La primitiva iglesia de San Roque

Se empezó a construir en 1892 bajo la dirección del arquitecto Trinidad Cuartara

La iglesia de San Roque destacaba sobre el Llano, frente a la carretera de Málaga y el muelle pesquero.
La iglesia de San Roque destacaba sobre el Llano, frente a la carretera de Málaga y el muelle pesquero.
Eduardo de Vicente
19:21 • 11 feb. 2021 / actualizado a las 07:00 • 12 feb. 2021

Cuando en los últimos años del siglo XIX empezaron a levantar la iglesia en el lugar conocido como Llano del Puerto, solo los más viejos del lugar recordaban la existencia en aquel páramo de una antigua ermita donde se veneraba a San Roque. 



Tuvo que ser una capilla muy pobre, que se fue descomponiendo por los años  y por el abandono, pero que dejó una profunda huella en la vecindad, ya que durante décadas, los pobladores del barrio siguieron acudiendo allí en romería cuando llegaba el día del santo, aunque ya no estuviera en pie su ermita.



Desapareció aquel humilde santuario, pero se mantuvo la fe en el santo, que se fue heredando de generación en generación. La vieja ermita ocupaba un lugar privilegiado en aquel llano frente al puerto, muy cerca del lugar donde años después salieron a la luz los restos de un antiguo cementerio medieval.



En el mes de mayo de 1890, el obispado solicitó al ayuntamiento el permiso necesario para construir un modesto santuario en honor a San Roque y así restituir la veneración al santo entre los vecinos. El proyecto se concibió en uno de los terrenos que la familia Llorca poseía en el llano. Él, Jaime Llorca Orts, había sido un destacado oficial de la marina mercante y en su madurez se dedicó a los negocios marítimos. Estaba casado con Vicenta Busques Terol, mujer de profunda vocación religiosa. De ella partió la iniciativa de donar unos terrenos que tenían baldíos, junto a su vivienda de la calle Corbeta, para la construcción de una nueva ermita para venerar la imagen de San Roque. 



Doña Vicenta, en una reunión con el Obispo don Santos Zárate y Martínez, le prometió un trozo de terreno para la construcción del templo, con la condición de que en una parte del edificio se estableciera un colegio gratuito para los niños y niñas del barrio que por no tener medios a su alcance estaban sin escolarizar.



En aquellos días, aquel escenario, conocido como el Llano del Puerto, era una planicie que estaba en constante transformación y que empezaban a urbanizarse con nuevas viviendas y nuevas calles. La construcción de una iglesia suponía el paso definitivo para que el arrabal se convirtiera definitivamente en un barrio perfectamente organizado y arropado por la mano de la Iglesia.



Tras varios años de retrasos y de obras, por fin, en el verano de 1893 se bendijo el templo y se dijo la primera misa en la llamada ermita de San Roque, levantada frente al muelle con el dinero de una suscripción popular que abrió el propio obispo en su Boletín Eclesiástico a finales de 1891, para ayudar a las familias del barrio que habían sufrido las terribles consecuencia de la inundación del once de septiembre.



Cuando surgió la iniciativa, el proyecto era construir una capilla modesta para que los fieles pudieran venerar a San Roque, pero la generosidad de los donantes permitió acometer una empresa mayor y finalmente resultó una verdadera iglesia por sus dimensiones y ornato. 


Los trabajos, dirigidos por el arquitecto municipal, Trinidad Cuartara, dieron como resultado un hermoso templo con un amplio sótano donde se instaló una escuela pública de niños. En la pared central de la nave se levantó un espléndido retablo de más de nueve metros de altura, realizado por el artista Antonio Fernández Navarro


La iglesia destacaba por su esbelta torre que competía con las torres de los templos del centro de la ciudad. Tenía un hermoso tejado de zinc, rematado con caprichosos adornos, un coro espacio y un suelo brillante de mármol. Las ventanas estaban decoradas con vistosos cristales de colores que llenaban de luminosidad el interior del templo y arriba, en la torre, asomaban dos campanas que pronto se convirtieron en las centinelas de aquel distrito. Sonaban para dar las horas a la vecindad, cada vez que se producía un fuego en el barrio y cuando desde el mar llegaban noticias de algún naufragio.


El domingo 13 de agosto de 1893, a las ocho de la mañana, se ofició la misa y la bendición del templo y ese mismo día, a las seis de la tarde, se verificó el traslado de la imagen de San Roque desde la iglesia de San Juan donde permanecía expuesta, hasta su nueva capilla del puerto. El traslado se hizo en una solemne procesión que congregó a cientos de fieles por las calles del barrio de pescadores.


La tarde anterior, la del doce de agosto, se habían bendecido las campanas, en una ceremonia que estuvo dirigida por el canónigo don Manuel Rubira, que estuvo presente en todos los actos de la apertura del templo en representación del obispo.


Aquella iglesia sufrió graves daños durante los bombardeos de la guerra civil. Sobre su solar se tuvo que levantar un templo nuevo, el actual,  con el dinero aportado por Regiones Devastadas. Fue bendecido el 19 de marzo de 1949.


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