“Tras los pinchazos puede haber gamberradas criminales, no es una banalidad”

Entrevista a José Antonio Lorente Acosta, catedrático de Medicina Forense y portavoz del SAS

José Antonio Lorente, catedrático de la Universidad de Granada y experto en Medicina Forense, en una imagen de archivo.
José Antonio Lorente, catedrático de la Universidad de Granada y experto en Medicina Forense, en una imagen de archivo. La Voz
Antonia Sánchez Villanueva
10:12 • 07 ago. 2022 / actualizado a las 10:13 • 07 ago. 2022

El forense almeriense José Antonio Lorente Acosta, catedrático de la Universidad de Granada, ha sido designado por el Servicio Andaluz de Salud como portavoz para el asunto de los ‘pinchazos’ a mujeres en lugares de ocio nocturno, de los que hasta el viernes ya se habían dado cuenta de cerca de 40 casos en toda Andalucía, dos de ellos en Almería. Lorente Acosta, miembro de una reconocida saga almeriense de médicos originaria de Olula del Río, está considerado como uno de los mejores de España en su especialidad.



Con el asunto de los pinchazos se está creando una especie de psicosis. ¿Hay elementos reales para la preocupación? 



Elementos para la preocupación hay, pero muy limitados. No podemos negar una realidad, y es que en toda España, no solo en Andalucía, ha habido sobre todo chicas que han sentido un pinchazo y algunas de ellas alegan que han tenido algún tipo de sintomatología, otras no. Y eso es un hecho cierto e innegable. ¿Por qué digo que es relativo? Porque, en Andalucía tenemos un total de 36 casos atendidos a fecha de hoy [este viernes], pero, en verano, mes de agosto, ¿cuántos cientos de miles de chicas han salido a bailar y divertirse? La probabilidad es minima, pero existe, y es algo que antes no estaba siendo denunciado y ahora sí. 



El jueves se dio un primer dato de 16 en Andalucía, y al día siguiente aumenta a 36. ¿Por qué ese rápido aumento?



Ha aumentado porque ya se han empezado a incluir datos de los centros de la esfera ajena al SAS, hospitales y clínicas concertados y privados. Esos datos no los tiene el SAS y es lo que se ha pedido que se le comunique para tener la información centralizada. 



¿Cuál es entonces el nivel de riesgo?



Es un riesgo muy pequeño, que, además, yo creo que va a tender a disminuir.



¿Por qué cree que va a ser así?

Por dos cosas. En primer lugar, porque se están incrementando las medidas de vigilancia y seguridad en muchos lugares, con cámaras de vídeo, con más personal de seguridad, es imposible estar metido dentro de una amalgama en una discoteca o en una feria de un pueblo, que en el momento en que alguien grita, va a haber más gente dispuesta a colaborar. Y también se está transmitiendo, y esto es muy importante para todos los que se les haya cruzado por la cabeza hacer esto como una broma, que es una acción criminal, un delito de lesiones del artículo 147 del Código Penal. Entonces, es una cosa muy seria. Por suerte, en todos los casos conocidos hasta ahora en Andalucía, los resultados están siendo negativos. Digo por suerte, porque parece que se está quedando limitado a pinchazos sin que se inyecte nada, porque una cosa es pinchar y otra inyectar. 


¿No hay constancia de que se haya detectado restos de ninguna sustancia? 

De los casos en estudio, a los que se ha hecho ya el análisis preliminar, que es un análisis de detección de drogas y de sustancias tóxicas, incluidos los medicamentos en altas concentraciones, todos son negativos. Ahora bien, como está dentro del contexto de un presunto delito, y de una investigación judicial, dependiendo de las decisiones que tome el juez, esas muestras pueden ser enviadas o han sido ya enviadas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, donde se hace un análisis más profundo, con equipos mucho más potentes capaces de de detectar cantidades por muy pequeñas que sean. Y a lo mejor resulta que alguno de estos datos que haya sido negativo se puede positivizar. Yo personalmente lo dudo, pero puede pasar. Pero, bueno, clínicamente, que es la parte inicial importante, no se ha detectado y no ha causado ninguna lesión muy fuerte. 


Esto empezó en otros países, ¿en alguno ha estado asociado a algún delito o acción agresiva?

Sí, vamos a ver, la sumisión química con objeto de someter a una persona con fines de un delito sexual, que es lo que más nos preocupa, eso evidentemente está descrito desde hace años y hay muchos datos, lo que pasa es que suele ser por vía oral, se añade a una bebida una sustancia determinada, porque la mayoría son indoloras, son incoloras y son insípidas. Y a partir de ahí se consigue el hecho. A través de un pinchazo son muy pocos los casos descritos porque provoca un dolor muy grande, que pone a la víctima en alerta. 


¿En qué situaciones se ha descrito?

Pues mira, por ejemplo, en países de Latinoamérica, se utiliza mucho la sumisión química en caso de secuestro. Si secuestras a una persona, no te importa pincharle algo y que se queje, ocurre en casos de trata de personas para transportarlas. Puede pasar también en ambientes muy controlados con alguien con quien tengas cierta confianza, que te dice, vamos a ponernos esto y luego lo que hace es someter. Pero es en esos ambientes, porque en otros de tipo abierto o con mucho público, es más difícil porque una cosa es pinchar y otra inyectar. 


¿La inyección es más complicada?

Para inyectar, hay que pinchar. A todos nos han puesto vacuna o una inyección intramuscular y el pinchazo duele y duele después cuando te inyectan el líquido, porque ese líquido entra a presión al músculo y se produce dolor. Hacer eso y que pase desapercibido es muy difícil. ¿Y luego tú que haces? ¿Seguir a esa víctima hasta que haga efecto? Claro que hay casos descritos, pero son excepcionales. Yo lo he dicho muchas veces, como método de actuación criminal es muy, muy poco eficiente, porque pones a la víctima en alerta y a todos los demás. Pero puede haber algún descerebrado que puede decir, yo le pincho esto y cae sobre la marcha. 


¿Qué sentido tiene entonces el que esto se haya extendido?

Ya la Guardia Civil y la Policía están empezando a sospechar desde hace varios días que puede haber un efecto imitación, o sea, la payasada, que no es ni payasada porque es un delito, un crimen. Y es una cosa que está generando pánico. Lo que se está pensando es que los que que lo estén haciendo, más que ir detrás de la sumisión química con objeto de cometer un delito de tipo sexual, o de robar, muchos casos pueden ser gamberradas criminales. Es muy triste. 


Pues es una manera de expulsar a las mujeres de los espacios públicos de ocio y asustarlas.

Hace que se asusten, evidentemente. El otro día oí a una chica que decía que ahora van con mucho cuidado y siempre dos o tres juntas, cuando van a pasar por algún lugar donde haya menos gente. Lo que está haciendo es otra vez victimizar de manera general a un grupo que es el 50% de la población como son las mujeres, pues pese a que no haya mayores consecuencias desde el punto de vista médico, se sienten amenazadas por un nuevo tipo de macabra amenaza que esperemos sea totalmente pasajera y desaparezca lo antes posible. Otra cosa muy importante es que la gente se informe bien a través de medios serios y medios oficiales, y no en las redes sociales. Hay que transmitir una información muy, muy objetiva. Esto está muy centrado contra la mujer y hay que decir que puede tener consecuencias muy graves, no sólo porque se pudiese inyectar algo, que es muy difícil pero puede pasar. Hay que ir por la lesión que produce, por el daño, por el daño síquico de la persona, no estamos hablando de una banalidad. 


¿Los organizadores de fiestas y los locales de ocio nocturno están concienciados con la prevención? 

A mí no me consta directamente porque no estoy en la parte esa, pero sí sé porque me lo han dicho compañeros que están aumentando de una manera muy clara la vigilancia. Primero, el control de acceso a muchos sitios. Claro, una jeringuilla pequeña se puede esconder en muchos sitios, pero están aumentando los costes de seguridad, el número de vigilantes, para que en caso de una alarma haya, se pueda bloquear y que no salga nadie. Y están aumentando la colocación y el enfoque de cámaras de vídeo en ciertos lugares, de tal manera que si pasa algo, enseguida se vean movimientos extraños y poder ubicar a la persona. La seguridad se puede garantizar hasta un punto, pero este es un país libre, no es China o Corea, aunque están haciendo todo lo que se puede. Yo casi que acabo por donde empezábamos, cuando cientos de miles de chicas de mujeres han estado de fiesta en Andalucía en estos últimos días, hay 36 casos. ¿Esto significa que hay que menospreciarlo y que relajarse? No, evidentemente no, todo lo contrario, porque está pasando, pero el ocio nocturno en España sigue siendo seguro y este tema se va a acabar, yo espero que pronto porque tampoco tiene mayor sentido salvo el de la imbecilidad de moda por parte de algunos. 


Si alguien le pasa, ¿qué tiene que hacer?

 Lo más importante, imprescindible y urgente es pedir ayuda inmediatamente e ir a un centro médico, o al hospital, o a un centro de salud, o al lugar donde se le pueda atender. Esto tiene dos partes, la clínica y la médico forense. Desde el punto de vista clínico, se va a ver el tipo de lesión que tiene y se va a poner algún tipo de tratamiento que puede ser simplemente contra la ansiedad o el miedo. Se le tomarán muestras para hacer análisis para ver si hay algún tipo de sustancia tóxica. A partir de ahí entra la parte médico forense donde se va a hacer un parte de lesiones que se manda al juzgado de guardia, se avisa a la Policía, o Guardia Civil de que se ha podido cometer un delito y que se tiene que investigar. Si la víctima no acude a estos sitios, esa información se está perdiendo. Si los casos se repiten, la policía empieza a buscar modus operandi que se dan en una zona, empieza a revisar la gente que estaba en esa fiesta, es un trabajo lento. Si no se denuncian los delitos, nos encontramos nada más que con la punta del iceberg. Por eso es bueno que haya una sensibilidad y que la gente no no lo deje pasar así. 


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