El callejero que impuso la República

Lo primero que hicieron los políticos republicanos fue poner patas arriba el callejero

Al Parque le cambiaron el nombre con la República. Le cortaron el del Rey Alfonso XIII y se lo dedicaron al ilustre político don Nicolás Alonso.
Al Parque le cambiaron el nombre con la República. Le cortaron el del Rey Alfonso XIII y se lo dedicaron al ilustre político don Nicolás Alonso.
Eduardo de Vicente
00:49 • 14 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 14 abr. 2021

Si a cualquier vecino de Almería le preguntan dónde estuvo la Plaza de José Nakens, lo más probable es que responda que se han equivocado de ciudad. Pero no, la plaza en cuestión existió durante cinco años, el tiempo que duró la Segunda República. La Plaza de José Nakens era la Plaza de Marín de toda la vida, a la que nuestros ilustres políticos republicanos le cambiaron el nombre para rendir homenaje a un famoso periodista republicano, natural de Sevilla, que había pasado a la historia por sus ideas anticlericales por las que llegó a ser excomulgado en cuarenta y siete ocasiones. 



Lo primero que hicieron los políticos republicanos en la ciudad, en los primeros meses del nuevo régimen, fue poner patas arriba el callejero, llevándose por delante una parte de la historia de la ciudad. Había que borrar cualquier huella monárquica y religiosa, y nada mejor que empezar por el humilde callejero que no  podía quejarse. En la primera reunión del Ayuntamiento tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII, en la sesión extraordinaria del 15 de abril, el concejal don Eduardo Limones Sanes propuso que al Paseo, entonces ‘del Príncipe’, se le bautizara como ‘de la República’



En la sesión del día siguiente, se dio cuenta de un escrito de varios vecinos de la Plaza de Pavía pidiendo a las autoridades municipales que le cambiara la denominación al lugar por los nombres de los capitanes Galán y García Hernández. Tras leerse  esta propuesta, el concejal don Cayetano Torres propuso que se modificara esta petición vecinal, en el sentido de titular la Plaza de Pavía con el nombre de Cayetano García Hernández, “puesto que vivió en ella durante su residencia en Almería”, y designar otra vía pública con el nombre de capitán Galán. A propuesta del concejal Limones, finalmente se decidió que fuera la calle de Martínez Campos la que pasara a denominarse del Capitán Galán.



En los primeros meses de la República continuaron los cambios. El cuatro de mayo, un concejal propuso la desaparición de las dos lápidas que en el vestíbulo alto de la casa consistorial recordaban las visitas de los monarcas y que se sustituyera por otra con la inscripción del advenimiento de la República. 



Entre las muchas propuestas que llegaban al Ayuntamiento para cambios de nombres, destacó el escrito de los vecinos del cerrillo del Hambre, de La Chanca, solicitando que se sustituyera esta denominación por la de barrio de La Libertad. Leído este escrito, se acordó remitirlo a la comisión especial que se había designado para la modificación del nombres de las vías públicas. Finalmente, el once de julio de 1931 se aprobó que el Cerro del Hambre se llamara Cerro de La Libertad, que la Plaza de San Sebastián recibiera el nombre del doctor Ferrán, que a la Plaza de la Catedral se la llamara Plaza de José Litrán, y a la del Carmen de Joaquín Ramón García. La calle Real fue bautizada como General Riego, la de Obispo Orberá como Blasco Ibañez, Reina Regente se cambió por General Villacampa, la de Sebastián Pérez por Concepción Arenal, la calle de la Reina por Mariana Pineda, la Real del Barrio Alto por Francisco Salmerón, el Paseo de San Luis por Paseo de Gaspar Núñez, la calle Clarín por Concha Robles y la de Narváez por Godoy.



Los vecinos de la modesta Plaza del Águila, en el barrio de las Cruces, vieron  cómo le cambiaban de la noche a la mañana su nombre tradicional por el de Pi y Margall. La escondida calle del Conde Xiquena, a espaldas de la Plaza de la Catedral, recibió el nombre del político republicano Estanislao Figueras; la ilustre calle de Gerona se llamó de Maura y a la de San Leonardo se le puso el nombre del sabio republicano Eduardo Benot.



La calle de Nuestra Señora de las Mercedes, en el barrio de Belén, llevó el nombre de los Coloraos, en honor de los recordados mártires de la libertad, mientras que la calle de Terriza y la Plaza de Urrutia fueron dedicadas a los poetas Giménez Aquino y Durbán, respectivamente.



La mayoría de todos estos cambios no sirvieron para nada porque los vecinos siguieron llamándole a sus calles y a sus plazas con los nombre de siempre.


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