Los años de Jesús Ruiz Esteban

En 1969 creó el llamado Instituto de Nuevas Profesiones relacionado con el turismo

Jesús Ruiz Esteban en la presentación de su libro de entrevistas ‘Estos almerienses’, en el año 1974.
Jesús Ruiz Esteban en la presentación de su libro de entrevistas ‘Estos almerienses’, en el año 1974.
Eduardo de Vicente
22:30 • 15 jun. 2023

Jesús Ruiz Esteban (1938-2006) era, por encima de todo, un creador. Tenía imaginación suficiente para volver a crear el mundo pero se tuvo que conformar con darle su toque personal al mundo que ya estaba hecho. Trató de vivir a su manera, trazando nuevos caminos para intentar salir de la monotonía emocional y cultural y consiguió ser diferente.



Ya lo era cuando en la época de estudiante se embarcó en la aventura de hacer dos carreras, la de Filosofía y Letras en Sevilla y la de Derecho en Granada, aunque su gran vocación fueron siempre las letras. Jesús Ruiz Esteban destacó desde joven como orador, convirtiéndose en uno de los conferenciantes de lujo de la ciudad y en un animador incansable de la tertulia indaliana. Se codeó con los grandes artistas locales de su tiempo y mostró una inclinación natural hacia la literatura, llegando a publicar varios libros, entre ellos el titulado ‘De Huelgo a Palomares’, que dedicó apasadionadamente al río Almanzora, apoyado en las ilustraciones de Perceval y Pérez Siquier.



Sus escarceos con la poesía fueron constantes, aunque a veces se mostrababa hastiado por no encontrar las palabras nuevas que él hubiera deseado. “Toda la gama de la paleta del lenguaje ya la han dicho los demás”, decía, pero cuando se animaba seguía buceando en los fondos de su imaginación buscando siempre esos nuevos senderos que lo apartaran del rebaño: las palabras no dichas, los adjetivos no estrenados, los conceptos ‘inalumbrados’ que solo le pertenecían a él. En ese afán de descubrimiento se atrevió a componer un poema con palabras recién nacidas que solo tenían significado en su cabeza.



Su estreno literario llegó en 1962, con el libro ‘Víspera de mañana’ y alcanzó su cenit con la publicación de un libro de entrevistas a personajes destacados de la sociedad almeriense que vio la luz en 1974. En ‘Estos almerienses’, Ruiz Esteban reunió a ilustres nombres de la ciudad como José María Artero, Ángel Berenguel, Enrique Martínez Leiva, Richoli, Capuleto, Manuel del Águila o Jesús de Perceval, entre otros. Además de la manera tan peculiar que tenía de hacer las entrevistas, que solo le pertenecía a él, este libro tuvo la virtud de contar con la colaboración del fotógrafo Carlos Pérez Siquier, que fue retratando uno a uno a cada personaje. “Hay mucha gente que quiere ser sincera. Pocos lo consiguen. A veces, no tan solo es culpa de ellos. El hombre deja sus dudas detrás de su sombra, y comienza a trabajar para los demás. Un paso, una derrota. Dos pasos, un intento. Tres pasos, una posibilidad”, dejó escrito en las páginas del libro.



De su vida contaba que había nacido en Pulpi y que al trasladarse con su familia a Córdoba, unos años después, cursó allí sus estudios de Bachillerato. Desde su juventud estuvo vinculado políticamente al Frente de Juventudes, llegando a desempeñar el cargo de Delegado Provincial de Cultura allá por los primeros años sesenta. Ejerció la abogacía, fue directivo del Automóvil Club y en el verano de 1969 puso en marcha el llamado Instituto de Nuevas Profesiones, una aventura empresarial que tuvo una vida muy corta. La idea de Ruiz Esteban al crear el instituto era aprovechar la necesidad que tenía Almería de incorporarse definitivamente al tren del turismo como motor de su economía, para poner en marcha un centro educativo donde se impartieran disciplinas relacionados con el turismo. El instituto INCA, como así se llamó oficialmente, comenzó a caminar en octubre de 1969 con dos cursos de azafatas, tres cursos de secretariado internacional y tres cursos de turismo con su reválida correspondiente.



Su vida profesional se llenaba con sus inquietudes empresariales y su carrera de abogado, mientras su intimidad buscaba otros senderos en el mundo del arte. Aunque hizo sus escarceos en la pintura, donde más cómodo se sintió siempre fue en el universo literario. Era un placer escucharlo cuando daba una conferencia y un privilegio poder oir en su voz alguno de los poemas que a veces escribía solo para él.



Su amigo, el abogado y escritor Fausto Romero, contaba que Jesús Ruiz Esteban y él eran depositarios de la autografía manuscrita de Luis el de los perros, una joya que nunca llegó a ver la luz.




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