Llegó a Almería el 24 de octubre de 1942. Vino en coche por la carretera de Málaga y fue recibido como un Dios en la bienvenida que las autoridades le dispensaron a su paso por Adra. Acompañado de las jerarquías de Adra, Berja y Almería el nuevo Gobernador civil de la provincia pasó revista a las milicias de Falange que le rendían homenaje.
Sus primeras palabras fueron para recordar el día en que “entristecido” tuvo que abandonar Berja para ocupar un cargo superior: “El corazón, que allí dejé con lo más caro de mis amores vuelvo a recogerlo en Almería”, explicó el nuevo Gobernador, vinculado sentimentalmente al pueblo de Berja, donde residía cuando se produjo el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. Allí y en aquellos primeros meses de batalla, perdió a su padre político y a tres cuñados, que fueron víctimas de la represión.
Nacido en la localidad sevillana de Lora del Río, el 12 de septiembre de 1897, Manuel García del Olmo estudió en la Universidad de Sevilla. Durante la guerra prestó importantes servicios a los sublevados y al terminar la contienda regresó a Berja como notario hasta que en junio de 1940 fue nombrado alcalde.
Permaneció al frente del Ayuntamiento virgitano hasta octubre de 1941, fecha en la que regresó a su tierra para ocupar un cargo mayor. Estuvo en Sevilla hasta que en el otoño de 1942 fue nombrado Gobernador civil de la provincia de Almería para cubrir la vacante que había dejado Rodrigo Vivar Téllez. Desde su toma de posesión, Manuel García del Olmo se mostró como un político firme, de profundos sentimientos religiosos, con un nivel cultural alto y una capacidad para la oratoria que le permitieron conseguir algunos logros importantes para la provincia en sus visitas a Madrid. Eran célebres los discursos de exaltación falangista que pronunciaba en sus frecuentes visitas a los pueblos. Una de sus preocupaciones fue la educación. Se encontró con una ciudad donde el analfabetismo alcanzaba cuotas tercermundistas, donde el absentismo infantil era generalizado, donde faltaban escuelas y donde los maestros recibían sueldos miserables con los que malvivían. Consiguió que se habilitaran varias escuelas por los barrios y logró el dinero que necesitaba para conceder préstamos a los maestros que pudieran acreditar que estaban pasando necesidades.
Entre los objetivos que se marcó desde su llegada al cargo destacaron los de carácter social. Proyectó gran parte de sus fuerzas en tratar de recuperar a una ciudad y a una provincia que habían quedado muy dañadas durante los tres años de contienda. Fue tarea del Gobernador civil las largas e intensas gestiones que mantuvo con las principales autoridades de Falange para conseguir que Franco firmará el decreto de adopción de carácter extraordinario de la ciudad de Almería. El miércoles, 3 de marzo de 1943, se conoció la noticia en la ciudad: “El Caudillo adopta Almería”, y el Gobernador, para celebrarlo, ordenó declarar festivo el día siguiente. Sabía que esta decisión impulsaría las medidas más urgentes para afrontar problemas tan graves como la escasez de viviendas que entonces existía y el de la pobreza tercermundista que padecían cientos de familias que vivían en condiciones infrahumanas en las cuevas de los suburbios. En su primera comparecencia tras la adopción, Manuel García del Olmo anunció que las Cuevas de Marín, del Hoyo de los Coheteros, de las Tres Marías, de la Fuentecica, de la Rambla de Belén, de la Chanca, de San Joaquín, del camino de Enix, serían sustituidas por viviendas sanas y dignas.
Uno de los días que el Gobernador civil consideraba como de los más felices que había vivido en Almería fue cuando entregó las primeras viviendas sociales de la barriada de Regiones, junto a la Carretera de Ronda, en noviembre de 1944. También tenía marcada en su calendario sentimental la fecha del 1 de diciembre de 1944, el día que se inauguró y se bendijo el Preventorio Infantil Antituberculoso del Niño Jesús. Aquella tarde, ante las autoridades presentes, le dijo al Ministro de la Gobernación: “Os ruego que en nombre de Almería aceptéis y protejáis el Preventorio Infantil; en él puse todo mi corazón”.
En octubre de 1945, Manuel García del Olmo fue nombrado Gobernador civil de Málaga. Era un ascenso que confirmaba que su labor en Almería no había pasado desapercibida.
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