Su familia es de Adra, pero ella creció y vivió en Almería capital hasta los 18 años, cuando se fue a Madrid para estudiar Administración y Dirección de Empresas - Bilingüe en la Universidad Pontificia de Comillas. Al terminar la carrera se fue a Dublín, “pues allí está el centro neurálgico en Europa de las empresas tecnológicas americanas”, explica. “y era el sitio ideal para empezar mi carrera en la tecnología”.
¿Y por qué la tecnología?
Aunque estudié una carrera con poco enfoque tecnológico, desde el principio me habían parecido interesantes los productos tecnológicos que estaban cambiando nuestra forma de vida. Me sentía muy atraída por modelos de negocio disruptivos en su momento, como Airbnb o Uber. De hecho, enfoqué mi proyecto de Fin de Grado en estudiar este tipo de modelos. Y, bueno, por aquella época mi hermano mayor ya trabajaba como Ingeniero Industrial para Amazon en Estados Unidos... Así que empecé a acercarme a personas que me pudieran dar más contexto sobre cómo era trabajar en este tipo de empresas...
¿Cómo lo lograste?
Usé LinkedIn para conectar con personas involucradas en este sector. Yo buscaba una salida profesional que uniera tres de mis áreas de interés: la tecnología, la relación con las personas y un ambiente multicultural. Y allí encontré una red de personas dispuestas a contarme sus experiencias de forma altruista, y descubrí un mundo en el que yo creía poder encajar. Me abrieron la puerta a Dublín, y a poder postularme como candidata en empresas ubicadas allí. Al poco tiempo me contrataron en Salesforce, en su equipo comercial... Y después de tres años trabajando en el sector, creo que entrar en este mundo fue una de las mejores decisiones que he podido tomar.
¿Y cómo es el ámbito tecnológico, ya desde dentro?
Es rápido, cambiante, demandante, y, a mi parecer, muy entretenido. Además, el aprendizaje y la formación son continuos, por lo que estás en un crecimiento personal y profesional constante. Desde fuera, este mundo puede parecer complejo e, incluso, asustar a personas que no tengan formación. Pero mi experiencia es que lo más difícil es dar el paso de querer entrar en él. Una vez dentro, con ganas y esfuerzo toda la parte técnica se puede ir aprendiendo poco a poco.
¿Y ahora, dónde trabajas?
Después de dos años en Salesforce, recibí una oferta de DocuSign, la empresa ‘número uno’ del mercado mundial en firma electrónica. Desde hace un año trabajo allí como gestora comercial. Gestiono proyectos de empresas que quieren empezar a trabajar con el servicio que proveemos, transformando y haciendo más eficientes sus procesos de firma de contratos hacia una metodología digital.
¿Hay diferencias entre una empresa española y una americana?
Sí, hay diferencias en la cultura empresarial de ambos países. Por ejemplo, la percepción del fracaso. Las organizaciones americanas basan su cultura en la flexibilidad y autonomía de los trabajadores. Hay procesos e indicadores que cumplir, pero, en definitiva, lo importante es cumplir con los objetivos que se demandan. Y hay una mayor libertad de cada empleado para llevar a cabo sus propias iniciativas, sin miedo al fracaso. Y, por otro lado, está lo de la jerarquía en las organizaciones... La comunicación entre las posiciones de liderazgo y las más bajas es más frecuente, y la relación es cercana, sin importar cuál sea tu cargo...
¿Y cómo ves tu futuro..?
Sin duda, dentro del sector tecnológico. Sí me gustaría, en algunos años, tras ganar experiencia en el extranjero, trasladar todo ese conocimiento de vuelta a España. En algún momento de mi carrera, me gustaría poder formar parte del crecimiento de alguna de las muchas startups de origen español...
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