Un gran panel fotográfico conecta rostros y nombres en los documentos del Grupo de Información de la Guardia Civil en Almería. Una suerte de clasificación jerárquica de relaciones y contactos entre ciudadanos argelinos, sirios y españoles. Imágenes nítidas de fichas policiales mezcladas con siluetas vacías.
En el centro del diagrama, unido por una línea de puntos al ‘Responsable de la franquicia de la organización en Argelia’, aparece la cara de un vecino de Campohermoso. Pelo negro y tupido, cortado a cazo y peinado hacía atrás. Se hace llamar Walid, tiene 25 años y reside legalmente en España.
Walid está acusado de participar en una red internacional de tráfico de migrantes desarticulada por la Guardia Civil entre octubre y noviembre en Almería, pero es también exponente de una nueva moda en la ruta argelina: la droga.
El 27 de julio de 2022, una conversación telefónica captada por Información reveló la voluntad de Walid de emanciparse. Quería montar su propia franquicia de tráfico de migrantes.
Walid: “Luego le llamaré y le preguntaré sobre cómo es eso de pedirme material y ahora dejármelo tirado”.
Salah: “Al menos que te hubiera llamado para decirte que lo consiguió por otro lado”.
Walid: “Hoy en día los hijos de puta son muchos. Yo me voy a desenvolver solo, que les follen a todos. Voy a trabajar por mi cuenta, solo. ¿Sabes qué, Salah?, En cuanto Dios me abra las puertas, te juro que me voy a comprar el material y lo soltaré desde aquí. Yo tengo a quien se encargue de cargar y mandarme a la plebe desde Orán. Los beneficios serán al 50 por ciento y trabajaré solo”.
La Guardia Civil le estaba investigando en el marco de la Operación Flixita, centrada en la estructura de una gran organización asentada en la provincia de Almería y responsable desde aquí del desembarco de decenas de pateras lanzadas desde el entorno de Orán.
Unos días antes, el 18 de julio, un pinchazo telefónico reveló que Walid tenía avanzado sus planes para operar en el Mar de Alborán. No era solo la voluntad de introducir migrantes, sino la posibilidad de explotar la ruta en sentido contrario para llevar drogas.
Walid: “Patrones hay una hartá. Patrones hay de sobra por aquí y yo tengo un amigo en Argelia que se encargaría de cargarte a la plebe. ¿Entiendes?”.
Amine: “Sí”.
Walid: “Él te carga la gente desde Argelia, les cobraría el dinero y te los manda. Y tú desde aquí lo mandas de vuelta para cargado de cosas”.
Amine: “Claro, se manda cargado de cosas. No lo vas a mandar vacío”.
Walid: “Claro, lo mandas desde aquí cargado y vuelve desde ahí cargado otra vez , y todo son beneficios”.
Y más adelante, en la conversación, Amine pregunta si hay “cosas buenas” y Walid le promete calidad en el producto.
Walid: “La hay en Madrid desde donde la puedes comprar más barata, 25 o 26...”.
Amine: “Polvo o piedra”
Walid: “Piedra, piedra”.
Amine: “Pues sí, iremos en momento en que tengamos nuestras cosas y contactos... y también compraremos un poco de caramelos”.
Según los informes de la Guardia Civil, este sistema de doble dirección en el tráfico ilegal solo se entiende desde la descripción de la ruta. Esto es, las mafias llevan tres años usando lanchas rápidas (generalmente gomas o de fibra) con motores muy potentes. Las pateras se compran en España y se ponen en el agua con dos pilotos profesionales cuya misión es alcanzar el entorno de Orán (localidades como Ain Turk, Mazalquivir o Arzew), cargar los migrantes y regresar a Cabo de Gata para desembarcar.
Pastillas La organización buscaba rentabilizar este movimiento llevando drogas a Argelia, donde sustancias como la cocaína o las pastillas son más difícil de encontrar.
La Guardia Civil cercó a las personas de confianza de Walid, a las que describió como un mismo grupo criminal. En los registros domiciliarios se le encontrarían poco después 62.000 pastillas con un logotipo de la popular serie española ‘La Casa de Papel’ (las pastillas tenían literalmente forma de máscara).
El 29 de noviembre del año pasado la Guardia Civil (colaboración del EDOA) halló dos bolsas de un kilo en una vivienda de la calle Almirante de Carboneras. La droga (“sustancia en polvo prensada de color naranja”) está valorada en casi 700.000 euros en el mercado clandestino y no sería la única descubierta en el marco de la Operación Flixita.
Aunque la droga se ha descrito como éxtasis, en realidad se trata de la llamada ‘pastilla K’, que apareció en Afganistán en 2016 y se ha extendido en Oriente Medio, como revela un informe de la United Nations Office on Drugs and Crime (Oficina de las Naciones Unidas contra las drogas).
En 2020 y 2021, la Policía Antinarcóticos de Kabul (Afganistán) ya encontró ‘pastillas K’ con la misma forma de La Casa de Papel que las decomisadas en Almería a finales de 2022 en el marco de la Operación Flixita. Su composición mayoritariamente corresponde a metanfetamina, cafeína, MDMA y heroína.
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