El cine Katiuska recupera la imagen de Cuartara para ser “faro cultural”

Convertirse en “un faro cultural” para el barrio de Pescadería es el futuro que el Ayuntamiento de Almería, a través de los fondos europeos del Proyecto CAMINA, ha preparado para el antiguo Cine Katiuska. Este espacio, nacido del lápiz de Trinidad Cuartara en 1904 para almacenar la uva de José Torres Enciso, será un espacio cultural “lo más versátil posible” contando con “una sala de lectura más grande de la que existe actualmente el barrio” y con espacios para “las necesidades de las asociaciones, desde los carnavaleros a los flamencos”, según las propias palabras de la alcaldesa de la capital, María del Mar Vázquez.

Este proyecto, que tiene que salir ahora a licitación, supondrá una inversión de 1,4 millones de euros y un plazo de ejecución de nueve meses, con lo que se prevé que esté terminado a finales de 2023.

¿Pero cómo se realizará esta transformación? El proyecto realizado por Eptisa, exactamente por el arquitecto Francisco García Ruiz, recoge la puesta a punto de las fachadas exteriores que se encuentran bastante deterioradas con los revestimientos en mal estado, fisuras y algunas grietas. 

Original
En el afán de respetar el proyecto original de Cuartara, y teniendo en cuenta que en sus usos posteriores de cine y de almacén de esparto se modificaron varios de los huecos existentes, se ha decidido cegar esos vanos realizados a posteriori.  Eso sí, se abrirá una nueva puerta de acceso en la calle Hernández.

Los paramentos exteriores se remozarán, tratando adecuadamente las actuales grietas y limpiando las  jambas de piedra de los citados huecos.

Se demolerá la cubierta actual pero se recuperarán y reutilizarán los elementos metálicos de su estructura que, una vez rehabilitada, se realice una nueva cubierta que no será accesible más que para su mantenimiento.

El interior del edificio se ha decidido que sea más moderno y aprovechar el desnivel de la calle para establecer una planta baja y una entreplanta.

El acceso por la calle General Luque será el principal y, nada más acceder, se encontrará la zona del mostrador de atención al público y un ascensor de cerramiento de vidrio que llegará a la cubierta y que busca la entrada de luz difusa desde la cubierta a esta parte del edificio. Además, según explicó el jefe de servicio de Infraestructuras, Jorge Nofuentes, “tendrá iluminación por la noche convirtiendo el espacio en esa especie de faro de atención en el barrio”.

Distribución

Y es que dotar de luz a este edificio es parte del trabajo contemplado por parte del arquitecto que ha diseñado el proyecto de ejecución. Así, también cercanos a las fachadas se realizarán lucernarios que introduzcan luz natural en el edificio. 

Al fondo, adyacente a la fachada norte, se ha decidido dejar un patio ajardinado, en torno al que se dispondrán los espacios más fragmentados del programa de necesidades del edificio: aseos y áreas de talleres y exposiciones. 

Se conforma una entreplanta que ocupa todo el ancho del edificio en sus extremos, en torno a los núcleos verticales de iluminación. A esta entreplanta se podrá entrar directamente desde la calle Hernández, y desde el interior del edificio se llegará a través de una escalera.

A la hora de distribuir usos, en la planta baja se colocará la zona principal de talleres, dispuesta en doble altura, junto con el archivo multimedia situado bajo la pasarela de la entreplanta. Precisamente este segundo nivel será multifuncional mediante el empleo de tabiques móviles para ser sala de exposiciones o salas multiusos y poder usarse de forma independiente al resto del edificio.