EL LUGARICO: Con Ramón, del kiosco Amalia al hotel Alfonso XIII

Los intereses de Almería están sólidamente representados en Sevilla por el consejero

Fernández-Pacheco y Giménez Alemán.
Fernández-Pacheco y Giménez Alemán. La Voz
Francisco Giménez-Alemán
20:10 • 19 nov. 2022

He desayunado con Ramón Fernández-Pacheco Monterreal, consejero de Medio Ambiente y Portavoz de la Junta de Andalucía, en los salones del Alfonso XIII y no he podido por menos que recordar otro desayuno que mantuvimos en 2018 en el kiosco Amalia, si no tan suntuoso como el hotel sevillano desde luego muy entrañable para los almerienses que hemos ido creciendo en el entorno de la Puerta de Purchena. En aquel café, hace cuatro años, Ramón era alcalde de Almería; en esta ocasión es consejero y portavoz en el Gobierno de Moreno Bonilla. No sé si andando el tiempo tendremos que desayunar en Madrid porque este aventajado almeriense de la política transversal haya sido llamado a más altos destinos.



Pues sí, claro: hemos hablado de Almería, nuestra pasión común. Y he comprobado su tranquilidad al haber dejado el Ayuntamiento en las buenas manos de María del Mar Vázquez Agüero que, por lo que veo a diario en los medios de comunicación, parece tener el don de la ubicuidad, a decir por la cantidad de reuniones, actos, comparecencias y compromisos oficiales que atiende. Es obligado que lo haga porque las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y la hoy Alcaldesa no tiene el nivel de conocimiento popular que se había ganado Ramón.



Recuerdo que cuando nos vimos hace cuatro años en el kiosco Amalia, el entonces primer edil de la ciudad me dijo algo que sigo teniendo en la memoria: “A mi me gustaría que el “Modelo Almería”, ese modelo lejos del subsidio, ese modelo de buscarse la vida, de invertir, de ser valiente, de emprender; ese modelo que siempre ha caracterizado a esta tierra, pues que se extendiese a toda Andalucía. Creo que somos un buen modelo a copiar”.



Y lo he recordado porque el consejero de Medio Ambiente me ha comentado que el presidente de la Junta y él mismo han viajado a Egipto para exponer en el marco de la cumbre del clima COP27, la estrategia andaluza de la economía azul que así mismo será presentada en las capitales andaluzas con costa y en Algeciras. Estaremos atentos a este nuevo modelo exportable de Fernández-Pacheco sobre la materia –la economía azul- de la que no habíamos oído hablar hasta que Moreno Bonilla anunció su Gobierno y el título de esta Consejería de resonancias poéticas, como escapada de un verso azul de Rubén Darío: Margarita está linda la mar…



Los intereses de Almería están sólidamente representados en Sevilla por el consejero de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Economía Azul y por Carmen Crespo, consejera de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, en la XII Legislatura de la Junta de Andalucía que se nos ha hecho cuarentona desde que asistimos a sus balbuceos en los primeros años ochenta. Poca gente en España daba entonces un duro porque la prosperidad y el desarrollo de esta región llegasen a donde ha llegado, pese a las carencias que todavía se padecen en tantas comarcas de la Comunidad Autónoma.



Llovía al estilo gallego (ese orvallo magistralmente descrito por Camilo J. Cela) cuando abandoné el gran hotel sevillano y creí adivinar una metáfora del tiempo después de tantos meses sin caer una sola gota. Verdaderamente vivimos en otra época. Ramón se iba a su despacho en la casa Sundheim, antigua residencia de una familia que ha perdido buena parte de su fortuna en la crisis de Abengoa, y que sede primero de la Comisaría de la Expo 92 y más tarde de la Junta, luce hoy en todo su esplendor al servicio de la Administración de Andalucía. Y en



días alternos despacha en el Palacio de San Telmo en su condición de Portavoz del Gobierno, el soberbio edificio de los Montpensier, también rescatado por la Junta cuando la Iglesia hispalense, con el cardenal Amigo Vallejo a la cabeza, vio imposible la continuidad del Seminario diocesano entre sus muros y acordó con José Rodríguez de la Borbolla ponerlo a disposición de la naciente Autonomía. De no haber sido por aquella valiente decisión, criticada por cierta intransigencia clericaloide, el Palacio de los Montpensier estaría hoy en ruinas al no haber podido el Arzobispado costear la impecable restauración a que fue sometido con cargo al Tesoro público.




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