compañero intentar que se estabilizara. "En ese instante no recuerdo estar especialmente nervioso, me centré únicamente en salvar la vida de ese niño sin pensar más allá", declara Alías Bejarano.
Fue en el interior de la comisaría cuando el niño de cuatro años comenzó a tener convulsiones y se desvaneció. Ante el preocupante estado del menor, el agente no dudó en darle "dos golpes secos" en la espalda con los que el pequeño retomó el conocimiento. “Cuando el niño me miró fijamente y no se apartaba de mi lado sentí el miedo y el nerviosismo de lo que podría haber ocurrido”, relata.
Un total de 1 minuto y 12 segundos fue el tiempo que transcurrió desde que la hermana mayor del pequeño pidió ayuda en la comisaría situada en el Camino del Gato y finalmente el pequeño expulsó el trozo de comida que le había provocado el ahogamiento. Un tiempo que puede resultar breve y que al agente Alías le pareció “eterno”.
Natural de Turre
Aníbal Alías nació en Turre, tiene 40 años y ha desarrollado gran parte de su vida profesional en Madrid. Hace tan solo un año y medio le destinaron a la comisaría de Lorca y acaba de incorporarse al cuerpo después de una baja por paternidad.
En esta línea, el policía asegura que su reciente paternidad le ha hecho sentirse especialmente sensible ante el suceso. “Mi primer pensamiento fue mi hija. Fue inevitable no pensar en ella mientras le salvaba la vida a un niño de cuatro años”, confiesa el agente.
Desde la Policía Nacional de Lorca se ha hecho un seguimiento del caso hablando después con la madre quien asegura que el niño está bien y que no ha necesitado de asistencia médica. Asimismo, la mujer ha agradecido a los agentes su intervención, especialmente la de Aníbal Alías, ya que gracias a su ayuda y su capacidad de reacción su hijo sigue vivo.
Formación de los agentes
Desde que los agentes de la Policía Nacional comienzan su formación como alumnos en la Escuela Nacional de Policía de Ávila, se inician en el aprendizaje de técnicas de primeros auxilios. Ante determinadas situaciones de emergencia, estos conocimientos pueden ser cruciales para asistir a las personas hasta la llegada de los servicios sanitarios. De hecho, su puesta en práctica puede salvar vidas.
Asimismo, los agentes continúan recibiendo una formación continua a lo largo de su carrera profesional a través de cursos y jornadas de formación. Desde la práctica de una reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta cómo resolver un atragantamiento o realizar una primera asistencia en caso de hemorragias, contusiones o quemaduras, pasando por la detección de un ictus, forman parte de la instrucción teórico-práctica de los agentes para poder prestar un mejor servicio a los ciudadanos.
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