Espadas en todo lo alto en Pablo Cazard

Crónica de un mitin de campaña del 19J

El candidato del PSOE Juan Espadas, ayer, en la Plaza Pablo Cazard de Almería, con una simpatizante.
El candidato del PSOE Juan Espadas, ayer, en la Plaza Pablo Cazard de Almería, con una simpatizante.
Manuel León
00:38 • 09 jun. 2022 / actualizado a las 02:13 • 10 jun. 2022

Llegó con bronceado albañil no de playa de Rota, retrasado por las idas y por las vueltas, abriéndose paso como un torero por la calle del General Tamayo; desembocó -el candidato que  quiere ponerle un cepo a las tres derechas- escoltado por Fernando, por Noemí, por Pilar, en el centro de Almería tomado por su feligresía; llegó -después de haber estado desayunando en el Hotel Avenida almeriense y haberse tomado un café en Málaga- a la Plaza del cónsul Pablo Cazard con los artistas de la Escuela de Arte mirando desde las ventanas, como miraban a Gary Cooper en Solo ante el  peligro. Pero Juan (Espadas), con su cara de buen yerno (o buen suegro, según se mire), no estaba solo. Estaba arropado hasta las trancas por su gente, por su PSOE, con la caravana de la prensa que lo sigue y lo persigue estos días de 19J soltándole flashes y micrófonos.



Sonaba en los altavoces el Nada fue un error de Andrés Calamaro, mientras recibía achuchones de la parroquia, mientras él lanzaba besos al aire denso de la primavera almeriense. El CIS le da un empate técnico en Almería con Macron Moreno y se le vio, por eso, como un Espadas en todo lo alto, como jugando en casa. Allí estaban alcaldes como Antonio Fernández y su Juan Velasco del alma, Esperanza de Níjar, Inés Plaza de amarillo yema de huevo, Adriana de naranja enemigo y la histórica María Martínez Castro mitigando la calorina con su abanico.



“Si votamos, ganamos”, recordó impulsivo Fernando Martínez desde el estrado y las palmas crujieron sus orejas desde la tribunilla de afectos que tenía a sus espaldas. Y después Noemí Cruz y Pilar Navarro -que, como la poesía, son armas cargadas de futuro- siguieron caldeando el ambiente con brillantez dialética -por qué no decirlo- y preparando el terreno para el lucimiento del cabeza de cartel de la tarde. Para cuando se apostó el exalcalde de Sevilla en el atril, Sarabia ya había puesto a España por delante de Suiza (¡los rojos contraprogramando a la roja en Prime time!). Y cuando aseveró que “lo primero que voy a hacer cuando sea presidente de Andalucía va a ser propiciar el cambio en el Ayuntamiento de Almería”, pasaba Andrés Felices que venía de cerrar Río Preto camino de su casa nazarena y se paró, con cara de despistado, mirando el mitin a diestra y a siniestra, acariciándose la cabeza, como acordándose de pronto de que dentro de diez días tiene que ir a votar. Quizá sea una papeleta ganada ayer para la ‘Causa Espadas’.








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