Esta socialista asturiana es, a sus 40 años, una de las personas con más influencia tanto en Ferraz como en Moncloa. Muñidora de los acuerdos parlamentarios que han dado dos veces la presidencia a Pedro Sánchez, teje a diario en el Congreso complicidades políticas para sostener la legislatura.
Adriana Lastra ha estado esta semana en Almería con una intensa agenda de partido. No es la primera vez. Estuvo tras la moción de censura que dio la presidencia a Pedro Sánchez, en la que mucho tuvo que ver.
¿Cómo afronta esta legislatura con la evidente debilidad parlamentaria del Gobierno?
Hay gente que vive con el temor de si esta atomización de partidos va a bloquear la legislatura. Yo creo que permite precisamente más oportunidades de acordar y de que haya amplios consensos. De momento es lo que estamos viendo. Es verdad que llevamos una semana solo pero los acuerdos con nuestros socios de investidura son firmes. Lo que tenemos es que cambiar la mentalidad. Ya se acabó la época en la que con un acuerdo de investidura o de gobernabilidad podías tirar la legislatura completa. Ahora vamos a ir negociando ley a ley, real decreto a real decreto, presupuestos a presupuestos. Iniciamos la legislatura con optimismo, conscientes de que hay saber también entender al resto de grupos parlamentarios. Va a ser la legislatura del diálogo más que una legislatura complicada.
¿Y lo del diálogo no debería haber sido antes, no es la esencia del parlamentarismo?
Pero antes teníamos una fuerza política, Ciudadanos, que bloqueaba cualquier intento de acuerdo. En esta legislatura eso ya no se va a dar, ya no hay una derecha que tenga capacidad de bloqueo. De momento la legislatura comienza con paso firme y decidido. Hemos aprobado en los últimos quince días en el Congreso la subida del salario mínimo, de las pensiones, de los funcionarios, la ley de eutanasia… todos ellos avances para los ciudadanos.
¿Se va a tener que emplear como portavoz más a fondo que hasta la fecha?
Yo le aseguro que hasta la fecha también nos hemos empleado a fondo, porque ahí está la investidura, que también fue un trabajo. Yo lo que le puedo decir es que tenemos una buena relación con los grupos parlamentarios, que existe la voluntad de todos ellos de que esta legislatura sea larga, y que mi relación con ellos es diaria. A la derecha del hemiciclo tenemos el Partido Popular, que se está dejando arrastrar por Vox y que eso genera en la izquierda del Parlamento también mucha unidad. Como diría Borges, no nos unió el amor, nos unió el espanto.
O sea que la paradoja puede ser que Vox sea el pegamento que los una.
Hay dos pegamentos. El primero es la voluntad de acabar con siete años de recortes de Mariano Rajoy. Y el otro, que cuando tú estás escuchando continuamente barbaridades que atacan el núcleo mismo de la democracia, eso hace que la izquierda de la Cámara se una más.
¿Las hipotecas de los socios de la investidura pueden llegar a ser muy exigentes?
A mí no me han pedido ninguna hipoteca, yo he firmado acuerdos sensatos, con el BNG, con Teruel Existe, Más País, con Compromís… son acuerdos de investidura y de gobierno buenos para España. No es ninguna hipoteca.
¿Cuál es el tono que espera de los partidos de la oposición?
Eso tendrán que decirlo ellos. A mí lo que me preocupa es, uno, que no asumen los resultados electorales. Solamente defienden la democracia cuando los ciudadanos les votan a ellos. Y dos, cómo están bloqueando la renovación de órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial o como el Defensor del Pueblo, que son muy importantes. Lo que espero es que el lunes hay una reunión del presidente con Pablo Casado, y que a partir de esa reunión se desbloquee la reelección de estos órganos constitucionales, porque están yendo incluso contra el mandato propio constitucional.
Cuando Podemos llegó al Congreso su posición era rupturista. Ahora son socios de gobierno, ¿se han puesto la camisa de la institucionalidad, están cambiando?
Todas las organizaciones políticas tienen un inicio, y un desarrollo, y lo que estamos viendo de Unidas Podemos y sus confluencias, es ese desarrollo, ese conocimiento ya profundo de las instituciones del Estado, de lo que es la gobernabilidad. Ese cambio no es fruto del Gobierno, ya lo habían dado antes, cuando empezaron a comprender que no todo era tan malo como ellos pensaban, que nuestra democracia es plena, que nuestro Estado del bienestar nos dota de derechos y de libertades, y que todo eso lo hemos conseguido gracias a la Constitución del 78. Creo que han aprendido eso.
¿La influencia de Podemos cambió en su día al PSOE y ahora el PSOE ha contribuido a cambiar a Podemos?
El PSOE siempre ha sido el mismo. Llevamos casi 141 años siendo una fuerza hegemónica de la izquierda, con un discurso en base a la igualdad, a la libertad y a la justicia social. Siempre hemos defendido la Constitución, ya defendimos la de 1931 y eso nos costó muerte y exilio, y defendiendo la del 78 nos dejamos a muchos compañeros por el camino. Nosotros sabemos quiénes somos. Si quiere lo que hubo, y no por Podemos, sino por atomización de partidos en el Congreso, fue una gran crisis que llevó a una reflexión interna que se saldó con unas primarias que ganó nuestro presidente Pedro Sánchez. Pero ahí no actuaron factores externos.
Y la otra pregunta, ¿el PSOE ha contribuido a cambiar a Podemos?
No, yo creo que Podemos ha desarrollado… [piensa un momento]
¿Ha madurado?
Exacto. Ha madurado. Se ha dado cuenta ya de que de que nuestra democracia probablemente no sea perfecta, pero es perfectible y que esa Constitución del 78 es una de las más avanzadas. Yo creo que se han dado cuenta ya de cuál es su sitio, y han entrado en la institucionalidad. Pero es una reflexión que han hecho ellos.
Está acostumbrada a la ingeniería parlamentaria, ¿quienes son más difíciles de barajar, Esquerra, Bildu…?
Pues fíjese, yo es que tengo una relación diaria con todos. No tenemos ningún problema a la hora de llegar a acuerdos y de tejer complicidades. Sí le puedo decir que mi relación más frecuente es, por supuesto con los socios del gobierno de coalición, con Podemos, y a partir de ahí con Esquerra Republicana, con el señor Rufián y con otros portavoces. De momento, afortunadamente, no hemos tenido problemas con ningún grupo.
¿Estamos en condiciones a medio plazo de cambiar la situación en Catalunya?
Para eso estamos trabajando, para eso nos sentamos con Esquerra y por eso llegamos al acuerdo de buscar un diálogo con los representantes legítimos de la Generalitat, para que un problema que surge en la política, pero que acaba en las calles de Cataluña, devolverlo a la vía política. Y no pretendo engañar a nadie, va a ser un camino muy complicado, no exento de obstáculos, pero estoy convencida de que lo podemos hacer si el Gobierno de España al otro lado de la mesa tiene un interlocutor que quiera también solucionar este conflicto. Hay mucho de emocional en el conflicto catalán, pero yo lo que me encontré fue una fuerza política, Esquerra Republicana, con el convencimiento de que lo podíamos hacer. Por eso es importante también que los acuerdos a los que se llegue, por supuesto, dentro del marco constitucional, que nadie lo dude, que representen a una mayoría cualificada de la sociedad catalana. Es importante que la política deje de provocar desafectos.
El otro día apuntó la posibilidad de que la exaltación del franquismo se convierta en delito. ¿Es una determinación que va hacia adelante?
Hablé de muchas cosas (risas), pero el titular fue ese. Yo hablaba de tipificar como delitos la apología del franquismo, de la misma forma que se hace en Alemania con la exaltación del nazismo. Hablé de exhumar a todos los demócratas que están todavía en fosas comunes y en cunetas, hablé de anular las sentencias de los tribunales franquistas… Hay flecos sin cerrar de la transición. Cuarenta años después de la llegada de la democracia tenemos que ir dando pasos para dignificar también nuestra democracia. Una democracia no puede homenajear ni a dictadores ni a tiranos.
¿La democracia salida de la transición ha estado en riesgo en estos últimos tiempos por las tensiones territoriales, por el desprestigio en muchos momentos de las instituciones del Estado?
Yo creo que nuestra democracia es una democracia consolidada, que la ciudadanía defiende con uñas y dientes. Si alguna vez has estado en riesgo ha sido por el latrocinio que el Partido Popular ha hecho de las instituciones. Ahí fue, junto con la crisis económica, los dos momentos en los que la sociedad estaba más desafecta respecto a los poderes públicos. Nuestra sociedad es dialogante, abierta, solidaria, muy trabajadora y muy honesta. Y los representantes públicos tenemos que serlo también para que no exista esa desafección.
¿Qué puede esperar una provincia como Almería de esta nueva legislatura?
Pues mire, durante siete años del Partido Popular aquí no se invirtió apenas nada. Sin embargo, con este gobierno son 1.600 millones de euros los que se van a invertir en el AVE de Almería. Vamos a pelear también para dar respuesta al problema en el campo con los precios de las grandes distribuidoras, porque tienen razón, no puede ser que gente que se deja la vida trabajando al final no consiga apenas llegar a fin de mes porque los precios a sus productos son una miseria. En el problema del agua, tenemos que ser valientes y dar pasos adelante. El mayor acuífero que tiene Almería es el mar Mediterráneo, además, por supuesto, de seguir con los trasvases que ya están aprobados y que evidentemente no se va a renunciar a ellos. Lo que tenemos que hacer es una nueva política de agua para que podamos usar ese agua desalada con energía renovable porque eso abarata el coste. Tenemos que dar viabilidad al futuro de las explotaciones agrícolas de Almería para todo el tiempo que podamos.
¿Siente que el tiempo ha terminado dando la razón a Pedro Sánchez y a las personas que en su día estuvieron al lado de Pedro Sánchez?
Yo siempre supe que tenía razón. No hacía falta que me la diera el tiempo.
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