El barrio de la Chanca tenía una extensa playa que empezaba en la desembocadura de la antigua rambla de Maromeros (hoy Avenida del Mar). Desde aquel punto, la playa ocupaba la franja costera de la zona de San Roque y llegaba hasta los primeros acantilados del camino del Cañarete. Era conocida como playa de la Chanca, y estaba dividida a su vez en otras más pequeñas entre las que destacaba por su popularidad, la célebre playa de los Cuescos, junto a la escollera de Poniente.
Toda esta línea litoral era refugio de los pescadores del barrio, que tenían allí sus barcas de subsistencia ancladas sobre la arena y salían a faenar a diario en busca del sustento. Era una zona que estaba marcada por dos ramblas que de vez en cuando cambiaban el paisaje de la playa: A Levante, la mencionada rambla de Maromeros, que cada vez que caía una tormenta fuerte bajaba cargada desde el barranco del Caballar, sembrando el pánico en la población. A Poniente, una pequeña rambla o torrentera que descendía de forma vertiginosa por las pendientes del Hospicio Viejo, y que en días de grandes aguaceros también llevaba hasta la orilla de la playa todo lo que iba arrastrando en su camino.
La historia está sembrada de avenidas y de inundaciones en esta zona del litoral de la ciudad. Además de la tanta veces recordada del 11 de septiembre de 1891, fue muy señalada, por los perjuicios que causó en el paisaje, la riada del 21 de septiembre de 1929, cuando las dos ramblas de la Chanca salieron de barra a barra, causando desgracias humanas y ocultando bajo un manto de piedras, lodo y matorrales las playas del barrio.
Esta franja costera formaba un rincón de gran belleza, uno de esos parajes pintorescos que empezaron a desaparecer cuando en 1929 se redactó el primer proyecto de puerto pesquero que después tardaría cerca de treinta años en hacerse realidad. Antes de que empezaran las reformas, la vieja playa de la Chanca se colaba en la ciudad y de puntillas rozaba la carretera que iba hacia Málaga.
En los años treinta, la arena arañaba la vía del tren por donde transitaban los vagones cargados de piedras que venían desde las canteras para las obras de la escollera de Poniente. Allí mismo, sobre la arena de la playa, estuvo durante décadas el almacén de corchos y duelas de la fábrica de serrín del industrial Manuel Berjón y varias industrias conserveras que nacieron pegadas a la carretera y mirando al mar.
Las vistas desde la playa eran impresionantes: los muros de la Alcazaba y las cuevas de la Chanca al fondo, en todo lo alto; la majestuosa presencia de los acantilados del Cañarete con el castillo de San Telmo vigilando la costa; y acurrucado sobre un rellano del camino, como colgando sobre las rocas, el histórico edificio de la Venta Eritaña, célebre lugar de comidas y de juergas de la sociedad almeriense. Desde la carretera, el paisaje era también de una belleza espectacular, sobre todo a esas horas en la caída de la tarde cuando las pequeñas barcas de los marineros se echaban a faenar llenando el mar de pequeños puntos luminosos.
La playa de la Chanca fue refugio del barrio hasta que en los años cincuenta del siglo pasado se empezó a construir el puerto pesquero y lonja. La nueva lonja, construida por la Junta de Obras del Puerto, fue inaugurada en marzo de 1957, siendo presidente don Antonio Oliveros Ruiz. Fue una obra provisional, a la espera de que cuando estuviera terminado el puerto pesquero se pudiera levantar otra lonja más amplia y mucho más moderna. La que se abrió en aquella primavera de 1957, era una nave cubierta, grande y destartalada, con puertas rematadas por arcos, que permitía realizar las tareas mercantiles bajo un mayor control y con mayores comodidades.
Otro trozo de aquel litoral desapareció para siempre en 1955, con la construcción del primer edificio del Club de Mar. Poco a poco fueron pasando a la historia aquellas calas que marcaron la vida marinera del barrio durante siglos: Los Cuescos, la Arenica Blanca, las Olas, que todavía forman parte de la infancia de muchos vecinos del barrio que recuerdan cuando por el día de la Virgen del Carmen y en la fiesta del 18 de Julio, se pasaban el día disfrutando de su playa.
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