El Lugarico: Juanma y el arte de la prudencia

“Moreno Bonilla ha resultado ser una auténtica sorpresa para los andaluces”

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Europa Press
Francisco Giménez-Alemán
20:59 • 18 feb. 2022

Baltasar Gracián, el sabio jesuita que en 1647 desgranó en trescientos aforismos el arte de la prudencia, parece que lo hubiera escrito como libro de cabecera de Juan Manuel Moreno Bonilla quien debido al comedido sentido de sus manifestaciones aún no ha comprometido ninguna fecha para las elecciones andaluzas, que él y solo él puede convocar. Presionado y mil veces preguntado por la fecha de los comicios, el Presidente de la Junta no arriesgó ni una sola palabra que pusiese ya en la agenda política una fecha fija para ir a las urnas. Es doblemente valiosa la prudencia a la vista de los resultados en Castilla y León donde su presidente ha hecho un pan como unas tortas para quedarse como estaba y cambiar de pareja de baile: antes Ciudadanos y ahora Vox.



No se sabe si Fernández Mañueco ha despedido ya a los asesores que le recomendaron adelantar las elecciones en Castilla y León al 13 de febrero, pero desde luego nunca debió hacerles caso, porque el resultado ha sido el cambio a peor de la situación política en aquella Comunidad autónoma en la que Ciudadanos no le había planteado problemas ni pasaba de ser un rumor nunca confirmado que fuese a sumarse a la moción de censura socialista. Los problemas los tendrá ahora con Vox que para votar la investidura le exige ya la vicepresidencia y al menos dos consejerías de un Gobierno difícil por no decir imposible.



Moreno Bonilla ha resultado ser una auténtica sorpresa para los andaluces. Casi nadie lo conocía cuando fue designado candidato por el dedo de Rajoy ni daba un duro por él como aspirante a la Presidencia de la Junta. Hombre de escaso currículo, sin licenciatura universitaria y con algún cargo en los gobiernos del PP no muy relevantes, por cierto, Juan Manuel (llamadme Juanma) preside un Ejecutivo sin hacer demasiado ruido, enderezando no pocos entuertos de la larguísima etapa socialista y poniendo en práctica unas políticas cercanas y eficaces que parecen gozar del favor de una gran mayoría de los andaluces. Su personalidad, su perfil como gestor y su bien hacer han crecido en la opinión pública, de suerte que hoy alcanza una valoración sobresaliente entre la gente no sectaria y encara un final de legislatura con un balance muy positivo que a no dudarlo –demoscopia dixit- le dará un lugar de privilegio en la parrilla de salida electoral. Se pueden enumerar muchas otras cualidades de este malagueño nacido en Barcelona, pero es de destacar sobre cualquier otra la de la prudencia.



No le será fácil al Gobierno PP-Cs agotar la legislatura, pero es evidente que Moreno Bonilla quiere alcanzar el tope legal, último domingo de noviembre. Solamente el persistente bloqueo parlamentario por parte del PSOE y Vox obligaría a un adelanto que tampoco interesa al grupo socialista debido a la bisoñez de su candidato, Juan Espadas, en las lides autonómicas. La presión para anticipar los comicios viene casi exclusivamente de Vox, cuya presunta candidata, Macarena Olona, está ya calentando en la banda y placeándose por pueblos y ciudades con notable éxito de público. Pero no cabe duda de que si esa situación contra natura llegase a atar de pies y manos al Gobierno de coalición, el presidente de la Junta se vería en la forzosa tesitura de disolver la Cámara y dar la voz a los andaluces en una nueva consulta. Es lo que ocurrió en 1996 cuando el presidente Chaves tuvo que dar por terminada la legislatura llamada de la pinza. 



El arte de la prudencia es esencial en política. Tenemos un reciente ejemplo: el Presidente de Castilla y León se precipitó al adelantar las elecciones autonómicas. Y no solo eso: habló más de la cuenta subiendo a la estratosfera sus expectativas de voto, de tal suerte que al no lograr ni acercarse a la mayoría absoluta el resultado se ha leído como un fracaso. “En política hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia, no exhibir mucha ciencia y presencia o ausencia según conveniencia”. Valga así el aforismo adaptado del gran escritor sevillano Santiago Montoto, a no dudarlo discípulo aventajado de Baltasar Gracián. 



Estos días asistimos a un master class de imprudencia del Partido Popular en Madrid que ha llevado al borde del precipicio la disputa entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Este gran partido de la derecha española no tiene remedio. No le hace falta nadie enfrente que le hostigue, divida o confunda. Ellos solitos se bastan. Y lo hacen con tanta destreza que logran eclipsar cualquier otro conflicto del panorama nacional. Por ejemplo, que los socialistas han tenido una debacle en Castilla y León al perder siete procuradores. Y que sus socios en el Gobierno de la nación prácticamente han sido laminados. Pero el foco mediático está puesto en el eje Puerta del Sol-Génova. La gaviota se ha suicidado.





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