El Ministerio para la Transición Ecológica ha elaborado un plan para abastecer con energías renovables todas las desaladoras que operan en la provincia de Almería, un plan que está pendiente de la formación del nuevo Gobierno para ponerse en marcha.
Se trata de un proyecto que abunda en la idea de disminuir el impacto ambiental en una actividad de gran relevancia para la provincia de Almería como es la obtención de agua, tanto para el abastecimiento a las poblaciones como para la agricultura, a través de la reducción del consumo de energías fósiles.
Alto consumo
La desalación requiere de una cantidad importante de energía lo que, además de suponer un notable impacto, supone un encarecimiento del metro cúbico de agua. El proyecto que explicaba el director general de Medio Ambiente, Hugo Morán, recoge la opción de construir en el entorno de cada una de las desaladoras plantas solares fotovoltaicas con capacidad de generación suficiente para atender las necesidades de esas plantas.
Con ello no sólo se conseguiría reducir el impacto del uso de energías convencionales, sino además abaratar el coste del agua desalada en torno a un 40 por ciento. Ese coste, no obstante, ha bajado en los últimos años, como reconocía el presidente de la Federación de Regantes de Almería, José Antonio Fernández, que señala que si hasta hace un par de años rondaba el 70 por ciento del coste del metro cúbico, la mejora de las tecnologías ha permitido un descenso hasta algo más del 40 por ciento de ese coste.
Descarbonización
Ese proyecto está en consonancia con la nueva estrategia de la Unión Europea, la Green Deal, enfocada en progresiva descarbonización de los sectores productivos en general y de la agricultura en particular, que debería reducir su huella de carbono en los próximos años.
El último informe de campaña de Cajamar Caja Rural, incide en la importancia de la sostenibilidad en las prácticas agrarias y señala que las exigencias de este tipo de actuaciones “serán más intensas en el sector hortofrutícola y la sociedad exigirá un control sobre ello”. Pone el acento en el alejamiento del mundo rural y el urbano, lo que condiciona con frecuencia las decisiones políticas que se adoptan.
En cualquier caso, la mayor distancia redunda en el desconocimiento no sólo de las necesidades del sector rural y agrario, sino también de los procesos productivos, “provocando que en muchos casos se exijan unas condiciones de producción por las que en realidad no se está dispuesto a pagar”.
La exigencia
Señala el informe de Cajamar que la sostenibilidad, tarde o temprano, será una exigencia para casi cualquier actividad humana y, por tanto, “tal vez sea una buena idea plantearnos este asunto en términos de oportunidad antes que en términos de problema o exigencia a terceros”.
En la parte positiva, estima que Almería se ha convertido en una referencia en el uso de los recursos tierra, agua y trabajo. Con el cambio al control biológico se ha reducido, además, el uso de materias químicas, mejorando la seguridad de nuestros productos y la calidad ambiental”.
Sugieren los expertos de la entidad que es necesario ir hacia un uso ‘exquisito’ de los recursos productivos, de la reutilización y del reciclaje, líneas que además están perfectamente alineadas con la tendencia de las políticas comunitarias. De hecho se trabaja en la forma de convertir la generación de residuos en nuevas oportunidades.
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