¡Sí, yo soy decorador! ¡Ah! y yo ingeniero aeronáutico diseñador de aviones para Boeing. Imaginar que cualquiera pudiera decir que es abogado porque se le ha ocurrido una estrategia para poner una querella a los vecinos de su comunidad o ingeniero aeronáutico porque le encanta dibujar aviones.
Marisa Cuadrado es decoradora colegiada, con Nº 592 del Colegio Oficial de Decoradores de Andalucía (CODA) y defensora de la regulación de su profesión en beneficio de todos los consumidores. Es la gerente de la empresa Carman Interiorismo que tiene su estudio y Showroom en la Avenida del Mediterráneo y le preocupa el intrusismo que al final perjudica a toda la profesión: “Cierto que hay personas que pueden ser muy creativas o que son capaces de dibujarte todo un proyecto de película, pero por desgracia nos encontramos con decenas de casos, todos los años, de clientes que vieron que el sueño que querían poner en marcha, se ha convertido en una auténtica pesadilla, donde el presupuesto inicial no tiene nada que ver con lo que ya lleva gastado, con materiales elegidos que no son los adecuados, o que las personas que han llevado a cabo la obra eran incapaces de terminarla, por ya no hablar de casos que desaparecen, con toda la batalla legal que esto luego va a suponer para las personas afectadas”.
La profesión de decorador está legalmente regulada y es obligatorio para desempeñar este trabajo estar colegiado y poseer la titulación correspondiente. Cualquier persona no puede decir que es decorador. La profesión de interiorista está regulada por ley y deben contar con titulación específica.
Marisa Cuadrado nos alerta de lo que debemos exigir a nuestro decorador: “el decorador está obligado a redactar con eficiencia y plena responsabilidad, proyectos de decoración que no afecten a elementos estructurales, igualmente debe dirigir y coordinar los trabajos de decoración, concebir diseños, controlar y valorar la calidad de los materiales y elementos que intervengan en todo el proyecto de decoración, así como realizar valoraciones, informes y dictámenes sobre proyectos y realizaciones de decoración”.
La colegiación obligatoria sigue destacando Marisa: “es una garantía para el cliente y se justifica por el interés público que supone nuestro trabajo y que este se ajuste a las normas que aseguren su eficacia así como su responsabilidad”. Los colegios de decoradores, tutelan la actividad de sus colegiados en el interés de quienes son destinatarios de los servicios prestados por las y los profesionales que los integran y así está regulado en la Ley de Colegios Profesionales.
"La colegiación da la garantía al cliente de que el trabajo se llevará a cabo de forma profesional", destaca Marisa Cuadrado.
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