El sector socio sanitario en tiempos del COVID-19

“Una residencia en un sitio para vivir, para cuidar a nuestros mayores no para curar”

El sector socio sanitario en tiempos del COVID-19
El sector socio sanitario en tiempos del COVID-19 La Voz
La Voz
12:00 • 17 may. 2020

Si hay algo que en estos tiempos de Covid-19 me resisto a aceptar es, entre otras muchas cosas, la generalización y la falta de contexto para declaraciones cuando menos capciosas. Opinadores, tertulianos, periodistas e incluso políticos han estado profundamente desafortunados al tratar la situación de los mayores en las Residencias de Mayores. Cierto es que en España ( y en otros países europeos) ha habido casos muy graves, tiempo habrá para poder depurar responsabilidades y tratar de encontrar soluciones para que dichas situaciones no se vuelvan a repetir. Pero vivimos tiempos donde todo es en mayúsculas y eso no ayuda para nada. New Deal, Plan Marshall, Liderazgo, Crisis. Las mayúsculas, la falta de contexto y la generalidad.



Primero fue decir que por algún caso concreto las residencias eran poco menos que un peligro, obviando que, por ejemplo, en España el 92,72% de los usuarios de residencias no habían tenido Covid-19 y que se estaba haciendo un trabajo ejemplar a pesar de la falta de medios y de ser centros en extremos peligro. Trabajamos con un grupo de población muy mayor, frágil y en su gran mayoría con patologías que ante la llegada del Coronavirus nos hacían ser más vulnerables. El sector en nuestra comunidad autónoma fue capaz de cambiar protocolos, acopiarse de EPIS, sectorizar y dotar de mas seguridad a sus centros para salvaguardar la seguridad de nuestros mayores. El trabajo sin descanso de nuestras profesionales no ha sido aun reconocido, sin su encomiable labor no habríamos tenido estos resultados. Tras denunciar los centros, vino el paso 2: criticar la forma mercantil del sector. Ni Margaret Atwood lo habría escrito mejor, distopia en estado puro. La culpa la tenían las sociedades mercantiles, que habían llegado a este sector para ganar dinero. Y se quedaron tan anchos. Y el daño se acabó de consumar. “Miente que algo queda” que diría mi madre. La falta de contexto lo es todo, se obvia que en Andalucía los grandes grupos no llegan a controlar ni el 25% del total de las camas, es un sector muy atomizado donde predominan pequeñas mercantiles, que operan en su gran mayoría en pequeñas poblaciones de Andalucía, vertebran la comunidad autónoma y dan empleo a las zonas mas rurales. Crean además empleo estable, de calidad, no deslocalizable y eminentemente femenino. Pero se prefiere hablar de grandes corporaciones y de fondos de inversión como si fuera una realidad o como si pertenecer a una gran corporación fuese algo  negativo “per se”. Se obvia la vocación de servicio del empresario, la inversión y el endeudamiento que conlleva montar una residencia, por pequeña que sea y las bajas tarifas. Si, esas tarifas que dicen que nos hacen millonarios, la enésima mentira.



En esa ausencia de contexto se obvia las ratios, el aumento de costes sustituyendo al personal de baja por IT y por sectorización, la compra de EPIS o la imposibilidad de hacer nuevos ingresos ya sean concertados o privados (los privados se admitieron a partir del 27/4 y con prueba PCR negativa que va con mucho retraso en muchas provincias andaluzas y en algunos casos se han hecho ingresos de plazas de emergencias social).  Pero el daño ya esta hecho, la legión de “opinadores” unido a un sentimiento de culpa aún presente en buena parte de la sociedad española creó la profunda herida que a día de hoy tiene el sector. Por eso es más importante aun trasladar lo que hacemos día a día en nuestros centros, trasladar las múltiples actividades, programas personalizados... Mostrarnos, en definitiva, tal y como somos. La verdad del sector. Lo cierto es que nos apasiona lo que hacemos, los usuarios se ríen, lloran, se enamoran, nos emocionamos cuando se recuperan con nosotros de un ictus y cuando una canción les vuelve a traer a este mundo y recuerdan por un momento quienes fueron.



Sufrimos cuando por culpa de esa maldita enfermedad llamada Alzheimer nos agreden sin quererlo (sí esas cosas pasan) y lloramos como su familia que nos sentimos cuando fallecen. Porque esas cosas pasan en una residencia, pasan allí porque es allí donde viven y pasan esas cosas porque una residencia en un sitio para vivir, para cuidar a nuestros mayores no para curar. Para eso están los hospitales. Y a pesar de las generalidades, las faltas de contexto y demás mentiras seguiremos dando lo mejor de nosotros mismos todos los días como hemos venido haciendo durante la crisis del Covid-19 y antes de ella, porque somos el sector que más y mejor ha sabido evolucionar y dar respuesta al envejecimiento de la población y su cronicidad y yo me siento orgulloso de pertenecer a el. Hoy más que nunca.



David Molina Martínez. Gerente de Avita Servicios Geriátricos y miembro de la Junta Directiva de CECUA.






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