El 2 de junio de 2010, el teniente coronel Borbón supervisó los preparativos del contingente español destinado a integrarse en la fuerza internacional en Afganistán. Entonces recorrió el campo de maniobras Álvarez de Sotomayor con el uniforme verde boscoso y las botas militares.
Una década después de aquelas maniobras, Felipe VI regresó a Viator este domingo convertido en Rey de España y vestido con el uniforme de gala y el fajín de capitán general de las Fuerzas Armadas.
La ocasión merecía la presencia del “primer legionario”, como reza el retrato pintado por Francisco Santana Carbonell y colgado en el salón noble de la base de Viator.
El monarca presidió el acto solemne de celebración del Centenario de la Legión, recuerdo del alistamiento de Marcelo Villeval Gaitán el 20 de septiembre de 1920 en la unidad ideada por Millán Astray y creada por el Rey Alfonso XIII.
Felipe VI aterrizó en el Aeropuerto de Almería sobre las 11.30 horas y se trasladó a la base acompañado de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y del Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Francisco Javier Varela Salas.
El desarrolló del evento nació mermado por la crisis sanitaria, pero la Legión no quiso faltar a una cita histórica. Sin público, sin autoridades políticas y sin la inmensa mayoría de los legionarios que integran la Brigada Rey Alfonso XIII, el acto se desarrolló durante con 200 militares formando y un palco nutrido por altos mandos de los tres ejércitos.
Austeridad
El Rey Felipe VI no tomó la palabra y su voz apenas pudo oírse para agradecer afectuosamente el detalle de una placa descubierta sobre el mármol de la nueva tribunal principal en el patio de armas, obra del arquitecto técnico de Puente Genil (Córdoba) Julio Migueles.
Tampoco habló ninguna otra autoridad, cumpliendo así con el compromiso anunciado en las jornadas previas de realizar un acto solemne, pero muy sencillo, acorde a la grave situación generada por la pandemia de coronavirus y al luto por las víctimas.
Ante el monarca formó una Compañía de Honores, con representación de los cuatro Tercios que componen la Legión y de la Bandera Maderal Oleaga, adscrita al Mando de Operaciones Especiales en Alicante.
Entrada de la bandera nacional, llegada del Rey, revista a las tropas, lectura de una reseña histórica de la unidad, homenaje a los caídos y desfile de legionarios y vehículos. Apenas una hora de evento. Todo con escrupuloso respeto a las medidas sanitarias y cierta sensación de desazón en el ambiente por no poder hacer partícipes a los ciudadanos de un encuentro llamado a ser multitudinario, una gran fiesta popular.
Fundación
La Legión ha tenido que recortar su agenda de eventos para el Centenario por la pandemia, aunque confía en recuperar buena parte de la programación a lo largo del próximo año si el contexto sanitario mejora.
La Legión se fundó en 1920 como unidad de infantería heredera de los antiguos Tercios, aunque hoy es mucho más. Incorporó otras especialidades y se constituyó como punta de lanza de las Fuerzas Armadas en misiones en el exterior.
Durante los últimos 30 años ha ganado fama como fuerza especializada en operaciones de paz en África, Oriente Medio o Los Balcanes. Actualmente lidera el grupo táctico desplegado por la Unión Europea en Mali, donde se ha celebrado también este Centenario fundacional. Su llegada a la provincia de Almería se realizó en 1995, cuando los legionarios encabezados por el coronel Carlos Gabari cruzaron a pie la barrera de acceso a la base de Viator.
La Legión se constituyó como Brigada Rey Alfonso XIII (bisabuelo del Rey Felipe VI) e instaló en Almería su Cuartel General. “Estamos muy identificados como Almería y con los almerienses”, dijo el general Marcos Llago, actual general jefe de una unidad centenaria.
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