Rendir honor en minuto de silencio al torero Antonio Márquez, al decano de los de plata Virgilio Mora, al crítico Luis Criado y a la aficionada Lola del Quite de la Mariposa, en festejo taurino a plaza llena, es gloria eterna soñada y memoria obligada. En esta ocasión lo fue con el añadido de la excusa solidaria contra el cáncer con la colaboración del Centro de transfusiones, tejidos y células de Almería del SAS, el ayuntamiento y la Diputación. A todos ellos, los que colaboraron y a esas más de seis mil almas que estuvieron, felicitar como si puerta grande hubieran conquistado. Ya lo legó en pensamiento Luther King: “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”.
Esta vez a la casi a la taurina de las cinco se lidiaron de Fuente Ymbro con espléndida climatología cinco novillos de lustrosa hechura y un eral para el novillero en ciernes de la tierra. Todos llenaron de bravura el coso y de felicidad incontenible a la afición.
Abrió festejo el rejoneador Andy Cartagena ante un novillo de inicios de vista cruzada llamado Esternón. Poco a poco controló la embestida encelando sin continuidad finalizando con pinchazo y rejón de muerte entero siendo premiado con una oreja cariñosa.
Ferrera, en año marginal en contrataciones cuando antaño fue, que cosas, de abundancia, abrió ligero con capote de azul cielo Pérez Siquier. Puyazo con quite templado sin histrionismo. Se le pidió que luciera en garapullos y dijo que nones. Amargado de nombre el burel lo inició con muletazos más de expulsión que de reunión. Hizo callar a la banda para que tocara pieza solicitada al gusto. Y allá que se fue al bravo exigiendo lidia de trazo muy por abajo. Y cuando llegó esa guisa, con abandono y mando templado, la plaza hervió. Muchos fueron los intentos de estocada al paso con encuentro oyéndose pitidillos por tardía muerte.
Fandi se las vio con Rebueno. Se entendieron el granadino y el gaditano. El primero desplegando toda su capacidad de conexión y el segundo viniéndose arriba colaborando. Larga y entregada faena rubricada con estocada entera. Dos y rabo al son del coro popular ¡Fandi, Fandi, Fandi..! Incombustible e imprescindible.
Jesús Almería, reivindicándose año tras año, henchido de ilusión sin nada que demostrar a estas alturas vitales, se fue a porta gayola sin lograr centrar en capote a Escribiente que, después de puyazo, desarrolló fijeza y entrega. Pidió exigencia vendiendo cara su bravura que, pese a la firmeza del torero, su mando fue intermitente. De mejor recorrido por el izquierdo sin embargo a derechas buscaba tobillo. La estocada delantera contraria fue suficiente para la oreja. Cayó la segunda porque así lo quisieron muchos de los seis mil.
Cayetano inició sin apreturas y excesos en capote a Histérico que desarrolló clase, fijeza, recorrido, nobleza. Bravo por ambos pitones. Muy bravo. En muleta hubo ligazón y mano baja, variedad y entrega. Y el ganadero gesticuló querer llevárselo a San José del Valle. Y se lío la gorda solicitando indulto a esa bravura emocionante, única, desbordante. Muerte obligada por el palco que quedó en clamoroso moquero azul. Dos y rabo más al toro que al torero, que también. ¡Viva la tauromaquia!
Cerró el espigado virgitano Lupión. El eral Impositoro salió suelto de capa hasta que el novillero dijo aquí estoy yo para mandar. Espectacular cogida al inicio de muleta que puso en un ay a la plaza. Se recompuso poco a poco con dificultades. Otro de Gallardo con bravura a raudales. ¡Qué difícil ser torero! Otras dos a los sones de tarde para la historia.
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